Ante todo, quiero mostrarle mi mayor respeto a su persona, como tal me lo merece.
Sin embargo, como personaje público de la política española, tengo, como ciudadano, capacidad para criticar su labor como ministra de igualdad del gobierno de coalición Psoe/Unidas podemos.
No dudo, señora ministra, que toda esta marabunta que usted ha provocado entre la sociedad española se debe a sus ganas de mejorar, en la medida de lo posible, las condiciones de vida de la gente, eso no lo dudo. No obstante, y como dice el refrán “hay amores que matan”.
Analizando un poco su curriculum observo que, desde los 15 añitos, cuando se afilia a las juventudes comunista, ya se le veía futuro al pairo de la política española. El movimiento 15/M le vino como anillo al dedo para dar el salto definitivo dentro del entramado del partido creado por Pablo Iglesias y otros cuanto. Podemos se convirtió en su casa política, lo demás es historia.
No voy a ignorar su esfuerzo por conseguir una clasificación universitaria, su título de Psicología de la educación fue logrado a base de esfuerzo y trabajo. Nadie le regaló nada.
Todo lo que ha sucedido después es la crónica de una muerte anunciada, su ascenso dentro de Podemos, su unión sentimental con el gurú de Podemos, sus hijos, la compra del chalé en Galapagar, las incongruencias entre lo predicado y el predicando, forma parte del desastre de Unidas/Podemos.
Su gestión como ministra ha sido el nefasta.
¿hacía falta modificar la ley del aborto incluyendo la libertad de abortar a menores de edad sin el consentimiento paterno? ¿hacía falta modificar el código penal en cuanto a violadores asesinos y abusadores sexuales? Y si era necesario ¿por qué no se tuvo en cuenta las consecuencias de la nueva ley en cuanto al endurecimiento de las penas? ¿hacía falta una ley transexual permitiendo a los menores de edad decidir sobre su propio sexo, ignorando el dictamen de expertos en la materia?
Usted, señora Montero, seguro tendrá excusas para decir que todo estaba estudiado y asesorado por los técnicos y asesores de su ministerio de igualdad, yo creo que si hicieron dictámenes sobre las leyes usted hizo puñetero caso.
¿Sabe usted cuantas mujeres votaron en contra de la izquierda en las pasadas elecciones del 28/M, aterradas por la salida de prisión y rebaja de penas de violadores asesinos y abusadores sexuales, como voto de castigo al gobierno de coalición? No hace falta, con valorar el desastre de la izquierda y el hundimiento total de Unidas/Podemos, tenemos la prueba.
Debería usted saber (como psicóloga) que su arrogancia tiene un nombre y se llama “el síndrome de Dunning Kruger”.
Le aclaro: El síndrome Dunning-Kruger es un prejuicio de tipo cognitivo a través del cual las personas creen ser más inteligentes y capaces de lo que en realidad son.
El problema de fondo es que las personas que tienen bajas capacidades no cuentan con las habilidades necesarias para reconocer su propia incompetencia. Precisamente esta combinación de ignorancia y falta de percepción sobre los propios límites es lo que hace que una persona termine sobreestimando sus capacidades.
Esta enfermedad le impide ver la realidad que le rodea, usted ha dejado ser imprescindible, usted y su pareja, y por muchos palmeros y palmeras que le aplaudan, su tiempo en política, como el de otros y otras muchas y muchos, ha cumplido, póngase a un lado y deje pasar los que vienen empujando con fuerza, le aseguro que todos se lo agradeceremos.