José Real, doctor en biología y miembro de Revolución Científica explica en radio San Borondón la situación de crisis climática mundial.
SB-Noticias.- José Real ofrece datos y cifras en Radio San Borondón que llevan a la conclusión de que, o actuamos de inmediato o estamos abocados a la sexta extinción masiva que ha sufrido la tierra. “Tenemos una última oportunidad de remediarlo en los próximos años y si conseguimos girar 180°, tendremos la posibilidad de decrecer de una manera ordenada con cierta calidad de vida y alargar nuestra estancia en el planeta”, afirma.
Explica que en Canarias estamos en un contexto de gentrificación agravado por el cambio climático, por el modelo de vida y por las políticas proyectadas para esta legislatura, que determinará nuestras posibilidades de supervivencia. “Debemos ser conscientes de que hablamos de la extrema gravedad de vivir o morir”, añade.
A raíz de la reciente protesta de un grupo de personas hace algunos días en el campo de golf en Cross Golf Costa Adeje, para denunciar que en Canarias es insostenible mantener campos de golf que gastan más de 2 millones de agua al día, el biólogo dice que no se debe permitir este u otros usos superfluos de agua dulce, ni aunque sea depurada, pues este proceso conlleva un gasto energético y una huella de carbono importantes, además de que la columna de salmuera que se genera al filtrar las aguas se vierte al mar destruyendo la vida a su paso.
Real es miembro de Revolución Científica-RC, un colectivo internacional, con miembros de países de todos los continentes. Un grupo ambientalista de científicos que hace campaña por el decrecimiento, la justicia climática y una mitigación progresiva del cambio climático. Una red de personas científicas y académicas que tratan de crear conciencia a través de la desobediencia civil no violenta, rebelándose ante a la inacción política frente a la crisis climática, ecológica y social. “Durante décadas – afirma – nuestros avisos no han sido escuchados, por lo que debemos pasar a la acción. Denunciamos el negacionismo climático en la política española y demandamos mecanismos democráticos y participativos que permitan sacar a nuestro país del atolladero frente a la crisis climática y ecosocial. Cabe destacar que España es el país de la Unión Europea que más va a sufrir estos cambios. Estamos en caída libre, no actuar ya está significando sufrimiento y muerte. Solo si actuamos ya desde las indicaciones del consenso científico internacional, nos permitiría decrecer de una manera ordenada otorgándonos además calidad de vida, no hacerlo significa la desaparición de las condiciones de habitabilidad en el planeta. Estamos inmersos en la sexta extinción masiva que ha sufrido la tierra. Hablamos de cosas serias, no arbitrarias”.
El biólogo canario recuerda que sus afirmaciones se basan en hechos contrastados y pone algunos ejemplos:
La industria de los combustibles fósiles es responsable de más del 75 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y de casi el 90 % de todas las emisiones de dióxido de carbono. Dicha industria es conocedora, desde hace más de 50 años, del cambio climático inducido por el ser humano y además ha gastado mucho dinero para suprimirlo por intereses exclusivamente privados, sin importarle las consecuencias para las personas y el resto del planeta.
Aunque la emergencia climática fue declarada por la UE en 2019 y posteriormente ratificada por el ejecutivo español y el Parlamento de Canarias, Real indica que somos espectadores de decisiones completamente contrarias a los acuerdos y a la estrategia planteada para salvaguardar nuestra supervivencia. Podemos mencionar muchos otros ejemplos, como que están secando Doñana para cultivos mayormente de exportación, que el Mar Menor prácticamente está muerto por los residuos agrícolas, la nefasta depuración de las aguas residuales, la fragmentación de hábitat o proyectos como Canal Roya en Los Pirineos, que conectaría las estaciones de Formigal y Astún a través de un paraje virgen, etcétera.
Por otro lado, José Real destaca que el desarrollo de los Planes Generales urbanísticos actuales plantean la continuidad del modelo de ciudades contario al que deberíamos implantar ya de manera imperativa. En el caso de Canarias señala macroproyectos sin sentido como el Circuito del Motor de Tenerife, el desarrollo urbanístico en zonas naturales como el conocido ‘Cuna del Alma’ en el Puertito de Adeje, ampliaciones y proyectos de nuevas carreteras cuando para aliviar el tráfico y la descarbonización deberíamos potenciar transportes colectivos eléctricos y cambiar el modelo de ciudad para vivir y trabajar lo más cerca posible, y como no, la gestión de los recursos hídricos.
Para el científico en lugar de hablar de cambio climático debemos hablar de una lista de factores distintos, relacionados y tan importantes como la protección de la biodiversidad. En este sentido, y en relación con la reciente pandemia de covid, destaca el artículo científico publicado por la prestigiosa revista Nature en 2010 por Felicia Keesing y su equipo, donde indicaba que la pérdida de biodiversidad está directamente relacionada con la prevalencia de enfermedades zoonóticas. Esto quiere decir que si se pierde biodiversidad en cualquiera de sus formas, van a aumentar las enfermedades principalmente transmitiéndose de unas especies animales a otras.
Por otro lado, llama a la urgencia de actuar ya y de manera local, pues entiende que no podemos esperar a que se avance en todos los países del mundo al mismo tiempo, “una milésima de grado puede ser determinante para la supervivencia en nuestro planeta. Ya se está hablando en foros internacionales de posibles futuros juicios de Nuremberg climáticos para depurar responsabilidades, entre ellas la política, pues son ellos los que toman decisiones delegadas por la ciudadanía. Esperemos que se actúe ya, antes de que sea drásticamente tarde”, advierte.
Revolución Científica exige tres cosas: un pacto de estado ecológico que garantice el desarrollo de medidas urgentes que no dependan del vaivén político del momento, la implantación de asambleas cuidadanas para el clima vinculantes y finalmente señalan el negacionismo climático y el retardismo (aquellas políticas que no niegan el cambio climático pero no priorizan las políticas sobre el mismo).