Desde su creación por Pablo Iglesias Posse el 2 de mayo de 1879 hasta la actualidad, el PSOE ha pasado por diferentes etapas.
La primera más difícil y compleja, fue lograr arraigarse y consolidarse en aquella sociedad, tan atrasada con un alto índice de analfabetismo y donde los poderes facticos, incluida la Iglesia jugaban un gran papel a favor de los empresarios y terratenientes, algo que quedó muy bien reflejado en la película “Los Santos Inocentes”.
Hasta 1910 transcurrieron 31 años para que el PSOE lograra su primer escaño en el Parlamento que fue ocupado por Pablo Iglesias. Que Lo consiguió desde la coherencia como buen e integro demócrata, socialista y republicano. Esas convicciones fueron bien valoradas por la clase trabajadora que, empezó a darle más apoyos y confianza al Partido Socialista.
Ya durante la mal llamada Guerra Civil (en realidad fue de España, pues fue atacada por la Alemania nazi de Hitler y fascista Italia de Mussolini), la situación atravesada por el PSOE y sus militantes, fue muy dramática sufriendo muchos miles, presidio, exilio y la perdida de sus vidas. Pero nada de eso, menoscabó la trayectoria de los socialistas, hasta llegar con el advenimiento de la democracia a ser el partido político que, más tiempo ha venido gobernando nuestro país.
Ahora, con el ascenso del PP y de Vox, la situación política se ha complicado gravemente. Pero por lo pronto y afortunadamente a diferencia de muchos otros países, el fascismo no ha podido formar parte del Gobierno de todo el país, no así, en varias comunidades autónomas y ayuntamientos, con las consecuencias tan negativas que vienen demostrando. Con este contexto nos encontramos que, el Gobierno de izquierda y progresista que se configuró en la pasada legislatura y que está en funciones hasta la constitución de uno nuevo, se encuentra soportando una burda y miserable oposición, por las hipócritamente autodenominadas organizaciones políticas constitucionalistas Partido Popular y Vox.
Suelen enarbolar el patriotismo y la ruptura de “su España” creando mucha crispación, algo que practican con bastante frecuencia y en momentos determinados, como ocurre ahora para la configuración del Gobierno. El Partido Popular con su indecente candidato a la Presidencia Alberto Núñez Feijoó, amigo del narcotraficante Marcial Dorado y perceptor junto con otros dirigentes populares, de sobresueldos opacos como en la época del “desconocido” M. Rajoy, está actuando muy suciamente para impedir que Pedro Sánchez, renueve el cargo de presidente.
Una vez más, ha hecho de su lucha en contra del nacionalismo e independentismo catalán, uno de sus principales argumentos. Precisamente cuando de las mejores gestiones de Pedro Sánchez y su gobierno, ha sido haber distendido y pacificado en gran medida a la Sociedad Catalana, tal y como se demuestra por el descenso del independentismo y, el triunfo electoral de los socialistas catalanes en las pasadas elecciones generales.
El enfoque de la amnistía a las personas involucradas en el Procés incluido a Carles Puigdemont, ha jugado y juega un papel muy importante para el Partido Popular y subsidiariamente para Vox, tratando de conseguir al respecto réditos electorales. Para ello no han dudado en apelar el apoyo de los “buenos y auténticos socialistas”, tratando de que algunos de los diputados del PSOE, como tránsfugas rompan la disciplina de voto y respalden a Feijoó en su investidura. Esto es algo que ya han practicado y con éxito, en la elección a la Presidencia de la Comunidad de Madrid el 30 de junio de 2003, con los tránsfugas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez.
Sus principales interlocutores en el Partido Socialista son Felipe González y Alfonso Guerra, sin descartar al presidente de Castilla La Mancha Emiliano García Page, el expresidente aragonés Javier Lamban, los exministros José Bono y José Luis Corcuera, expresidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina y Nicolas Redondo Terreros. Éstos dos últimos por deslealtad expulsados del PSOE. Por ser el caso de Nicolas Redondo Terreros el más reciente, el PP ha pretendido manipular su más que merecida expulsión, presentándolo como un “auténtico y ejemplar socialista”, cuando ha sido público y notorio verle en plena campaña electoral para la Comunidad de Madrid, apoyando a la reaccionaria Isabel Díaz Ayuso.
Junto con Joaquín Leguina también se le ha visto con José María Aznar, después de que éste ha estado incitando a la rebelión social por qué la política que viene realizando Pedro Sánchez, incluyendo la posibilidad de la amnistía por el tema del Procés, según él “rompería a España”. Aznar como genocida por haber metido con mentiras a nuestro país en la guerra injusta e ilegítima de Iraq, que ha causado más de 500.000 fallecidos (350.000 civiles) y 38 millones de desplazados, no tiene ninguna autoridad moral aparte de en su fundación Faes, con militantes y simpatizantes del PP y como se está demostrando significativos “socialistas”, para apelar a su falsa “unidad de España”.
Felipe González, ha hecho declaraciones en las que, manifestaba que él no tuvo previsto expulsar a Nicolas Redondo padre, cuando estando como secretario general de la UGT y conjuntamente con CC.OO. y Marcelino Camacho al frente, organizó la huelga general de diciembre de 1988. Lo más probable y basándose en la frase reaccionaria de Alfonso Guerra: “quien se mueva no sale en la foto”, podría tenerlo previsto, pero Nicolás Redondo Urbieta, no le dio esa oportunidad pues a diferencia de su hijo, muy dignamente dimitió de su escaño de diputado y abandonó el PSOE.
Exjerarcas “socialistas” si les queda algo de dignidad, desistan en seguir haciéndole tan burdamente el juego a la reaccionaria derecha extrema del PP y fascista extrema derecha de Vox. ¡Se acabo!, el tiempo en el que controlaban y dirigían al PSOE ya pasó. Ahora es el momento de cerrarle el paso a estas dos organizaciones políticas, y a sus como mínimo indecentes dirigentes para que, no puedan formar gobierno de lo contrario, retrocederíamos a épocas pasadas de muy nefastos recuerdos. Tomen nota de la coherencia y el ejemplar comportamiento de José Luis Rodríguez Zapatero.
Antonio Aguado Suárez