CUADERNO DE BITÁCORA
Antes de escribir esta columna, he pedido la opinión a un par de docenas de militantes, simpatizantes y votantes del Partido Socialista Obrero Español y de Sumar.
La conclusión es muy simple, el 95% de estas personas me han comentado su desencanto, su desacuerdo en cuanto a los pactos que se están realizando para lograr la investidura de Pedro Sánchez como presidente de la XV legislatura del gobierno español.
Porque da la impresión, que en lugar de acuerdos que beneficien a la totalidad de los ciudadanos, vascos, catalanes y españoles en su conjunto, parecen pactos entre grupos mafiosos que se reparten el territorio donde cometer sus fechorías. Da la impresión de que la reunión de Yolanda Díaz con Carle Puigdemont en Waterloo es como la de Salvatore Maranzano y Virginia Hill, para acordar el liderazgo de Al Capone en Chicago mientras Lucky Luciano se repartía el territorio de Nueva York.
Esa es la impresión que nos ofrecen “el dialogo” entre el partido del gobierno en funciones y los partidos independentistas, solo el poder por el poder, nada más.
Es triste pensar así, es triste que los que votamos izquierda progresista y solidaria estemos asistiendo a este espectáculo donde solo importa la poltrona y librarse del talego cueste lo que cueste.
Por un lado, los bloques independentistas catalanes, peleados, embroncados, metidos en una jaula de grillos donde solo se habla del poder de las consejerías de la Generalitat, son capaces de todo, incluso de joder al pueblo catalán, pueblo que ellos dicen defender de la España que les roba, y que son ellos los que saquean las arcas públicas, cosa que llevan haciendo desde que entró el “Honorable capo de todos los capos, Jordi Pujol”, y de esto hace 40 años.
Una vicepresidenta en funciones de un gobierno español no puede prestarse a dialogar con un delincuente fugado y en proceso de búsqueda y capturar, diga quien lo diga o excuse quien quiera, esto es una temeridad que dice nada bueno a favor de Yolanda Díaz y peor en cuanto a que es capaz de perder dignidad política por tal de verse en la mesa del consejo de ministros el próximo 1 de diciembre.
Pedro Sánchez se esconde y deja hacer y hablar, pero insiste en que seguirá siendo presidente del gobierno, cueste lo que cueste.
¿Qué se juega el Psoe y Sumar, si acepta las condiciones de Puigdemont y decreta la amnistía a todos los procesados implicados en la independencia unilateral de Catalunya, estando como gobierno en funciones, tal y como ha impuesto como condición primordial, Puigdemont?
Se juegan el futuro, ni más ni menos que el futuro.
Porque si se aceptan los chantajes y las extorsiones de catalanes y vascos, y cuando digo chantaje y extorsión no me refiero a las reivindicaciones de mayores fondos económicos para ellos, tampoco me refiero al dialogo para ir formalizando el estado federal, ni siquiera a una posible consulta sobre la posible independencia de Cataluña, me refiero a perdonar a delincuentes que han atentado contra la estabilidad del Estado español, de los españoles en toda la extensión de la palabra, las consecuencias serán gravísimas para el gobierno de coalición.
La gente que votamos, el 23 de julio, izquierda progresista, lo hicimos pensando en hacer un frente común ante el fascismo que supone un gobierno del PP y Vox, nunca jamás para amnistiar a delincuentes y prófugos de la justicia española.
Si se acepta el chantaje y la extorsión como norma, estaremos ante una dictacracia donde el chantajista, el extorsionista manden y el gobierno se convertirá en una marioneta donde la mafia maneja los hilos. Con este panorama no sería nada extraño que se llegará a un punto sin retorno y Pedro Sánchez se viera obligado a convocar nuevas elecciones, si esto sucede, les puedo garantizar que el PP ganaría por rotunda mayoría absoluta, el Psoe recogería el resultado más bajo de su historia y Sumar se convertiría en un Cs en vías de extinción.
Esto no es una videncia, ni las cartas del tarot, ni la bruja Julieta, esto es la crónica de una muerte anunciada. Tomen nota y espero y deseo equivocarme.