Alberto Núñez Feijóo ha planteado que se apoye a la candidatura más votada, pero en clara alusión a las del PP, aunque como se ha venido demostrando no así a las del PSOE.
En este sentido, ya se produjo la primera experiencia con el pacto en la comunidad autónoma de Castilla León entre el Partido Popular y Vox, después de al respecto celebrarse las correspondientes elecciones el domingo 13 de febrero de 2022. Posteriormente ese ejemplo se ha venido extrapolando a muchos municipios y gobiernos autonómicos, que se han venido configurando a todo lo largo del país.
Mediáticamente se les ha dado mucha más importancia, a los pactos suscritos por el PP con Vox en el País Valenciano, Islas Baleares, Aragón y sobre todo en Extremadura comunidad ésta en la que ganó las elecciones el PSOE. Sin embargo, el mensaje del Partido Popular con Feijóo al frente, no se ha tenido en consideración, para que fuera el Partido Socialista el que de ganar las elecciones, pasara a configurar los respectivos gobiernos. Por lo que nos afecta a los canarios el de nuestra comunidad autónoma, debería entrar en esa ecuación y es que el Partido Socialista Canario -PSOE, ganó las elecciones con la obtención de 23 diputados regionales, pero en esta ocasión igualmente contravino su mensaje de que gobernara la lista más votada y optó por apoyar a Coalición Canaria, que logró 19 parlamentarios autonómicos y el PP 15.
No le ha importado pactar con un partido político que nos ha estado gobernando durante 28 años, desde 1991 hasta el 2019 y teniendo Canarias las mejores condiciones para estar a la cabeza de todo lo bueno de España: clima, playas y paisajes. realmente excelentes. Situación geoestratégica privilegiada entre tres continentes: Europa, África y América, el R.E.F. (Régimen Económico y Fiscal), que engloba a la Z.E.C. (Zona Especial de Canarias), R.E.A. (Régimen Especial de Abastecimiento) y la R.I.C. (Régimen Inversiones de Canarias). Aparte de la R.U.P. (Régimen Ultra Periférico), proveniente desde la Unión Europea, por nuestra condición de insularidad y lejanía de la UE. Pero nos encontramos a la cabeza de todo lo malo: paro (el juvenil es junto con el de Grecia el mas elevado de toda la Unión Europea) y más precariedad laboral con los sueldos más bajos, mayor absentismo y fracaso escolar, embarazo de jóvenes no deseados, etc. Este es el gobierno que nos ha impuesto el Partido Popular de Feijóo. ¡Menuda desfachatez pregonar el apoyo de la candidatura mas votada y por su parte hace justo lo contrario!.
Como remate apela a barones “socialistas” que se rebelen contra Pedro Sánchez, para él poder formar gobierno y utiliza el señuelo que de ser así lo haría sin el concurso y la participación de Vox. Ese planteamiento en su momento el 29 de octubre de 2016 salió, precisamente por que el candidato del PP de aquel entonces Mariano Rajoy, contó con la abstención del PSOE auspiciada por jerarcas como Felipe González (éste ahora pretende que con Feijóo se vuelva a repetir), Alfonso Guerra, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo Terreros, José Luis Corcuera, Virgilio Zapatero, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, la gran baronesa Susana Díaz, etc.
Aunque lo estén deseando, pero en esta ocasión, no se saldrán con la suya y es que, en el PSOE, viendo la deriva del fascismo en Europa tanto la militancia y simpatizantes, nos hemos mentalizado sobre la gravedad de que el reaccionario PP y fascista Vox, formen gobierno y puedan imponernos el modelo de sociedad que les identifica, con falta de libertad y de justicia social. Es mucho lo que nos jugamos y en consecuencia, debemos estar unidos y hacer causa común para cerrarles el paso.
Seria el colmo, que después de las elecciones generales del próximo 23 de julio, pasen a gobernarnos la reaccionaria derecha extrema del Partido Popular y fascista extrema derecha de Vox, con Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal de presidente y vicepresidente respectivamente. El primero un indecente amigo del narcotraficante Marcial Dorado, condenado a 14 años de cárcel por todo el daño que le hizo a tantos y tantas jóvenes victimas adictas de las drogas y de sus familiares. Inexplicable que el electorado gallego no se lo haya tenido en cuenta, habiendo conseguido su apoyo para gobernar con mayoría absoluta la Junta de Galicia durante cuatro legislaturas.
Santiago Abascal aparte de ser un parasito que a sus 47 años lleva viviendo de cargos públicos, tanto de elección como de libre disposición (enchufado), por el PP desde prácticamente toda su vida (cuando tenía 23 años) y con Vox enseguida que lo constituyo en 2014 cuando produjo un desgajamiento del Partido Popular. Siente mucho a “su España” siendo “un gran patriota pero de hojalata”, pues buscó la formula de escabullirse para no hacer el servicio militar, algo que han solido hacer tantos otros personajes de su misma ralea.
Inexplicable que, tanto el PP que ha demostrado ser una de las organizaciones políticas mas corrupta de Europa y que, con financiación fraudulenta ha venido afrontando y ganando con mucha ventaja gran parte de los procesos electorales, como si fuera un deportista dopado, pero a éste si se le demuestra esa condición, le retiran los trofeos y títulos obtenidos. Sin embargo, el Partido Popular ha continuado con las fechorías de sus dirigentes empezando por Feijóo, percibiendo sobres sueldos y lo vienen haciendo con total impunidad. En una verdadera democracia, este tipo de actuaciones conllevaría la correspondiente penalización.
Lo mismo ocurre con Vox que se autoproclama constitucionalista, cuando muchos de sus postulados van en contra de la propia Constitución, entre otros, el titulo VIII que contempla el Estado de las autonomías que pretenden erradicar. ¿Cómo se ha permitido en Europa en general y nuestro país en particular, el afloramiento y arraigo de este tipo de partidos políticos fascistas?. ¿Por qué con los ejemplos tan dramáticos protagonizados por el nazismo de la Alemania de Hitler y el fascismo de la Italia de Mussolini, no se han adoptado las medidas oportunas para ilegalizar a este tipo e organizaciones políticas?. Lo malo es que cuando al respecto, se pretenda reaccionar sea demasiado tarde.
Antonio Aguado Suárez