Por Armando Marcos
Cada vez es más el tiempo que le dedicamos a nuestros móviles. Ya sea para chatear, enviar WhatsApp’s, participar y revisar redes sociales o enterarnos de alguna noticia. De noche o de día, no existen momentos inoportunos para revisarlo; siempre es un buen momento. Sin embargo, este uso desmedido trae consecuencias a nuestra salud, sobre todo a nuestros ojos.
Un estudio de la universidad de Harvard ha confirmado lo que muchos creían que era solo un mito: «el uso descontrolado del móvil está volviendo ciego a las personas». Luego de varios exámenes, los médicos encargados de la investigación «vincularon el uso excesivo del móvil con una especie de ceguera temporal que está golpeando a la sociedad».
Algunas otras investigaciones publicadas en The New England Journal of Medicine agregan que usar el teléfono móvil de noche es la causa principal de la ceguera: “todas las horas que permanecemos acostados mirando el móvil, se traduce en horas extras a nuestros ojos”, suscribieron.
Pero, el abuso sin control del móvil, provoca otros efectos muy negativos que perjudican a los estudiantes.
Si antes de la llegada del móvil ya estábamos en el precipicio del fracaso escolar, hoy, a pesar de las nuevas tecnologías, el abandono temprano de la educación y la formación en España se sitúa en el 13,6%, tres décimas menos que en 2022, según una reciente encuesta de Población Activa.
Pero hay otro dato muy preocupante: «más de un tercio de los españoles sigue sin leer nunca», según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2022, elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), en colaboración con el Ministerio de Cultura y Deporte del Gobierno español.
El número total de lectores se mantiene desde la pandemia en el 68%, pero preocupa que los adolescentes dejen de leer y que un 35% por ciento nunca coja un libro.
¿Qué nos está pasando? ¿Hasta dónde un móvil nos puede tener «secuestrados» o dejarnos ciegos?
Tras varios estudios llevados a cabo por profesionales médicos y otros científicos, se ha demostrado que el uso inadecuado y desenfrenado del móvil, estimula una adicción peligrosa y enfermiza. De hecho, la gente habla menos. La palabra ni se usa ni se escucha. Parecemos mudos y sordos. Nadie dialoga, casi nadie nos escribe una carta. Cada día se lee menos. Ya no tenemos quien nos escriba.Tampoco usamos un bolígrafo o una pluma estilográfica. Algunos dirán que estoy caduco. No lo niego. Los años vuelan.
Solo escribimos WhatsApp’s con el teclado diminuto del teléfono móvil. Parece que no existimos. Empezamos a estar robotizados.
Estar «enganchados» al móvil ocasiona separaciones matrimoniales, distanciamientos entre padres e hijos, lo que conlleva la destrucción de la familia. El móvil hay que usarlo con moderación. Pero si lo hacemos de forma continua durante muchas horas, los ciudadanos acabaremos embrutecidos en una sociedad que ya está sufriendo esquizofrenia, angustia, ansiedad, depresión y suicidios.
«Todas esas horas de tiempo de pantalla en los más pequeños hacen que nuestro corazón sea más pesado, lo que gracias a estudios en adultos, sabemos que aumenta el riesgo de ataques coronarios e infartos», comentó el Dr. Andrew Agbaje, miembro de la Universidad del Este de Finlandia.
La mayoría de los expertos e investigadores han llegado a la conclusión de que «los padecimientos por el uso excesivo del móvil son muy variados, entre ellos podemos encontrar problemas de audición, dolor en las manos o tendinitis, dolor en cuello y dolores de cabeza relacionados con las tensiones en el cuello provocados por mala postura a la hora de mirar la pantalla del celular».
Yo estoy totalmente de acuerdo con la Investigación, el Desarrollo y la Innovación. Apoyo las nuevas tecnologías. Sin duda es un enorme avance necesario, práctico e imparable. Sin embargo, opino que, la adicción al móvil, si nadie le pone remedio, acabará afectando a la salud mental de millones de seres humanos.
¿Cuál es la solución?