César Rodríguez Placeres. / DA
Estos y otros méritos han llevado al Centro de la Cultura Popular Canaria (CCPC) a obtener el Premio Canarias de Cultura Popular 2025, una de las tres modalidades convocadas en esta ocasión, junto a la de Literatura, que ha recaído en el escritor grancanario Juan Jesús Armas Marcelo, y la de Deportes, que ha distinguido a la nadadora tinerfeña Michelle Alonso Morales. Con César Rodríguez Placeres, uno de los principales impulsores del CCPC, entidad a la que la Fundación DIARIO DE AVISOS otorgó en 2022 uno de sus Premios Taburiente, conversó este periódico.
-¿Cómo recibieron la noticia del Premio Canarias para el CCPC. ¿Qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza?
“Me llamó el presidente del Gobierno regional, Fernando Clavijo, y en ese momento pensé que su llamada se debía a una reunión que le habíamos pedido para hablar sobre el centro y sus proyectos. En ese sentido, nos cogió de sorpresa. No obstante, también sabíamos que este premio iba a llegar tarde o temprano, por la labor que ha desarrollado durante tantos años el Centro de la Cultura Popular Canaria gracias al trabajo de centenares de personas que en algún momento han sido partícipes de este proyecto”.
-Un premio de carácter regional que en su propio nombre lleva implícito el del CCPC.
“Cuando se instauraron los galardones, el Premio Canarias en la modalidad de Cultura Popular no existía. Fuimos de los que reclamaron que se incluyese esa categoría. Recuerdo que uno de los miembros del jurado, el escritor Juan-Manuel García Ramos, propuso entonces que se le concediera en su primera edición, la de 1997, al CCPC. Nosotros, en cambio, dijimos que creíamos que la entidad más significativa para recibirlo esa primera vez era Los Sabandeños, que desde el Archipiélago desarrolla una labor reconocida en todo el mundo dentro de la música tradicional. Y así fue. Luego fueron pasando los años y el premio no nos lo han concedido hasta ahora, por lo que estamos muy contentos, como no podía ser de otra manera”.
-¿Qué llevó a alguien como usted, interesado en la química y la física, materias de las que fue catedrático en la Universidad de La Laguna, a impulsar un proyecto como el CCPC?
“La inquietud por la cultura tradicional, la que nace del pueblo, y el deseo de apoyarla y contribuir a difundirla para que no se perdiese. Pero yo no soy el creador único del Centro de la Cultura Popular Canaria, ni fue solo idea mía crearlo. Cuando nos citamos por primera vez para constituirlo -aún recuerdo la dirección de la casa de La Laguna en la que nos reuníamos, Manuel de Ossuna, 29, 2º, 2-, lo que teníamos en común todas esas personas, que procedíamos de la universidad y de otros muchos colectivos e iniciativas, era nuestro interés por mostrar la cultura popular en todos lados. De aquella época, recuerdo, por ejemplo, el homenaje a la familia de Los Verga que se celebró en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna”.
-Una cultura popular que adolecía de muchas carencias.
“Sí, por eso nos movíamos sobre todo por los barrios, promocionándola desde distintos frentes. Ahí estaban también Mari Carmen Mulet y Añoranza; Elfidio Alonso y Los Sabandeños, Paco Osorio… Y muchísimas otras personas que, como digo, reivindicaban ya entonces la cultura popular, la defendían y la divulgaban. De manera que el Centro de la Cultura Popular Canaria no fue solo idea mía. Estos días me está felicitando mucha gente por el Premio Canarias, pero yo siempre digo que en realidad es un reconocimiento hacia muchas otras personas. Es un premio de todos los que han colaborado y colaboran hoy con el CCPC”.
“Un problema de los inicios era que abundaba el analfabetismo cultural en las instituciones”
-En apenas dos años, en 2027, el Centro de la Cultura Popular Canaria cumplirá medio siglo. ¿Qué papel considera que ha desempeñado y desempeña en la sociedad de las Islas?
“El proyecto ha representado desde un principio un papel muy significativo. Por ejemplo, cuando empezamos prácticamente no existían los ciclos culturales en los barrios de Tenerife y logramos organizarlos en más de un centenar. Fue una actividad muy importante y, sobre todo, necesaria en aquella época. En buena medida, a partir de ahí no hubo fiesta en cualquier municipio que no conllevase la celebración de una semana cultural u otra iniciativa parecida. Comenzamos a trabajar en todas las islas, apoyando a la cultura y generándola, colaborando con múltiples colectivos que compartían esta misma inquietud e incluso propiciando la creación de otros”.
-Porque toda esa labor comenzó en los barrios.
“Sí, desde un principio entendimos que la cultura había que potenciarla allí, más allá de los centros urbanos que, mejor o peor, estaban atendidos por las administraciones públicas. Por ejemplo, siempre hemos tenido mucha relación con el barrio de San Bartolomé de Geneto, en La Laguna. Contribuimos a la actividad sociocultural que se llevaba a cabo en esa zona, como la de la propia Agrupación Folclórica Princesa Iraya. De esa época me acuerdo, qué se yo, de los ciclos de proyecciones que hacíamos en el desaparecido cine Dácil, también en La Laguna. Esa actividad al principio era más pequeña, como es lógico, por los recursos que teníamos y las dificultades que se nos presentaban. Una vez acudimos a Afur, en Anaga, y tuvimos que ingeniárnoslas porque no contábamos ni con energía eléctrica. Llegar a esas zonas resultaba entonces muy complicado, porque carecían de infraestructuras básicas, como unos accesos en condiciones. Hacíamos ciclos culturales en La Laguna, más de una veintena, y en Santa Cruz, algo menos, hasta que poco a poco logramos ir ampliando nuestra actividad por el resto de Tenerife y también fuera de la Isla”.
-¿Qué papel desempeñaban entonces las administraciones públicas en esa dinamización?
“Uno de los grandes problemas consistía en que abundaba el analfabetismo cultural en las propias instituciones públicas. Muchas personas pertenecientes en aquel momento a administraciones canarias muy significadas no conocían ni siquiera a grupos como Taburiente, que estaba entonces intentando sobrevivir en la Península cuando ya era uno de los referentes de la música popular en todo el Estado. La ignorancia era terrible. Y no es una crítica, sino la realidad en la que vivíamos”.
-El Centro de la Cultura Popular Canaria a menudo ha resultado incómodo para la clase política dirigente y su continuidad no ha sido sencilla. ¿A qué achaca esos recelos que ha sufrido en algunos momentos?
“No, no ha sido fácil. Desde siempre hemos llevado a cabo una actividad cultural y social muy importante de manera independiente, y eso le chocaba a mucha de la gente que ocupaba el poder. Nunca nos prestamos a que la cultura fuera utilizada por interés político, sino que hacíamos lo que queríamos y lo que sentíamos que era nuestro deber. Y al que le gustase, bien, y al que no, pues qué le íbamos a hacer”.
-La música, a través de conciertos y por medio de la grabación discográfica, ha sido uno de los ejes principales sobre los que ha girado la actividad del CCPC.
“Sin duda. Desde el comienzo respaldamos proyectos como los de Taller Canario, Mestisay, Los Viejos, Marisa, el Ballet Popular de Canarias… Y también impulsamos sus grabaciones, como también las de Totoyo Millares, Los Sabandeños, Valentina la de Sabinosa, Marina y Calaya Rodríguez, Ico Arrocha, Mari Carmen Mulet… La lista es casi interminable. Como también lo es la de giras y conciertos que hemos podido organizar. Silvio Rodríguez y Pablo Milanés habían actuado en Canarias por separado, pero nosotros los juntamos. También traímos a las Islas a Mercedes Sosa, Quilapayún, Joan Manuel Serrat, Atahualpa Yupanqui, Víctor Manuel, Ana Belén, José Antonio Labordeta, Milladoiro, Los Panchos, Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina, Carlos Varela, Luis Pastor…”.
-Con la perspectiva que le da todo este tiempo, ¿considera que la cultura popular del Archipiélago está hoy protegida o queda mucho por hacer en este ámbito?
“Manuel Lorenzo Perera, Premio Canarias de Cultura Popular en 2022, dice que las manifestaciones de la cultura tradicional canaria son de las más ricas del mundo, y él no habla en vano. Hubo un tiempo en el que, por ejemplo, surgieron muchos colectivos folclóricos, de manera espontánea, por iniciativa propia, que luego se convirtieron en referentes de la música tradicional del Archipiélago. Ese reconocimiento lo recibían también fuera de las Islas. El CCPC colaboró en sus recorridos por la Península. Ahora, sin embargo, ya no hay tantos de esos colectivos. La cultura popular canaria está en estos momentos bastante abandonada por parte de las instituciones públicas, aunque antes, como decía, también se daba la ignorancia entre representantes de entidades muy significadas. Sin embargo, era más sencillo acercarte a ellos y presentarles cualquier proyecto. Como los que consistían en llevar la cultura de las Islas al exterior, a todos esos lugares en los que la huella canaria está presente”.
“La cultura popular es la que creamos entre todos, por eso siempre va más allá de cualquier concepción elitista”
-Editorial, sello discográfico, emisora de radio, espacio cultural… Si tuviera que explicarle a alguien que lo desconozca qué es el CCPC, ¿cómo lo definiría?
“Le diría que es una entidad comprometida con la cultura popular del Archipiélago. Y la definición de cultura popular que empleamos es la siguiente: representación de aquellas actividades que han surgido de la propia realidad del pueblo, expresan sus intereses y se enmarcan en el proceso de construcción de su futuro. Todo esto se traduce en las miles de actividades que hemos venido organizando, en el ámbito de la música y la danza, en el del teatro, el cine, los deportes autóctonos, la literatura, la comunicación… El pueblo somos todos y la cultura popular es la que creamos entre todos, y va mucho más allá de cualquier concepción elitista”.
-¿Qué echa de menos y en qué hemos mejorado con respecto a 1977 en todo lo relacionado con la cultura popular?
“Sin lugar a dudas, ha habido una evolución si comparamos todo lo logrado con lo que existía cuando el CCPC echó a andar. Pero también es cierto que toda esa dinamización y todas esas inquietudes por conocer las manifestaciones culturales de nuestra tierra alcanzó en su día un nivel que, lamentablemente, ha ido descendiendo con el paso de los años. Por un lado observo, por ejemplo, que en gran parte de las nuevas generaciones existe un desconocimiento y hasta cierto despiste por todo ese legado con el que contamos. Aunque no hay que generalizar, por supuesto, también hay destacadas excepciones. Por otra parte, también contemplo que, en gran medida, se ha perdido el interés de las administraciones públicas. El apoyo de las instituciones debería ser determinante para no ir perdiendo todo ese bagaje y también para promocionar a los nuevos proyectos que surgen, para que puedan salir adelante”.
-El proyecto del CCPC es posible gracias al trabajo de un amplio equipo de personas y también al de muchos colaboradores. ¿Cuál es la esencia de este espíritu de colaboración?
“Ese espíritu responde a un proceso natural, espontáneo: quien ha querido trabajar en este ámbito, aquí ha encontrado un sitio para hacerlo. La gente que desea sumarse al Centro de la Cultura Popular Canaria se integra con facilidad. Han pasado muchísimas personas por aquí y creo que todas ellas guardan un grato recuerdo del centro, donde se han sentido muy útiles en esa labor de generar y contribuir a la cultura de manera constante. También creo que para llevar a cabo esta labor debería existir más apoyo institucional. Aumentar la repercusión de nuestra cultura en la sociedad de las Islas es una tarea que requiere de todos, de un trabajo conjunto en esa línea. Con todas las carencias del pasado que hemos comentado, la cultura popular vivió una época de auge, de revitalización en las Islas, que ahora mismo no se da”.

César Rodríguez Placeres, ante el micrófono de Radio San Borondón. / DA
DE JOAN MANUEL SERRAT A LABORDETA, PASANDO POR PEDRO GUERRA
Las anécdotas no dejan de aparecer durante la conversación con César Rodríguez Placeres. Desde un Joan Manuel Serrat (Barcelona, 1943) que de gira por Canarias adelantaba que ya tenía el título para su próximo disco, Fa 20 anys que tinc 20 anys (Hace 20 años que tengo 20 años, 1984) a un José Antonio Labordeta (Zaragoza, 1935-2010) alojado en su casa y disfrazándose de andaluza para participar en un Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, en una de sus visitas a las Islas de la mano del Centro de la Cultura Popular Canaria. Un Labordeta, por cierto, que cuando escuchó por primera vez cantar a un joven llamado Pedro Guerra, le dijo a César Rodríguez Placeres que ese chico tenía algo distinto que le podría hacer llegar lejos en la música. El cantautor, escritor, político y profesor aragonés no andaba desencaminado.
El CCPC y uno de sus principales artífices comparten una misma actitud dinámica. Algo que se refleja en muchas vertientes: recorriendo los barrios de las Islas para fomentar la cultura, llevando al exterior el talento canario o poniéndose cada día ante un micrófono de Radio San Borondón para relatar la vida.