El magnífico libro de fotos antiguas de Tenerife, de Carlos García y Guillermo de la Barreda se presenta este lunes 4 de diciembre en la Sala San Borondón de La Laguna, a las 19:00h.
Acaba de ver la luz el libro de fotos antiguas “El antiguo Tenerife. La colección Mariano Murga”, que contiene un excepcional legado patrimonial del fotógrafo amateur Mariano Murga y que muestra una completa panorámica de la sociedad tinerfeña de principios del siglo XX. Ha sido editado por la Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Canarias, el Ayuntamiento de La Laguna y el Centro de la Cultura Popular Canaria.
Carlos García y Guillermo de la Barreda, autores de esta publicación, han hecho posible que se dé a conocer una importante selección del inédito legado fotográfico de Mariano Murga, militar profesional natural de Huesca, que llegó a Tenerife en 1902. Fotógrafo aficionado, Murga retrató y fotografió el Tenerife de los años 1913 a 1919 en diversos contextos de la vida en la isla en este periodo, aunque la mayor parte de su obra se realizó en 1915 y 1916.
La presentación de “El antiguo Tenerife. La colección Mariano Murga” tendrá lugar el lunes 4 de diciembre, a las 19:00h., en la Sala San Borondón del Centro de la Cultura Popular Canaria (c/Daute Nº 1.La Laguna). Intervendrán: Alejandro Carracedo, Administrador de Fotos Antiguas de Tenerife, Luis Yeray Gutiérrez, alcalde de La Lagua y Miguel Ángel Clavijo Redondo, Director General de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias; además de los autores.
Esta colección, que ha permanecido en manos de herederos y familiares vinculados al fotógrafo, comprende casi un millar de placas de vidrio estereoscópicas de las que 317 corresponden a fotografías tomadas en la isla de Tenerife.
La introducción del libro corre a cargo de destacados coleccionistas y expertos, miembros del grupo de Administradores de la página de Facebook “Fotos Antiguas de Tenerife”, que hacen un amplio y detallado análisis del autor, su obra y el contexto social y cultural en el que se realizan la mayor parte de las fotografías:
ALEJANDRO CARRACEDO afirma: “La obra que presentan Carlos García y Guillermo de la Barreda es más que un libro, es un descubrimiento de un legado guardado y conservado, un retazo de historia escondido en buenas manos”.
Sobre este trabajo.
RAFAEL CEDRÉS añade: “Las series de fotos de Murga que los autores nos presentan en este libro, organizadas por eventos nos cuentan la historia de hechos y situaciones diversas como actividades militares, corridas de toros o lucha canaria, entre otras actividades.
Las fotos mayoritariamente en blanco y negro son de una calidad extraordinaria, plasmando sobre el cristal (soporte original) el acontecimiento histórico con una composición y perspectiva que consigue transmitir lo que está ocurriendo en el momento.
Aunque la fotografía en si solo refleja un hecho acontecido en un momento concreto, las series de fotos de Murga que se presentan en este libro suponen una importante fuente de información histórico-documental por su contenido y variedad de contextos recogidos, permitiendo utilizarlas como fuentes de documentación para el estudio de los acontecimientos recogidos en las mismas.
Las fotos que Carlos García y Guillermo de la Barreda nos presentan en este libro junto con las explicaciones textuales, son una gran fuente de documentación histórica.
Por otra parte el libro supone poner en el lugar que se merece el gran trabajo realizado por Murga, fotógrafo muy poco conocido, y como se comenta en el libro, con series de fotos no publicadas hasta ahora, lo que las convierte en inéditas.
CARLOS FILPES aporta interesante información sobre el contexto de la fotografía en la época y la técnica utilizada: “En las últimas décadas del siglo XIX los equipos y el resto de componentes anejos, se habían abaratado de forma considerable respecto a épocas anteriores y por ello surgieron los aficionados. No obstante se trataba de un pasatiempo muy caro, sólo accesible a economías con cierto desahogo como determinados funcionarios, propietarios agrícolas o empresarios. Entre los pioneros de Tenerife encontramos a Pedro de Marinas, Carlos Schwartz Mattos o Rodrigo de la Puerta, adscritos a la Administración; al propietario George Graham Toler; así como a los cosecheros Ignacio de Llarena e Ignacio González García, de La Orotava y Güímar respectivamente. En otras islas como La Gomera o El Hierro, desarrollaron la afición Teodoro Príncipe, jefe de Telégrafos en San Sebastián; y Matías Padrón, acomodado terrateniente herreño, quienes durante muchos años fueron prácticamente los únicos en ejercer dicho arte en aquellas islas.
En aquél entonces, ser fotógrafo no se limitaba únicamente a disparar una cámara, sino que debían conocerse los secretos de la técnica fotográfica, así como los del procedimiento del revelado de placas, realizado artesanalmente. El aprendizaje se adquiría a través de manuales específicos o de la mano de los profesionales, como señaló en sus memorias el periodista Antonio Marti, hijo de uno de éstos últimos. En el caso de Mariano Murga, sospechamos que parte de estos saberes le pudieron ser transmitidos por Juan Benítez García –fallecido en 1916 y hermano menor de su suegra- quien tuvo estudio abierto entre 1874 y 1899 en la capital tinerfeña”.
También ofrece una interesante reflexión AGUSTÍN MIRANDA ARMAS: “A los que llevamos como diletantes en este mundo de la fotografía antigua de Tenerife unos años, nos ha deparado el hallazgo y estudio de Carlos García en la colección hoy en manos de Guillermo de la Barreda, fotos de belleza extraordinaria, de momentos históricos que no pensamos ya en ver reflejados, de costumbres, objetos, modas… que fueron fotografiados por Mariano Murga Villalonga en plena Gran Guerra por lo que tienen un valor añadido enorme dado lo difícil que era conseguir material fotográfico. Sólo por señalar algunas, nos han producido enorme y gratísima sorpresa ver con todo detalle al “Alianza”, primer remolcador que tuvo Santa Cruz de Tenerife, al Dr. Guigou en su diaria tarea en el Hospital de Niños, la batería de San Francisco aún en pie, detallado plano del muelle carbonero de los hermanos Ghirlanda, varias piezas en color auténtico de entre las que destaca la increíble foto de la Plaza de los Patos con el denostado “machango” y carrito de helados, bellísimas escenas de la vida cotidiana de nuestros campesinos.…”.
MELCHOR PADILLA hace un repaso por las imágenes de Tenerife legadas por Mariano Murga: “Militar destinado en las islas nos deja imágenes de la vida castrense de la que forma parte. Entre ellas algunas magníficas, como el instante del disparo del cañón desde el castillo de Almeida, u otras en las que retrata a sus compañeros de armas en desfiles frente a Capitanía, en la jura de bandera en la plaza de la Constitución o las de la celebración de la patrona de Infantería en el cuartel de San Carlos, entre las cuales debemos destacar las dedicadas a una ‘Murga gaditana’ que es, con toda seguridad, el primer ejemplo de lo que serían más tarde la murgas carnavaleras tinerfeñas. Otro apartado importante es el dedicado a los actos de la Cruz Roja.
Interesado en el acontecer cotidiano de la isla, planta su cámara en fiestas y celebraciones como las del Corpus Christi en La Laguna y La Orotava y en las fiestas del Cristo de La Laguna. Entre estas últimas son curiosas las que toma de la desaparecida batalla de flores y, a nuestro entender, la extraordinaria imagen del trono del Cristo en la calle de la Carrera mientras se queman los fuegos en la Concepción.
También acude con su aparato a acontecimientos populares como partidos de fútbol en el campo de Miraflores, luchadas y corridas de toros en la plaza de Santa Cruz, o a las reuniones multitudinarias de los Exploradores. Todas ellas de una frescura y naturalidad considerables.
Un grupo de fotos las va a dedicar al paisaje de la isla y a sus habitantes. En estas aparece la belleza de la isla y en muchas la pobreza de los campesinos. No obstante, nos da la impresión de que dirige a las diferencias sociales una mirada algo distante.
Por último, como hombre de familia, dedica muchas de las imágenes a los suyos, destacando los retratos de su esposa Julia Ruiz de Arteaga, o las dedicadas a los paseos en grupo familiar por la vega lagunera o a las reuniones de amigos.
En resumen, a través de las estereografías de un prolífico artista (aficionado, no lo olvidemos) nos aparece la figura de un hombre enormemente integrado en la vida tinerfeña, presto a acudir a cualquier evento con sus bártulos y plasmar con una frescura y naturalidad enormes la vida insular que fluye en torno a él.
Como dijimos más arriba las imágenes fotográficas no solo nos hablan de lo representado sino que también nos dicen mucho del autor. Vean esta extraordinaria selección y extraigan sus propias conclusiones sobre Mariano de Murga, fotógrafo aficionado”.
IRÍADES PRIETO, también miembro del Grupo afirma: “En este libro podemos disfrutar con gran deleite, de un material perfectamente cuidado y tratado, imágenes de gran calidad, inéditas a ojos ajenos tras tantos años guardados, un gran trabajo fotográfico donde en muchas placas estereoscópicas cada detalle es claramente captado con tal nitidez que hace de esta colección un disfrute que nos lleva, a mí personalmente y es mi sensación cuando las veo, a adentrarme en el momento y lugar captado de la imagen, retrayéndome a los tiempos de mis antepasados, imaginándome cómo debió ser su vida, su entorno y sus costumbres en ese momento. Podría referirme a un desfile atestado de público en las aceras, una fotografía en el muelle captando el trasiego diario o cualquier imagen costumbrista”.
FRANCISCO RENEDO, finalmente indica: “Cuando me mostró las fotografías (fotos estereoscópicas en vidrio) de la increíble colección que nos legó D. Mariano Murga Villalonga, a través de sus herederos, no pude sentir más que la mayor de las admiraciones por el autor y su extensa colección de fotografía humanista. Retrotraerme al tiempo en el que se tomaron, nada fácil de hacer a principios del siglo XX. Pensar en la pasión que tuvo que poner D. Mariano para retratar las múltiples y diversas escenas del tiempo que le toco vivir, sin pensar que, un siglo después, Carlos García, en su afán investigador, las rescataría para compartirlas desinteresadamente con todos nosotros. Imaginar el tiempo, dinero y esfuerzo que invirtió D. Mariano que, además de tener una agitada vida social y profesional, no dudo en hacerlo. Persona de gran valía, talento y con una enorme capacidad de trabajo y esfuerzo, ha hecho que estas fotografías lleguen hoy a ver a luz, posiblemente, sin haberlo pensado. No tuvo que ser nada fácil para él lograrlo en el tiempo en el que le toco vivir, llegar a sitios tan lejanos en su época, por caminos complicados de recorrer. Solo podríamos imaginarlo si, por lo que leeremos en este libro, le movía una gran pasión por la fotografía y por retratar las costumbres y ambientes que le rodeaban, mostrando un espíritu de sacrificio enorme. No cabe otra respuesta posible”.
En la contraportada, el alcalde de La Lagun, Luis Yeray Gutiérrez afirma: “La fotografía, la imagen, es también un elemento valioso de nuestro patrimonio. Mariano Murga, probablemente sin saberlo, como simple fotógrafo amateur, fue configurando un legado patrimonial que hoy nos enriquece, con su poder evocador y testimonial. Igualmente valiosa ha sido la labor de quienes a lo largo de los años supieron custodiar con esmero este singular archivo; y, por supuesto, de quienes hoy nos lo dan a conocer con enorme generosidad. Guillermo y Carlos nos invitan, con su labor entusiasta, a descubrir mucho mejor el lugar y el tiempo de las generaciones que nos precedieron. Y al hacerlo, nos ayudan a construir nuestro porvenir. Estamos en deuda con todos ellos. Este libro es la prueba”.
Miguel Ángel Clavijo Redondo, Director General de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobeirno de Canarias indica: “Murga Villalonga, se dejó seducir por unos paisajes naturales, hábitos sociales y vistas urbanas que supo y quiso inmortalizar en un tiempo complejo. Recordemos que años después las consecuencias de la Primera Guerra Mundial o Gran Guerra (1914-1918) trajeron inestabilidad y problemas para el desarrollo político, comercial y económico del archipiélago.
Ese contexto otorga una valía mayor al trabajo de Murga Villalonga, que ha permanecido prácticamente inédito hasta ahora. Por ello felicitamos a Carlos García y a Guillermo de la Barreda, quienes han sabido recopilar, seleccionar y ordenar el material fotográfico que en este libro publica el Centro de la Cultura Popular Canaria. Desde la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias no podemos permanecer impasibles ante iniciativas de esta naturaleza que, nos ayudan a conocer mejor nuestro entorno, codifican la mirada de un autor enraizado en la misma tierra que fotografió con esmero y, en definitiva, contribuyen a su revaloración en clave patrimonial para el disfrute de todos”.
La maquetación y el diseño de “El antiguo Tenerife” han sido realizados por Diego J. Darias González. Domingo Grandoso ha realizado el tratamiento digital de las fotos.