Por: Joaquín Hernández
CUADERNO DE BITÁCORA
Porque verán ustedes, el problema de la vivienda tiene solución, no es fácil, pero se puede arreglar en un par de años, solo se trata de dinero y voluntad política.
El del desempleo ídem de lo mismo, se va arreglando más bien que mal. Al igual que la política económica o la propia corrupción son asuntos que se arreglan con claridad de ideas y contundencia carcelaria.
Pero el problema de los españoles diría que el más importante es la epidemia que padecemos: La salud mental.
Empezó siendo enfermedad de unos pocos y acaba en epidemia nacional de difícil solución por lo inaccesible a su tratamiento si tenemos en cuenta que en la seguridad social española solo tenemos 0,55 psicólogos, de manera que tocamos a “medio psicólogo” por cada mil habitantes.
Si tenemos en cuenta que en nuestro país 106.7 personas de cada 1.000 padecen trastornos depresivos y 71.9 de ansiedad, a menos que se costeen el tratamiento en clínicas privadas y con psiquiatras o psicólogos y tratamiento adecuado, lo más seguro es que sigan produciéndose suicidios motivados por la enfermedad mental más peligrosa; la depresión.
Durante el años 2024 se produjeron 4.206 muertes por suicidio y se prevé que esta cifra aumente al doble en el presente ejercicio.
La ansiedad vital seguida de la depresión es la causa que produce más muertes, más que la carretera, el corazón y el cáncer.
El terrible drama que sobrellevan estos enfermos que saben de antemano que no tendrán tratamiento adecuado, junto con la desesperación de los familiares, también victimas de la desidia de la sanidad pública, es el desencadenante de la tragedia y que parece ser que la muerte es la única salvación para todos, el suicidio es la solución.
Pipi Estrada, periodista famoso del deporte, hablaba el otro día en un programa de deportes de gran audiencia, del caso de Ricky Rubio y sus declaraciones a Jordi Evole y de su tragedia particular que vive con su expareja y madre de su hija Miriam Sánchez que lleva años con problemas de salud mental: “Se puede ir a una paraolimpiada con falta de dos brazos o dos piernas, pero sin salud mental no puedes” “En los malos momentos como este de Ricky, Morata y muchos más, tomas consciencia de cuando lo tienes cerca. Y lo tengo cerca de una persona brillante, inteligente, que para mí ha sido muy importante en mi vida que es la madre de mi hija. Una mujer que deslumbraba física, mentalmente y, sin embargo, ha caído. Ha caído”, lamentó ante la atenta mirada de sus compañeros.
Ricky Rubio, famoso jugador de baloncesto a nivel mundial, ha confesado públicamente que tuvo deseos de suicidarse debido a su deficiencia mental, acabó en un sillón de su casa sin querer salir, sin querer saber de nada ni de nadie, se estaba convirtiendo en un vegetal humano, hasta que poco a poco, muy lentamente fue abriendo los ojos a la realidad en que se fundamentaba su vida, decidiendo abandonar el baloncesto profesional, sus declaraciones han vuelto a poner en portadas de revistas y telediarios la terrible realidad en la que viven millones de españoles con menos suerte y sin poder costearse un tratamiento adecuado, condenados al suicidio.
Cuando el presente se convierte en un dolor interminable y la persona va entrando como en un ensimismamiento, percibiendo menos y menos de su entorno. Viene la desesperanza, pierde el balance, entra en un presente amargo y en un futuro sin ilusión. La persona se va adormeciendo, eventualmente deja de buscar ayuda y entra en el trance suicida y el suicidio se convierte en la única esperanza o solución para terminar con el dolor.
En este trance no hay esperanza, nadie puede ayudar, no hay sentido del humor, paciencia o perspectiva. El dolor es tan grande, que la única manera de sobrellevarlo o soportarlo, es no sintiéndolo. El sistema emocional, físico y mental, “se apagan”, y la persona queda viviendo en un cuerpo vacío por dentro, como en una caparazón. En otras palabras, lo que pasa con el suicidio, es que el dolor es mayor que los recursos o herramientas para manejarlo.
Es penoso contemplar que solo se hace patente en la sociedad el drama de la salud mental cuando son los famosos los que la padecen, mientras tanto escondemos nuestras miserias bajo la manta del silencio.
En la actualidad los tratamientos psicológicos o psiquiátricos se hacen cada día más necesarios, millones de ciudadanos, trabajadores, pequeños y medianos empresarios, autónomos, necesitan esa terapia urgentemente.
Mientras esto ocurre a nuestro alrededor, nuestra “casta política” está enfrascada en una guerra por el poder, en el fondo y al principio el bienestar de nuestra salud les importa una puñetera mierda. Acordémonos de tanta cabronada en las urnas.