Por Joaquín Hernández
CUADERNO DE BITÁCORA
Antes de continuar esta columna quiero aclarar que conozco a hijos de señoras prostitutas, también llamadas putas, que son verdaderos, leales, trabajadores y gente buena de los de verdad. Porque tampoco llamar peyorativamente a una persona “hijo de puta” no, es más, según la RAE, que decirle que es una mala persona. Tampoco entiendo a la academia española porque podía decir lo mismo sin mencionar a las trabajadoras del oficio más antiguo del mundo.
Desde el Genesis existen los hijos de puta, podemos decir que el primer hijo de puta fue mujer. Eva, comiendo la manzana prohibida se convirtió en la primera mujer hija de puta, luego fue Adán, al que convenció para dar el segundo bocado a tan jugosa fruta. Luego le siguió Caín que mató a su hermano Abel, y que decir de Atila, el rey de los hunos, que por donde pisaba su caballo no creería jamás la hierba, o de Calígula o Nerón, Herodes que asesino a miles de bebes para impedir el nacimiento del Mesías, o Poncio Pilatos que crucifico a Jesucristo. Y más recientes al General Primo de Rivera que en su dictadura mando asesinar a miles de obreros que se manifestaban en Asturias por un salario mejor. Stalin un asesino psicópata que eliminó a sus enemigos fusilándolos y enviándolos al gulag de Siberia, Mussolini, Hitler, Franklin Delano Roosevelt presidente de EEUU que ordenó lanzar la primera bomba atómica sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 o Lindón B. Jonhson promotor del asesinato de JFK y de la guerra de Vietnam, la historia del planeta está llena de hijos de puta.
Pero vayamos al meollo del asunto. La pregunta que hago a todos mis lectores/as, tiene mucho que ver con la maldad que nos rodea, porque si ser mala persona es ser un hijo de puta tendremos que pensar que el mundo está lleno de hijos de puta en sus distintas escalas.
Verán yo, el que les escribe esta chorrada, creo que los hijos de puta no nacen, se hacen. O sea, no viene de genes ser un hijo de puta, la cosa se va aprendiendo desde la cuna, y con el paso del tiempo se convierte en toda una profesión, claro que como toda profesión tiene su escalafón, los hay hijos de puta de primera, segunda y tercera clase, luego los hay hijos de la gran puta y finalmente hijos de la grandísima puta.
Si ahora mismo dan una mirada a su alrededor, me apuesto lo que quieran que se dirán para adentro: “ese o esa es un hijo o hija de puta” y no precisamente porque lo conozca y hayan sido victima de alguna de sus putadas, simplemente porque lo llevan grabado en su rostro, en su mirada fría, y sobre todo porque los grandes y grandísimos hijos de puta todos tienen dinero, un pastón que jode hasta saberlo.
El hijo de puta no nace, se hace, y los podrá encontrar, sobre todo en el mundo de la política, en el sector empresarial, en la banca, en las financieras, en la medicina y sanidad privada, en la cultura y hasta en la educación básica y universitaria.
¿Por qué creen ustedes que sigue y seguirá existiendo la pobreza en el mundo, las 38 guerras que existen, incluyendo la invasión rusa a Ucrania y el genocidio palestino en Gaza? Porque el mundo está dominado por grandísimos hijos de la grandísima puta.
¿Por qué creen ustedes que Israel masacra a los gazaties intentando exterminarlos con el mayor genocidio del siglo XXI? Porque cuenta con el apoyo del presidente de la A.U.G.H.P. (Asociación Universal de Grandísimos Hijos de Puta) Donald Trump y de la que Satanás es presidente de honor.
Netanyahu, Putin, Xi Jinping, Kim Jong Un, Maduro, Milei. A nivel local son incontables, por ejemplo, tenemos a los asesinos terroristas de la extinta ETA, Abascal, Feijóo que con sus putadas joden el avance de la sociedad en cuanto a políticas solidarias me refiero y un largo etcétera.
Muchos son y sería imposible relacionarlos a todos, pero, háganse un favor; a la primera de cambio, en cuanto observen un atisbo, por pequeño que fuera de una putadita, aunque sea “piadosa”, corten el rollo y seguro a corto, medio o largo plazo me darán las gracias.
Lo peor del tema es que no se está investigando en el tratamiento eficaz contra esta pandemia no existen vacunas ni se las espera.
Si creen en Dios pues que nos ampare a todos y si no creen les recomiendo comprar una pulserita de esas de los 7 nudos que creo que ahuyenta el mal de ojo y, alguien que la lleva en la mano izquierda, me ha comentado que también a los hijos de puta, digamos que es como el ajo para los vampiros, pues igual.