Por: Joaquín Hernández
CUADERNO DE BITÁCORA
Para los judíos el “yetzer hara” es un concepto fundamental en su tradición que se refiere a la inclinación o tendencia hacia el mal dentro de cada ser humano. El yetzer hara se traduce como “inclinación al mal” o “impulso maligno”.
Para los islamistas, Iblis es un personaje importante en el Corán, considerado como el líder de los demonios y el tentador de la humanidad. Según el Corán, Iblis se negó a postrarse ante Adán cuando Dios se lo ordenó, argumentando que era superior a los humanos debido a su creación a partir del fuego.
Para los cristianos se considera a Satanás como un ángel caído que fue expulsado del cielo por su orgullo y deseo de poder. La Biblia describe su papel como tentador y adversario de Dios y los humanos, Satanás simboliza la maldad, la crueldad, y el odio desmedido al ser humano
Aunque algunos filósofos y pensadores, como Voltaire, han cuestionado la existencia de Satanás y la consideran una herramienta de control utilizada por la Iglesia, no cabe la menor duda que el maligno, llámese como se llame en las distintas religiones del mundo, existe y tenemos ejemplo de su existencia en la historia de la humanidad.
El Yetzer Hara, el Iblis, o Satanás, se manifiestan en personas que se hacen pasar por representantes de Dios, pero en realidad enseñan doctrinas contrarias a la fe y desvían a la gente de la verdad. Estos falsos profetas pueden realizar milagros y señales para engañar a las personas.
Lideres políticos estos individuos que utilizan su influencia para fomentar el odio, declarar guerras, genocidios, holocaustos, invasiones, muerte y maldad por todos los rincones del planeta.
En este sentido, personajes recientes como Netanyahu, Putin, Donald Trump personifican al Yetzer Hara judío, al Iblis islámico o el Satanás del cristianismo.
Las nubes de guerra están instaladas en todo el planeta. En la actualidad son más de 30 los países en guerra, mientras que los “niños soldados” que participan en las mismas se estiman en más de 450.000 y que forman parte de los “ejércitos” de menores de 16 años que son reclutados forzosamente en conflictos armados, principalmente en África
Afganistán, Argelia, Birmania, Chad, Colombia, Etiopía, Filipinas, India, Irak, Israel y Palestina, Nigeria, Pakistán, República Centroafricana, República del Congo, Rusia, Somalia, Siria, Sri Lanka, Sudan, Tailandia, Uganda y Yemen forman parte del club del horror donde no parece importar los muertos por gas sarín, gases asfixiantes, gases vesicantes como el gas mostaza denominado rey de los gases. Su inhalación produce efectos asfixiantes y el contacto con la piel ampollas, en los ojos ceguera. Es absorbido a través de la piel, por ello las máscaras antigás no son una protección suficiente al mismo.
No importa el nombre como llamemos al mal, pero sí está claro que existe y habita entre los humanos con toda crueldad.
Tampoco hay forma de combatirlo, no existe poder humano ni exorcismo que pueda eliminarlo, cuando se manifiesta lo hace con toda su fuerza, no le importa nada ni nadie solo sembrar su destrucción es su objetivo y solo cuando su sed de maldad infinita consigue sembrar el terror, el desasosiego, la incertidumbre acabas rendido a sus pies y llega la parca, es cuando termina su mal.
Tiene muchas maneras de actuar, a través de la tentación, que es una fuerza interna que nos mueve a odiar. Esto puede manifestarse en nuestras pasiones desbordadas, como la ira, la pereza o la desobediencia.
La presencia de un espíritu o demonio en la vida de una persona, es más normal de lo que creemos, la prueba la tenemos todos los días en el Congreso de los Diputados, no es baladí el rechazo continuo del PP y Vox a las propuestas de leyes que suponen un avance en los derechos fundamentales de los seres humanos o la negación y justificación de actos de barbarie donde se evidencia la falta de empatía con el sufrimiento de la gente.
El mal existe y nos pide su voto cada 4 años.