Antonio Aguado Suárez
Siempre me quedaré con lo mejor del Partido Socialista (7). Mi integración en la Ejecutiva Insular del PSOE de Gran Canaria.
Después de regresar de Londres y estando en principio ejerciendo la militancia del PSOE y de la UGT en la Casa del Pueblo de San Bartolomé de Tirajana, en el Edificio Mercurio de la Playa del Inglés, en febrero de 1977 se celebró el primer congreso insular del PSOE en el salón de actos del Edificio Humiaga, perteneciente a la Caja Insular de Ahorros en la calle Primero de Mayo. Al ser el primero, fue muy novedoso, cordial y de gran compañerismo. Era de trámite y prácticamente se limitó a debatir y aprobar el proyecto de estatutos y a la elección de la Comisión Ejecutiva. A ésta me presentó como candidato el compañero Paco Crusat y sin ningún problema, fui elegido para ocuparme de la Secretaría Insular de Emigración.
Tenía su sentido esta secretaría, ya que en aquel entonces la colonia de emigrantes canarios en Hispano América y sobre todo en Europa era muy extensa. Ocupar esa secretaria me posibilitó que me incluyeran en el Consejo Federal de la Emigración, que representaba a todos los territorios del país y a través de este tuve dos experiencias realmente extraordinarias. La primera fue cuando tuvimos que viajar a diversas partes de Europa para informarle a los emigrantes españoles sobre la Constitución que teníamos que votar el 6 de diciembre de 1978. En ese sentido, nos dividimos las zonas más pobladas europeas con más residentes españoles. Junto con otros compañeros cubrimos la ciudad de Frankfurt en Alemania y las de Ginebra y Lausane en Suiza. Al estar tan habituados a la democracia de sus países receptores, las expectativas causadas en nuestros compatriotas, originadas por el motivo de la votación sobre la Constitución, eran muy considerables y se demostraba por la gran asistencia a los actos que, conjuntamente con los compañeros del PSOE en el exterior teníamos programados. Al frente de la Secretaría Federal de Emigración estaba el valenciano José Luis Albiñana, que desarrollo una gran labor.
La otra gran experiencia, fue cuando Francois Mitterrand del Partido Socialista Frances, se presentó a las elecciones para la Presidencia de la Republica y las ganó el 10 de mayo de 1981, enfrentado al candidato de centro derecha Valery Giscard. A uno de los actos principales de la campaña fue invitado y asistió en apoyo de Mitterrand Felipe González y junto a José Luís Albiñana, tuvieron la idea de que para que se visibilizara el compromiso del PSOE, asistiéramos los representantes del Consejo Federal de la Emigración portando las banderas de nuestros territorios. Lógicamente yo llevé la canaria. Por desconocer el idioma francés no entendía gran parte de las intervenciones, pero de vez en cuando y debido a su vocabulario latino, poniendo mucha atención pude enterarme de algo que manifestaban, como cuando Mitterrand entrañablemente recordó al compañero y camarada Salvador Allende. De inmediato todos nos pusimos de pie y aplaudimos muy extensivamente y con mucha emoción.
Encontré en noviembre de 1976 trabajo en una empresa de representación de varios productos, de agente comercial y me encomendaron la zona Sur de la isla. Con sueldo y comisiones ganaba mensualmente entre 70 y 80 mil pesetas. Pero en marzo de 1977 tuvimos como Ejecutiva Insular una de las primeras reuniones en la sede, que estaba situada en la cuarta planta de un piso de la Plaza de San Bernardo. Estábamos saliendo del franquismo y disimulamos el nombre de la sede rotulándola como Campeso. A diferencia de la actualidad la ejecutiva estaba compuesta por pocas personas, siendo como presidente el compañero socialista republicano Manuel Hernández Muñoz, secretario general el director de Salcai Ángel Luís Sánchez Bolaños, de organización el ingeniero del Cabildo Fernando Batista Valdivieso, de formación Paco Crusat. Se cuidaba mucho esta faceta y a los efectos la solía impartir con los cuadernos de Rosa Luxemburgo y Marta Harnecker, de administración el entrañable y muy joven malogrado palmero ingeniero de Unelco Víctor Díaz Acosta. Esas eran las secretarias base. Bernardo (Tano) Navarro Valdivieso biólogo del Jardín Canario, formaba parte de la ejecutiva y era el comodín del equipo, fundamentalmente ayudando a su primo Fernando Batista en el área de organización, hasta que posteriormente pasó a ocupar la secretaria. También y como secretaria de acción en pueblos estaba Milagrosa Monzón y por último yo.
Éramos pocos, pero desplegábamos y realizábamos una gran labor, pues contábamos con grupos de compañeros que protagonizaban una extraordinaria militancia. Teníamos que prácticamente empezar de cero y constituir el conjunto del Partido municipio por municipio, creando de la nada (salvo la de San Bartolomé de Tirajana que la había creado Paco Crusat) todas las agrupaciones. Esa fue al principio mi labor cuando después de recibir una circular de la Ejecutiva Federal, solicitaban que alguno de nosotros tendría que liberarse y así, poder trabajar para el Partido. Me lo pidieron a mí y con mucho orgullo por mis principios y convicciones lo acepte. El sueldo que me pagaba en aquel entonces la Ejecutiva Federal del PSOE era de 35.000 pesetas. Al día siguiente le comuniqué al director de mi empresa que, me tenía que marchar. Estaba satisfecho con mi trabajo y me dijo que, si era por cuestión de dinero podríamos llegar a un arreglo subiéndome algo mis ingresos. Le dije que no era por nada de eso y como insistió tanto y era una buena persona, le dije la verdad y me contestó: ”siento mucho que se marche, pero por otra parte me alegro, pues sé que usted hará una buena gestión en el PSOE del que soy simpatizante”.
No tenía vida familiar, debido a que salía de mi casa por la mañana muy temprano y no regresaba hasta las tantas de la noche. En ocasiones para abrir las agrupaciones locales, me acompañaba como secretaria de acción en pueblos Milagrosa Monzón y era admirable su sacrificio, debido a que tenía cinco hijos pequeños. Lo cierto es que así y todo con la gran dedicación y esfuerzos que dedicábamos, fue una época memorable e irrepetible. Para abrir y poner en marcha las agrupaciones, con la elección de una gestora y aprobación de los estatutos, lo primero que hacía era reunirme con los compañeros socialistas republicanos que aún vivían: Manuel Hernández Muñoz, Antonio Ojeda, Juan Rodríguez Doreste, Felo Monzón, Antonio Cardona y su mujer Engracia Sosa, los hermanos Isidro y Domingo del Pino, Jorge Pulido, Juan Vega Yedra, Leonardo Peñate y algunos más. Solían facilitarme información de los compañeros que en su época militaban en el PSOE de los diversos municipios y a partir de ahí, había que ir a intentar encontrarles, pero en la gran mayoría de las ocasiones ya habían fallecido y si localizábamos a algunos de sus familiares, por el tema del que se trataba, se les notaba el temor que tenían y, no mostraban interés para participar en la creación de la agrupación. Y así, hasta encontrar a las personas que les podría interesar.