Ha fallecido el artista canario Fernando García-Ramos y Fernández del Castillo, conocido artísticamente como Fernando Garciarramos, poeta, escultor y pintor. Dedicó parte de su vida a la docencia, como catedrático de Dibujo Arquitectónico, director de la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica de la Universidad de La Laguna y doctor en Bellas Artes.
Como escritor, cuenta con una extensa producción. Su obra comprende distintas parcelas del quehacer poético: desde el formalismo métrico a la más libre expresión; su poesía es universal y, a la vez, profundamente arraigada en su identidad insular.
Aunque nacido en Santa Cruz de Tenerife (1931) vivió desde su infancia en La Laguna, ciudad a la que amó y que le inspiró buena parte de su obra. Gran conversador, era habitual encontrarlo paseando por el casco histórico lagunero, en tertulias con amigos recitando sus últimos versos, o desvelando sus próximos proyectos. “La Laguna para mí es todo -reconocía- es patrimonio de la Humanidad y de la humedad… por eso me encanta, yo necesito esta humedad para vivir”…
Tiene una amplísima producción poé¬tica editada e inédita. Entre otros títulos destacan: Tristeza del hombre (1953); El tiempo habitable (1964); De la noche a la mañana (1969); Barruntos (1976); Más claro que el agua (1977); Verdades como puños (1977); Palabra canaria (1978); Roto espejo de la memoria (1979); Endechas del ahogado verde y otros agüeros del son (1980); En las manos del volcán (1980); Balada del viento (1981); Furnias (1982); Los mitos habitados (1984); Tafuriaste (1990); Plenitud (1993); Ailanto (1994), Cantigas (2002), libreto de la ópera La dama del mar (con música del profesor Arístides Pérez Fariña), Antología Poética (2004)….
A lo largo de su vida realizó numerosos recitales por pueblos y barrios. De la mano del CCPC, formó parte del grupo de poetas que como Félix Casanova de Ayala, Agustín Millares Sall, Pedro Lezcano, Fernando Senante, Isabel Medina… llevaron su voz y sus versos libres (cuando aún la dictadura seguía en pie) a los barrios y a los escenarios de las plazas de no pocos municipios canarios.
Muchas de sus poesías han sido musicadas por destacados grupos de música popular. Cabe reseñar el disco “Añoranza canta a Fernando Garciarramos”, que fue un éxito extraordinario para el grupo Añoranza, uno de los más destacados de la Música Popular Canaria de todos los tiempos.
En los últimos años ha prestado atención a aspectos diversos como la poesía infantil, coplas y canciones e incluso ópera…
La escultura constituye su otra faceta artística más destacada. Su obra se encuentra en numerosos museos, en plazas y calles de las islas, así como en colecciones privadas de ámbito internacional. Esculturas de gran tamaño, relieves, cabezas, estatuas y estatuillas, con materiales como el bronce, la terracota, la cerámica refractaria y la madera, así como la escayola y el poliestireno se observan en su abundante producción. Su obra ha estado expuesta en lugares tan prestigiosos como el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, Universidad de La Laguna, Universidad de Las Palmas, The Florida Museum of Hispanic an Latin American Art, EE.UU… Esculturas suyas figuran en colecciones parti¬culares de España, Francia, Italia, Alemania, Venezuela, Perú, Cuba, Repú¬blica de Macedonia y Japón.
Otra parte de su quehacer escultórico se relaciona con temáticas afines a la naturaleza: el mundo vegetal en su génesis, con series como «Sámaras» y «Arbóreas» como la que se alza en el Paseo Marítimo de la capital tinerfeña; también el mar, como la serie «Atlanticorum», la lluvia, el huracán, los vientos alisios y las «Migratorias». Mención aparte merece la «suite» idealización del mito de Dafne y Cloe.
Entre otros reconocimientos fue nombrado Hijo Predilecto de La Laguna. Casado con la pintora Arminda del Castillo, considerada entre las grandes artistas canarias, quien experimentó con un gran número de técnicas pictóricas como la geopintura, definida como una idealización personal de lo geológico, o sus obras compuestas por la técnica de terracota policromada, donde se aprecian las formas volcánicas de los paisajes de Tenerife.