Por Joaquín Hernández
En mi época de director, guionista y presentador del programa de Rne en Canarias que titulé: “Canarias Horizonte 93”, tuve la oportunidad del visitar en algunas ocasiones, más de las que hubiera querido, el Parlamento sito en la tinerfeña calle de Teobaldo Power, y alguna que otra vez tuve que soportar el tedioso debate sobre el “Estado de la nación Canaria”, verdadero bodrio donde los haya.
Siempre me he hecho la misma pregunta ¿Para qué sirve el Parlamento de Canarias? y la respuesta sigue siendo igual, para nada excepto para servir de gran chiringuito donde están 70 personas viviendo a lo grande a costa del erario de los canarios.
Si tenemos en cuenta la clasificación sobre el portal de transparencia de los Parlamentos Autonómicos de Transparency Internacional España, veremos que el Parlamento Canario ocupa la 10ª posición entre las 17 Comunidades Autónomas. Obtenemos un 71,88 sobre una puntuación de 0 a 100, siendo la menos transparente La Rioja con una puntuación de 46,88. O sea nuestros parlamentarios son tan “transparentes” como unas gafas de sol para después de una operación de cataratas, se ve, pero muy oscuro.
Esto no nos debería extrañar y de hecho esta noticia le importa cuatro cojones de mono de borneo al escabeche al personal isleño que de los parlamentarios tiene una pobre opinión y desde luego cuesta creer que esos individuos, bien trajeados ellos y emperifolladas ellas, nos puedes servir para algo, mentes preclaras donde descansan los destinos de nuestro pueblo, y así nos va, rodando cuesta abajo, de puto culo y sin frenos.
A la mayoría de estos representantes del pueblo se les conoce como “patitos criollos” (dícese de la persona que a cada paso que da va dejando una cagada) Normalmente van con la cabeza bien alta, como si estuvieran pensando como trazar las “líneas maestras de nuestra política” y créanme que, de eso nada de nada, seguramente van pensando en el restaurante de turno y si la currita del departamento de “relaciones exteriores” del partido habrá llamado reservando mesa.
Casi todos compiten por tener el reloj más caro y ostentoso, zapatos y trajes de marca, bolsos de diseño para ellas. Algunos de estos “patitos criollos” no tienen siquiera el bachillerato y más de uno con carreras universitarias sin terminar. Afiliados a su partido político muy jóvenes, no tienen pajolera idea de lo que significa currar, ganarse el sueldo fuera de la protección de su partido, en definitiva, estos advenedizos no tienen miedo a la cola del paro. Disponen de dietas, coches oficiales, se reparten entre ellos las “comisiones de investigación” (¡¡Menuda bicoca!!) Los viajes institucionales al extranjero, hoteles de lujo y prepotencia sobrada que pagamos todos los contribuyentes.
No es de extrañar que lo primero que hicieron en la sesión inaugural de la temporada otoño-invierno 2024 que, al margen de sus sueldos, los 70 miembros del Parlamento de Canarias multiplicaran las dietas que cobran por asistir a reuniones y convocatorias: pasando de ingresar un promedio de 904 euros mensuales para cada uno en septiembre de 2023 a 2.088 euros en septiembre de 2024, un 131 % más interanual.
Las cantidades que perciben en dietas (que oficialmente llaman indemnizaciones), son muy variables y dependen de factores como el número de reuniones a las que asisten los parlamentarios, su isla de residencia o su posición en la jerarquía de la cámara o dentro de los grupos políticos.
Pero en conjunto el Parlamento de Canarias ha pasado de gastar en dietas 63.282 euros en septiembre de 2023 a 146.154 un año después. Los sueldos de los diputados rasos prorrateados se sitúan en 4.730 euros, a los que ahora pueden sumar unas indemnizaciones más generosas. O sea una media de unos 6.500 euros netos al mes es lo que nos cuesta este club privado.
Nunca se ponen de acuerdo para nada excepto para aumentarse el sueldo. En ese sentido no hay discrepancias ideológicas. ¡¡Se lo montan de carajo!! Por ejemplo, el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 años de curro honrado de un ciudadano de “a pie”. Si llegas a ministro o consejero el “choyo” se triplica; cuando dejan su cargo cobran solidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo cobradas completas y sin hacer cola en las ventanillas del INEM.
Los parlamentos sirven para plantear las exigencias de la nación, de la comunidad, discutir sus problemas, aprobar leyes que beneficien a la gran mayoría del pueblo, controlar la labor del gobierno. Todo ello sin tapujos, disimulos ni secretos. Con una publicidad total y rabiosa, resumida en la frase clásica de luz y taquígrafos. Es lamentable tener que reconocer que el pueblo canario, los honestos ciudadanos de a pie, la masa popular y las clases medias se sienten enteramente desvinculados de sus diputados. Más todavía: muestran una total indiferencia hacia ellos, en definitiva. A tal indiferencia los han llevado quienes carente de toda categoría política o agarrotados por las exigencias de la disciplina de partido, han convertido el Parlamento de Canarias en una especie de club privado.