César Rodríguez Placeres charla en Radio San Borondón con el reportero y analista político Romen García Arteaga, colaborador de este medio, que se encuentra en Venezuela siguiendo en primera persona la situación social y política tras las elecciones presidenciales del 28 de julio.
¿Cuál es la situación de Venezuela?
En primer lugar hay que partir del hecho de que estamos en una batalla brutal que sobrepasa las fronteras en Venezuela. La repercusión internacional que están teniendo las elecciones y todo lo que las rodea, viene a demostrar que lo que está en juego aquí no es solo una elección presidencial, sino toda una serie de intereses de grandes corporaciones que lo que buscan es explotar los recursos del país y lo que se han topado de frente desde la llegada de Chávez durante veinticinco años es un gobierno que ha puesto la soberanía del pueblo por encima de todo, de cualquier interés extranjero, corporativos y sobre todo evidentemente del interés de Washington. Y aquí sigue el pueblo resistiendo.
¿Cúal es el ambiente en las calles?
Desde el pasado domingo que hemos llegado, hemos tratado de palpar la situación en las calles para conocer en primera persona las sensaciones de la gente tras las elecciones. La situación ha sido sobre todo complicada los días posteriores a las elecciones, donde ya hay pruebas de que muchos de los implicados en los actos violentos habían sido entrenados y armados para ese tipo de prácticas. A la derecha venezolana y mundial no le importaba demasiado el resultado de las elecciones porque lo que querían era generar un estado de confusión y de incertidumbre para tumbar el recuento de votos, tal como vimos con el jaqueo que hubo la misma noche electoral al CNE.
¿Continúa esa situación?
La verdad es que después de toda esa tormenta, podemos decir que Caracas está en un clima de normalidad, la gente ha vuelto a sus trabajos, se ha restituido el transporte público y se está intentando normalizar la vida de los ciudadanos. Bien es cierto que la batalla política y la tensión política todavía es palpable. La oposición, con todo ese despliegue que estamos viendo todos los días en los grandes medios, está dando la batalla para seguir en su tesis del fraude electoral y decir que el pueblo ya no confía en la revolución bolivariana. Y por otra parte está evidentemente la revolución bolivariana, encabezada por Maduro, que sigue adelante a pesar de las sanciones, los bloqueos y de una situación que es complicada aquí. Se está haciendo un gran esfuerzo intentando restituir el orden, volver a la normalidad democrática y que la derecha entienda que cuando pierde las elecciones también tiene que saber respetar el resultado, y respetar al árbitro electoral que es el mismo que operaba cuando ellos las ganaron en las parlamentarias de 2015.
¿Y en esa batalla política quien va ganado?
Ahora creo que estamos en un proceso muy abierto, donde la disputa está sobre todo en el relato. La oposición tiene como grandes aliados a los grandes medios internacionales y el chavismo lo que tiene en Venezuela es una gran estructura de organización que nace desde la base, desde las comunas, en los barrios populares y que es la que es capaz de mantener la revolución todavía viva. Veremos como va evolucionando.
¿Se palpan los resultados de la revolución bolivariana que llevó adelante Hugo Chávez?
Hay muchos logros y eso se nota. Destacaría que ya van por cinco millones de viviendas construidas, dentro de la Misión Viviendas que es una de las iniciativas creadas por Hugo Chavez, que ha proseguido Maduro, como otras muchas que se encargan de velar por el bienestar del pueblo que lo está pasando mal. Y esa realidad también se ve en las calles, no vamos a negar que muchas personas pasan dificultades en el día a día. Son aún las consecuencias de unas sanciones y de un bloqueo de Estados Unidos que ha sido terrible.
¿Cuáles son los efectos a nivel social de ese bloqueo?
Nos cuentan que los años peores del bloqueo pasaron. Fue muy duro sobre todo de 2016 a 2018 donde había un enorme desabastecimiento en los supermercados, donde era difícil conseguir los medicamentos que se necesitaban y la gente tenía que recorrer hasta tres Estados para conseguir por ejemplo una inyección de insulina a 40 o 50 dólares.
Ante esta situación de guerra económica, el gobierno de Maduro ha tomado los últimos tiempos una serie de medidas que intentan frenar esa ofensiva que busca es extremar las condiciones de las clases populares para generar el caldo de cultivo y el cabreo que les permitiera ganar las elecciones. Pero en esta ocasión no lo han logrado.
¿Cómo cree que va a evolucionar la tensión política en esta situación?
La derecha ha sacado un número considerable de votos. Un 49 % del electorado confió en la oposición liderada por María Corina Machado, que sabemos de donde viene, que ha estado muy vinculada a las élites de Washington y a la oligarquía venezolana y esta gente no va a parar en su empeño, con la tesis del fraude electoral.
Por otra parte, Maduro va a declarar hoy ante el Tribunal Supremo de Justicia, dentro de este contencioso electoral que planteó para ratificar el resultado electoral por parte del CNE y de los diez candidatos. También es importante recordar que se presentaron diez candidatos, porque a veces da la sensación de que eran solo dos. Y de todos, el único que no ha acudido a esta citación de TSJ en una muestra de absoluta rebeldía frente a las instituciones del Estado de derecho que costó mucho levantar, fue Edmundo González.
Vamos a ver qué consecuencias tiene esa situación, en este periodo de 30 días que tiene el CNE desde las elecciones, para dictar los resultados de votación mesa por mesa. Veremos si se abre una nueva etapa en la que se pueda dialogar con la oposición que ahora está en otra dinámica antidemocrática, llamando incluso a la injerencia por parte de otros países.
También creo que habrá que ir hacia un nuevo tiempo para que desde dentro del chavismo se haga una lectura critica de los acontecimientos, de cómo se ha llegado a esta situación y de cómo se puede seguir avanzando por la enseñanza que dejó Hugo Chávez, que aquí es muy amado por la gente, que no olvida que él dio la oportunidad a la población más pobre de tener una vivienda, de tener una escuela, un hospital, de poder acceder a la Universidad…
Todo eso está en juego y esperemos que dentro de semanas o meses la situación consiga normalizarse y abrir un nuevo tiempo de profundización en una revolución que sigue resistiendo a pesar de todo, porque tiene un pueblo a su lado desde la base y eso se nota.
¿La gente es consciente de la manipulación que ha intentado hacer la derecha con los resultados electorales?
La gente conoce tanto al principal candidato de la derecha como a la cúpula que lo rodea y aquí se sabe que son los mismos que dieron el golpe de estado a Chávez, que el pueblo consiguió frenar en 2002.
Y ahora se está en una dinámica un poco similar, se está tratando de deslegitimar a las instituciones del Estado y estamos en un proceso de ataque. Pero insisto en que la gente sí que está informada de esta situación, saben quiénes son estos personajes y el pasado de cada uno de los actores políticos.
¿Cómo es la relación entre los distintos grupos de la derecha?
Precisamente el intento de deslegitimar al gobierno es tan grave, que no solo desde el Gobierno se ha demostrado por ejemplo el intento de falsificación de las actas, sino que otros candidatos opositores al chavismo que hablan en la Tribuna de la Asamblea Nacional criticando el proceso revolucionario, también se han manifestado contra esta derecha que lo que busca es deslegitimar todas las instituciones del Estado y a la que le importa muy poco la democracia.
Un hecho llamativo es que dentro de la oposición también hay gente que se está dando cuenta y le piden a María Corina Machado que, ya que llama a los jóvenes a propiciar la violencia callejera, las guarimbas, a quemar hospitales y escuelas, que ponga a sus hijos delante. Pero la realidad es que son los hijos de las clases populares los que utilizan como carne de cañón en un proceso donde básicamente son peones, dentro de un juego perverso.
¿Cómo ves el futuro?
Esta operación de imponer a Edmundo González como un nuevo Guaidóo, contando con el apoyo de las grandes corporaciones de Estados Unidos no es nada nuevo para el pueblo de Venezuela, ni para los dirigentes chavistas es novedoso enfrentar esta situación. Es verdad que es muy complicada de soportar esta guerra económica, pero siguen resistiendo y tratan de hacer valer su voluntad democrática de continuar un proceso que le ha dado mucho a Venezuela, que la ha puesto como un país libre y soberano y que ahora trata de seguir profundizando en esa revolución. Y veremos hasta donde se puede llegar y hasta donde va a llegar la oposición violenta.
Esperemos que los episodios violentos vayan disminuyendo y se alcance la normalidad también en la política para intentar que exista una derecha y una oposición democrática, que es necesario. Y que también dentro del chavismo se abran nuevas vías de dialogo y estrategias, porque tras veinticinco años gobernando toca hacer una renovación para mantener vivo el espíritu de la revolución de Chávez, creciendo y mejorando las condiciones de las clases populares.
¿Cuál es la principal enseñanza que crees que ha dejado el chavismo?
Creo que hay muchísimo que aprender, sobre todo de la organización popular en los barrios. Tuvimos el placer de estar en el barrio 23 de Enero, una de las zonas con mayor número de comunas en Caracas y hay que aprender de cómo funcionan, que no son simplemente asociaciones de vecinos preocupados por sacar adelante su barrio, sino que son personas implicadas en el proceso que está viviendo el país, que entienden que el núcleo de la democracia parte del barrio, desde donde se debe empezar a hacer la lucha y la organización social para ir avanzando y creciendo.
Si la Revolución va resistiendo hasta hoy es porque tiene diferentes patas: las fuerzas armadas que han sido leales a los dirigentes chavistas desde Hugo Chávez y ahora con Maduro, pero también un pueblo organizado -y las comunas son un ejemplo clarísimo- con un tejido cultural que crece y apoya a los artistas locales y trata de generar una industria a partir de eso. Y por supuesto un proceso de industrialización que les ha permitido también superar la etapa del desabastecimiento.
Lo resumiría en: movilización social, organización desde la base, y sobre todo, tener una estructura de pensamiento y unos principios claros que permitan a la gente seguir apasionándose con un proceso que sigue vivo tras veinticinco años y que va a seguir vivo mucho tiempo pese a quien le pese.