CUADERNO DE BITÁCORA
Alberto Núñez Feijóo, cubierto de gloria por los palmeros de su partido y de Vox, nos ha hecho perder, además de tiempo, dinero y ha logrado quedar para la historia como el tonto útil del PP.
La derrota del candidato de su Majestad Felipe VI para optar a la investidura a la presidencia del gobierno español, además de esperpento democrático, es un aviso a los españoles de lo que nos puede suceder caso de gobernar el PP con Vox y llevar el timón del destino de los ciudadanos que habitamos este país aún llamado España.
La resolución acordada por ERC y JuntXCat en el parlament de la Generalitat, en el sentido de obligar al Psoe y Sumar a la amnistía total y a un posterior referéndum de autodeterminación para Cataluña, como acuerdo sin condiciones para dar sus votos a una investidura de Pedro Sánchez, aparece como imprescindible para los secesionistas catalanes.
El chantaje y la extorsión política está encima de la mesa y además legalizado por el parlament catalán. Ocurre que para que suceda ese supuesto, Pedro Sánchez tendrá que traicionar sus propios principios democráticos y al mismo tiempo hacerse el harakiri político.
Todo tiene un final, porque si los independentistas tiran de la cuerda más de lo que soporta, seguramente se romperá y eso nos llevará a nuevas elecciones.
Por un lado, está el PP y Vox que aplauden con las orejas la posibilidad de encarar, con toda la experiencia acumulada, otro proceso electoral y que significaría dar una nueva oportunidad a Feijóo y a Abascal, que sacando 4 escaños más de los conseguidos el 23 de julio, tendría asegurado la poltrona en la Moncloa.
El Psoe y Sumar han salido de este proceso de investidura, totalmente quemados. El viaje de Yolanda Díaz a Waterloo, entrevistándose con Puigdemont, no ha gustado a nadie. Son muchos los simpatizantes del Psoe y de Sumar que están defraudados y la abstención es la bestia negra de ambos partidos. Pedro se ha jugado a una carta su futuro político, la amnistía es una mala carta, pero si le acompaña la petición de autodeterminación tiene todas las posibilidades de perder la partida.
Las opciones que tiene Pedro Sánchez y Yolanda Díaz son dos, no hay más; o bien aceptan el chantaje de ERC y JuntXCat cosa que alargaría la agonía, pero no curaría la enfermedad, ya que seguiría la extorsión y en cualquier momento se romperá la “timba” y volveremos al principio, o sea a la convocatoria de elecciones, o bien, antes de defraudar aún más su electorado, cortar por el camino de en medio, declinar la investidura y volver a las urnas lo más pronto posible.
¿Dónde va Pedro Sánchez? ¿Dónde quiere ir? ¿A dónde llegar?
Pedro ha demostrado que le sobra la ambición, y que es un superviviente a costa del apoyo de buenos, malos y malotes, lo que quiere decir que el desgaste político de conseguir el poder “cueste lo que cueste”, le está convirtiendo en un títere cuyos hilos lo manejan aquellos que sin su apoyo no podría gobernar. Pedro quiere seguir morando en la Moncloa, y yo voté a su favor, yo quiero que el Psoe, en coalición con Sumar, lleve los destinos de los españoles otros 4 u 8 años más. Está claro que los beneficios que hemos obtenido con el anterior gobierno son superiores a los efectos negativos de la tristemente famosa ley del sí es si, cuyo coste electoral fue notorio y posiblemente sea la causa de la necesidad del voto de JuntXCat, con 5 diputados más lo hubiéramos conseguido.
Pedro Sánchez es joven, un verdadero animal político que conoce muy bien lo que es la traición. Sabe esperar y nos ha demostrado en este debate de investidura de Feijóo, que no entra “al trapo” así porque así, ha aprendido lo que es la “soledad del poder” y parece como si se hubiera dado cuenta que su futuro no solo es la Moncloa; Pedro tiene otras pretensiones que vuelan mucho más alto.
De momento quiere afrontar el Estado Federal, y antes de decir adiós a su etapa en la política nacional, dejar terminado ese proyecto de cambiar la Monarquía Parlamentaria, por una Monarquía Federalista.
La Monarquía Federalista es un sistema estable y duradero que promueve la unidad y el respeto por las tradiciones, al tiempo que se adapta a las necesidades y demandas de una sociedad cambiante. Además, permite a las diferentes regiones del país tomar sus propias decisiones y tener mayor autonomía, lo que puede ser especialmente útil en países con diferentes culturas y lenguas. La Monarquía Federalista ha tenido un impacto significativo en los países donde se ha adoptado, porque ha permitido la estabilidad política y la continuidad de la tradición en momentos de cambios y revoluciones políticas.
En el estado federal cada autonomía se convertiría en Estados Federales asumiendo todas las competencias a excepción del ejército y de la hacienda pública. En principio, una unión de Estados en la que cada uno de ellos, sin perder su naturaleza estatal, se integra en un Estado de nivel superior, organizado mediante una Constitución propia -la Constitución federal- y sometiéndose a un poder central denominado poder federal, pero conservando una amplia autonomía constituyente, jurisdiccional, legislativa y administrativa, en principio, una unión de Estados en la que cada uno de ellos, sin perder su naturaleza estatal, se integra en un Estado de nivel superior, organizado mediante una Constitución propia -la Constitución federal- y sometiéndose a un poder central denominado poder federal, pero conservando una amplia autonomía constituyente, jurisdiccional, legislativa y administrativa.
Esta, seguramente, será la ruta marcada por Pedro Sánchez para la próxima legislatura y la única salida válida para acabar con los procesos separatistas en España.
Luego le espera la Unión Europea y quien sabe si la ONU…