CUADERNO DE BITÁCORA
18 DICIEMBRE 2023
Seguro que todos ustedes llevan lotería. Y, ¿por qué la compran?
Sean sinceros, ¿por ilusión? No, por ilusión se compra un decimito.
Los demás se compran por envidia. Porque no soportan que les tocasen a los de su barrio y a ustedes no.
Miren ustedes, yo cuando compré el primero me dije: “Mira, a ver si salimos de pobres, si me toca lo repartiré con la familia, le daré 10 mil a mi hermana, le compraré el coche a mi cuñado, a María un reloj de oro, y a mi suegra unos guantes de boxeo que le han hecho ilusión toda la vida”.
Pero un día llegas al bar de debajo de tu casa y el camarero te dice:
– Tengo lotería, te lo digo porque todo el mundo ha comprado, tu verás lo que haces ¿eh?
Oye, que el tío te amenaza: y tú que no pensabas comprar, de pronto te imaginas el día de lotería con el bar lleno de gente brindando:
– A mí me ha tocado diez.
– A mí treinta.
Y que alguien te señala y dice:
– Mira, a ese le ofrecieron y no compró.
Eso te marcará para toda la vida. Ya pueden pasar años, que tú serás siempre “el pringao que no compró”. Y hasta te imaginas a tu mujer pegándote la bronca:
– ¡Desde luego, con la cantidad de horas que hechas en el bar y no comprar…
Qué inútil que has sido toda tu vida.
Y claro, dices al camarero:
– Dame cuatro.
A partir de ese momento la envidia te hace coger toda la lotería que te ofrecen: la de la panadería, la de la oficina, la del hogar del pensionista… Y ahí no acaba la cosa: pierdes los escrúpulos y hasta tus principios.
Si te ofrecen lotería del PP, tú, que siempre has sido de izquierdas, la compras. Y ahí tienes dos boletos con la gaviota en tu cartera, al lado del carné del Psoe. Y como toque, serías capaz de cantar la musiquilla:
“Tatán…tatán…tataratatán…”. Y todo por la lotería. ¿Ven como saca nuestros peores instintos?
Estás tan obsesionado con que te toque, que incluso crees en cosas de las que normalmente te ríes. Sale Gabriel el brujo por la tele diciendo:
– Este año el gordo acabará en nueve, o en ocho, y hacedme el favor de sed muy felices…
Y compras uno. Luego sale Rappel:
– Mi tarot te ayuda, El Gordo va a acabar en seis.
Llama mi cuñada y dice que ha soñado que ha acabado en cinco.
¡Cago en diez! Y luego llama tu suegra:
– ¿Habéis comprado un número donde las inundaciones del año pasado? ¿El día que empezó la guerra de Ucrania?
Y empiezas a mirar dónde fue la inundación más grave, que desde luego hace falta ser degenerado para ir a comprar donde hubo una desgracia:
– ¿Y dice usted que el agua sólo le llegó al tejado? ¿Y que no hubo muertos? ¡Bah! Eso no es una inundación ni es nada…
Y luego, ya, el colmo. ¿Se han dado cuenta de que si la lotería es de otra ciudad nos parece que tiene mucho más valor? El que tiene te la ofrece como si fuera hachís:
– Tengo lotería de Ponferrada.
– ¿De Ponferrada? ¡No me digas! Pásame dos.
– Te paso uno por ser tú, pero no se lo digas a Rebolledo.
Eres tan canalla que piensas: “Como toque en Ponferrada, se va a enterar Rebolledo”.
La cuestión es que aparecen tus peores instintos: “A mi hermana no tengo por qué darle nada. Y bien pensado, si mi cuñado quiere comprarse un coche, que ahorre…Y mi suegra, con unos guantes de cocina va que se mata”.
Por fin llega el día del sorteo y por supuesto no te toca. Y encima tienes que aguantar las imágenes de la tele, que a los diez minutos te sacan a unos tíos en la puerta de un bar cogiéndose del cuello y saltando: “¡Oeee! ¡Oeee! ¡Oeeeee!¡Oeeeee!” De repente te fijas:
“¡Coño, si es Rebolledo! Ha tocado en su barrio y el tío no me ofreció. ¿Será desgraciado? Hace falta ser mala persona”.
Pero lo que ya no puedo soportar es cuando sacan a uno que le han tocado los 4 millones, que está como si nada:
– ¿Y usted qué va a hacer con el dinero?
– Yo nada, tapar agujeros…
¡Tapar agujeros! ¿Pero qué agujeros tendrá ese tío? Apagas la tele y te bajas al bar y nada más entrar te sueltan:
– No nos ha tocado nada, pero lo importante es que haya salud.
¡Pero eso faltaba! Que encima de que no me toca la lotería me atropelle un camión. ¿Será posible?
En fin, queridos, que más que desear que nos toque la lotería, lo que hay que desear es que no le toque a nadie cercano