Por Joaquín Hernández
CUADERNO DE BITÁCORA
Las sanciones a jueces en España por no actuar correctamente en sus cometidos no suelen ser muy habituales. Ante ello algunos alegan que no es un fenómeno amplio porque la judicatura es correcta en su labor o, en el caso contrario, hay quienes piensan que se trata de un sector profesional muy corporativista y que se protegen así mismo. Lo cierto es que los casos de sanciones, expulsiones o incluso pérdida de libertad con condenas de prisión, son muy escasos en un colectivo que según los datos oficiales nos indican, a 1 de enero de 2024, que la Carrera Judicial estaba integrada por 5.416 jueces.
Son muy pocos los jueces que están apartados de la judicatura. Las razones por las que en la mayor parte de los casos se toman medidas disciplinarias contra un juez o un magistrado van desde el hecho de beneficiar a delincuentes, el mantenimiento en la cárcel a inocentes, la ruptura de la imparcialidad cuando no se abstienen en asuntos en el que tuvieran intereses directos de familiares, dictar, a sabiendas, sentencias o resoluciones injustas, hasta la acumulación de retrasos injustificados a la hora de dictar sentencias.
Sin embargo, ese “corporativismo” entre ellos hace casi imposible investigar los casos de flagrante vulneración de derechos fundamentales de los acusados. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) expulsar a un juez, aun con fundamento de razón evidente, son decisiones disciplinarias de carácter muy excepcional. Lo normal es que una denuncia por prevaricación a un juez se sobresea y archive ipso facto.
Luego no es de extrañar que, de 5.416 jueces, solo 9 que sepamos han sido condenados, inhabilitados e incluso ingresados en prisión.
Es casi imposible juzgar al juzgador. El juez, hoy tal cual lo estamos presenciando diariamente, es el dueño de tu vida y hacienda, no basta tener una buena defensa, si su señoría quiere estará años y años investigando tu vida y la de tu entorno familiar, nos lo está demostrando el Juez Peinado. Su señoría busca y rebusca en lo más recóndito de la historia vital de Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, y sin encontrar ningún tipo de delito, más allá de falsedades recogidas por un libelo digital fascista, pese al informe policial negando cualquier tipo de delito, su señoría sigue erre que erre intentando empaquetar a Begoña, preguntas capciosas, declaraciones de alteradas, imputando a testigos cuando no dicen lo que él quiere oír.
Lo que me extraña es que, aunque muchos jueces y magistrados critican públicamente la instrucción llevada a cabo por el juez Peinado, no actúe de oficio el CGPJ y lo inhabilite de perpetuidad, pero ya sabemos que la denuncia presentada, contra su señoría por presunta prevaricación, de la abogacía del estado ha sido rechazada. En este caso se enfrentaría a penas de inhabilitación de dos a seis años (art. 447)
Uno de los casos más señalados es el del juez Luis Pascual Estevill, cárcel por cohecho y prevaricación.
El Tribunal Supremo condenó a seis años de inhabilitación en julio de 1996 a Pascual Estevill, a la sazón vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por la comisión de un delito continuado de prevaricación y dos de detención ilegal. Quedó comprobado que el juez Estevill tomó decisiones a sabiendas de que eran injustas -justificándose en sus “íntimas convicciones extraprocesales”- entre ellas el ingreso en prisión de tres personas.
En el año 2005, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña también le condenó a 9 años de prisión por cohecho y prevaricación por haber atemorizado a empresarios y banqueros desde su condición de juez instructor tras haberles extorsionado y amenazado con enviarles a prisión dictando resoluciones injustas. El Supremo confirmó la sentencia en septiembre de 2006.
Sabemos que un juez es el poder supremo, con más poder que el máximo poder de un estado, el gobierno y su parlamento, Otra cosa es que la justicia se imparta con imparcialidad, alejada de intereses políticos y partidistas, que ofrezca al ciudadano la confianza suficiente para creer en la dama con los ojos vendados, de otra forma y de continuar el abuso partidista de la justicia, acabaremos intentando tomarnos la justicia a nuestra mano y volveremos al viejo oeste, pistola al cinto y el más rápido y con mejor puntería ganará todos los pleitos.
DE VERDAD ¡¡ASCO DE MUNDO!!
PD.: Conste que lo que ocurre en España con el tema, ocurre en cualquier parte del mundo, por muy pequeño que sea el lugar, la corrupción judicial es universal.