Los sabios antiguos ya nos anunciaban que la política es el arte de transformar lo imposible en posible.
Dicen que Aristóteles, Maquiavelo, Bismarck o Churchill también dijeron aquello de que la política es el arte de lo posible.
Según me cuentan fuentes cercanas al Partido Socialista Canario (PSC), Ángel Víctor Torres, Augusto Hidalgo y Sebastián Franquis, estarían negociando como “enemigos íntimos”, para ser los tres primeros en encabezar, presuntamente, la lista al Congreso de los Diputados para las elecciones generales del próximo 23 de julio de 2023.
Tras la debacle estrepitosa del PSOE en las elecciones del pasado 28 de mayo, ambos dirigentes socialistas «prometieron» que iban a «trabajar» por Canarias en el Cabildo de Gran Canaria y en el parlamento regional durante los próximos cuatro años. Pero como no tienen mayoría para formar Gobierno y no les gusta estar sentados en la bancada fría y gélida de la oposición sin coche oficial y otras prebendas, estarían sopesando seguir viviendo de la política como diputados en Madrid. Ser diputado en el Congreso da la posibilidad de cambiar lo imposible en posible. El dinero y otros privilegios también atraen a los parlamentarios.
¿Cuánto gana un diputado en España? Según los datos disponibles en el Portal de Transparencia del Congreso, un diputado tiene un sueldo base de 3.050,62 euros brutos al mes al que se suman las «ayudas, franquicias e indemnizaciones por gastos que sean indispensables para el cumplimiento de su función», según el Artículo 8.2 del Reglamento del Congreso de los Diputados.
Así, a esta cantidad, hay que sumarle una indemnización mensual, que para los electos por Madrid es de 935,37 euros y para los de otras provincias es de 1.959,62 euros. Por lo tanto, el sueldo base anual sería de 55.803,86 euros brutos o 70.143,36 euros brutos. Más otros gastos cubiertos para el uso del transporte público como taxis y viajes aéreos en clase VIP. Más un menú especial en la cafetería del Congreso por sólo 4,5 euros.
Cada uno de estos tres «funcionarios socialistas»: Ángel Víctor, Hidalgo y Franquis, llevan más de 30/35 años viviendo de la política. Dicen que son de izquierda. ¿De qué izquierda? Será de la nueva izquierda capitalista. En el caso de Franquis, suma casi 40 años ejerciendo de «brujo» como Rasputin.
Este es el PSOE que mató al PSOE: un partido cuyos veteranos dirigentes se niegan a la renovación de los cargos porque utilizan la política como un cortijo particular.
Estamos ante un PSOE acomodado y distanciado de la sociedad que dice -con una enorme dosis de hipocresía-, representar a la clase obrera y trabajadora. ¡Cuánto cinismo! Entre ellos mismos, en sus luchas intestinas con Unidas Podemos y otros “socios” que apoyan a un Gobierno de coalición asirocado y desquiciado, se han matado. Los españoles le han dado la espalda al PSOE porque se olvidaron de la calle, de los barrios, de los pueblos, de las fábricas y de los jóvenes.
La mayoría de estos «patriotas» no son socialistas; son neoliberales capitalistas y burgueses. Así es la nueva casta socialista.
Esta casta de la izquierda trajeada con trajes de Armani es la que se ha cargado y descuartizado al PSOE de Pablo Iglesias, su fundador y obrero hace 144 años.
Mientras estos caballeros del socialismo burgués viven como ricos, un obrero cobra un salario de 1.080 euros mensuales. Con ese sueldo de miseria, la mayoría de los españoles y sus familias no llegan ni a mitad del mes.
Hay miles de bolsas de hambre; la pobreza extrema hace colas para poder comer en las sedes de Cáritas y Bancos de Alimentos; faltan miles y miles de viviendas sociales en toda España; los precios salvajes de los alquileres de los pisos de propiedad privada superan -en la mayoría de sus ofertas abusivas y mafiosas- el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de los trabajadores y trabajadoras fijado en 1.080 euros al mes. A lo que hay que añadir los desorbitados y sangrantes precios de los alimentos cuya cesta de la compra es la más cara de la Unión Europea. Comer en Canarias empieza a ser un lujo. El PSOE se ha olvidado de los ciudadanos más vulnerables.
La Sanidad Pública está hundida y en la bancarrota. Las listas de espera son tercermundistas. La Enseñanza Pública ha perdido su calidad. En el diagnóstico global, su referente es el fracaso escolar, el abandono de los estudios universitarios y la huida de nuestros jóvenes de España que buscan otras alternativas en el extranjero. En la misma y triste situación están los médicos a los que ofrecen contratos miserables por un mes o quince días como sustitutos en los Centros de Salud.
El Gobierno de Pedro Sánchez se olvidó y dio la espalda a los jóvenes. Y olvida, a modo de desprecio, a un colectivo mayoritario que son las amas de casa que trabajan de sol a sol sin ningún tipo de ayudas económicas. El Gobierno y toda la clase política ven a las amas de casa como «esclavas y criadas domésticas». No las valoran como seres humanos que dedican su vida al cuidado de sus familias. Por supuesto que tenemos que defender todos los derechos de todas las mujeres. Pero, las amas de casa, también son mujeres, madres y esposas que no perciben ni una simbólica ayuda por trabajar 365 días en sus hogares sin ningún reconocimiento por parte del Estado.
Vivimos en la España de los pactos políticos para seguir gobernando sin abandonar La Moncloa. No vivimos en una España cuyo Gobierno resuelva los problemas de los ciudadanos. Aquí sólo se habla de pactos y de cargos. Aquí, ningún líder político nos ilusiona con programas y proyectos políticos atractivos para consolidar una España con futuro. La batalla no son los ciudadanos y sus derechos fundamentales; la gran batalla son los cargos a repartir y un sueldo de rico como parlamentario. ¡A vivir que son dos dias!
Estamos hipnotizados por partidos políticos sin escrúpulos. No sabemos a qué nos enfrentamos y qué pasará la temida noche del próximo 23 de julio. El PSOE está en caída libre. Unidas Podemos ni está ni se le espera. SUMAR, sumará poco. La derecha (PP) y la ultraderecha (VOX), nos esperan en las cunetas del odio y el rencor.
Si no pasamos de las quejas a la acción popular en las calles, a partir del próximo 23 de Julio de 2023, España será convertida en un cuartel. La palabra será militarizada.
¿Culpables? La izquierda es la gran culpable por mantenerse desunida. Porque, la izquierda, es el peor enemigo de la izquierda.
Como decía Manuel Azaña, presidente del Consejo de Ministros y presidente de la Segunda República: ¡Pobre España!