Joaquín Hernández
CUADERNO DE BITÁCORA
En más de una ocasión he sido criticado, incluso amigos venezolanos me han retirado su amistad por mi reiterada defensa a la revolución propiciada por Hugo Rafael Chávez Frías, en paz descanse su alma.
Siento pena por mi octava isla, mucha pena por las noticias, por los sucesos que ocurren en el país más rico de América del Sur. Todo parece indicar que el pueblo está dividido, partido, rajado y separado en dos partes.
Chávez se equivocó y quien no quiera reconocerlo está haciendo un flaco favor a su país.
El presidente Maduro, sin que sirva de chiste, está inmaduro para llevar las riendas del país más influyente de los países sudamericanos.
Siento vergüenza cuando observo cómo se dilapida la “herencia” del comandante Chávez en manos de un imberbe que produce hilaridad al oír expresarse cuando culpa a Spiderman de la violencia en Venezuela, cuando dice que aparece el rostro de Chávez en los túneles de la línea 5 del metro de Caracas o cuando confunde panes con penes.
Pero hasta aquí podríamos decir que se trata de un tipo cachondo, jovial e incluso bromista a no ser por el drama que representa contemplar un país cuya inflación ha aumentado un 10.000%, totalmente desabastecido de los más esenciales productos de todo tipo, incluida la alimentación, donde se hacen colas de más de 4 horas para poder comprar un dentífrico o unos rollos de papel higiénico. Los 35.000 asesinatos que se cometen al año, de los que 17.000 son provocados por las fuerzas de seguridad del Estado, suponen una lacra que marca al país como uno de los más violentos del mundo, la inseguridad en cifras es espeluznante; 90 muertes diarias son muchos muertos para una sociedad harta de aguantar que su vida y propiedades estén a merced de unos delincuentes que parecen protegidos `por una justicia que mira hacia otro lado.
Los secuestros, atracos, robos con máxima violencia dejan, día a día, miles de hogares destrozados. La idiotez del primer mandatario de Venezuela culpando a un héroe de comic de tanta desgracia y miseria se hace de una crueldad que en boca de quien lo dice más parece el jefe de una banda de malhechores que la del presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Las últimas elecciones presidenciales, con un claro ganador, ha dejado a Maduro contra las cuerdas y noqueado al no aceptar su derrota y falsear los datos electorales, ha hecho que el pueblo venezolano, ante la gran desfachatez de un tirano obsoleto, salga a las calles de todo el país gritando ¡¡basta ya!!
La violencia ejercitada por las fuerzas de orden público ha dejado dos docenas de muertos, entre los que se cuentan un niño de 8 años y varios jóvenes.
Maduro no se va, se queda apoyado por los militares, por los estómagos agradecidos de los miembros de las fuerzas armadas, único segmento de la sociedad venezolana que vive a cuerpo de rey. La única formula que existe para echar a un tirano del poder es la muerte…
Siento rabia, pena y vergüenza al contemplar cómo se coartan las libertades ciudadanas, los derechos fundamentales que ofrece la Constitución a la libertad de opinión y expresión, se asesina a manifestantes que su delito no es otro que mostrar su rechazo a una política absurda e ineficaz.
El peor legado del mal llamado “chavismo” se llama Nicolás Maduro.