Se confirma la debacle que se esperaba, las izquierdas alternativas a la izquierda del PSOE (aclaro: al PSOE no se le puede considerar izquierda) desaparecen del mapa canario prácticamente en todos lados, salvo alguna contada excepción que no cambia absolutamente nada.
¿Cuáles son las razones de semejante desastre? La primera y fundamental los cuatro años tirados a la basura de los representantes de Unidas Podemos en el Parlamento y en la mayoría de ayuntamientos, con una política pusilánime, muy tibia, que no dio solución ni plantó batalla en un montón de asuntos importantes. Un ejemplo especialmente sangrante de esto que comento, el acceso a la vivienda, ni una sola medida, ni una sola propuesta, ni un solo apoyo a la reivindicaciones de las plataformas sociales, ni fiscalizar o limitar el alquiler vacacional, ni apretar a los fondos buitre y a los especuladores, ni frenar la compra de vivienda a extranjeros, ni presionar para que se aprobaran leyes como se han aprobado en otras Comunidades Autónomas (Tanteo y Retracto, Expropiación Temporal de Vivienda Vacía a grandes tenedores); y el resultado: una sociedad canaria partida en dos, con más de la mitad de la población considerablemente empobrecida por la falta de acceso a la vivienda. No hablemos ya del desastre en Dependencia o la imagen ciertamente mala de su principal lideresa. En resumen, que Canarias lleve ya dos años batiendo récord de ingresos, aumentando el número de ricos, cada vez más y más ricos, batiendo también récord de llegadas de turistas, con una economía que crece 3 puntos por encima de la media estatal y que su población sea cada vez más pobre, es una anomalía que solo pueden anotarse como derrota los partidos de las izquierdas alternativas que han estado gobernando, que se supone que han de estar sobretodo con estos sectores de la población. No lo han hecho, y ahí están los resultados.
Pero no podemos olvidar en esta debacle histórica otro factor fundamental, la división total de las opciones de izquierdas, con la irrupción de Drago Verdes Canarias, Reunir Canarias, Más Canarias y Ahora Canarias-PCPC, entre otros. Ya saben de las complicadas barreras electorales que hay en la Ley Electoral Canaria, lo sabemos algunos y lo debían saber también estos partidos, pero les dio igual, y con esta división cainita tan grande, con esa incapacidad manifiesta de llegar a acuerdos, unas y otras candidaturas se han anulado entre ellas y un montón de votos se han ido a la basura en el Parlamento de Canarias, en los Cabildos y en muchísimos ayuntamientos, poniendo en bandeja la suma mayoritaria de las derechas, con un detalle aún más preocupante, la entrada de Vox con muchos escaños en muchas instituciones. Cierto que en este análisis de la división de las alternativas no seríamos justos si pusiéramos al mismo nivel a todas las opciones, puesto que Reunir, Más Canarias y Ahora Canarias son francamente minoritarios. El análisis y los pecados de Unidas Podemos con el Sí se Puede ya lo hemos explicado antes, toca ahondar un poco más en lo que ha supuesto la irrupción de Alberto Rodríguez con su proyecto Drago, como la otra figura mediática destacada del panorama alternativo canario. El resultado: dos concejales en La Laguna, creo, y poco más. Dos concejales que han restado a Rubens Ascanio (que es de lo poco salvable de la coalición USP) y de milagro dan para mantener la alcaldía que ya había. En Santa Cruz de Tenerife lo que Drago ha restado a Ramón Trujillo y compañía ha supuesto el desastre total, casi con los mismos votos que Vox, cero concejales, y Vox 3. La misma cuenta, el mismo desastre, la misma resta en el Parlamento y en los Cabildos, donde la pugna entre Alberto Rodriguez y Noemí Santana, entre Drago y Unidas Sí Podemos, ha supuesto que se anulen entre ellos y no superen las barreras mínimas. Total, como dice el refrán, “para este viaje no hacían falta tantas alforjas”.
Y este es el análisis honesto que deberían hacer todos estos partidos, mea culpa, y aprender la dolorosa lección. Volver a entrar en que la gente es ignorante y no sabe votar, que la culpa es del otro partido que no se sumó conmigo o de una izquierda crítica en su torre de marfil (que Alberto Rodriguez dice que le da asco), es seguir repitiendo ad infinitum los mismos errores, y lo que es peor, es condenar a todas esas luchas justas de la gente que peor está en esta tierra, a que nadie pueda luchar por ellos, con un agravante que no podemos olvidar: ahora ya no está Lolo Dorta para luchar por ellos.
Y bueno, también podríamos mirar fuera de Canarias y ver lo que pasa para completar el análisis. Y lo que pasa es que la pseudoizquierda de Pedro Sánchez y su muletilla de Unidas-Podemos, con una cuenta parecida a lo que sucede en Canarias, no han sabido dar respuesta a los grandes problemas de la ciudadanía en España, porque con una Reforma Laboral, un aumento del Salario Mínimo y algunas leyes feministas no es suficiente. Al margen de que el capitalismo es el que manda en el sistema, en los medios y en la psique de la mayoría de ciudadanos, y así las izquierdas siempre acaban jugando el partido fuera de casa, en un marco del lenguaje que no es el suyo (véase a George Lakoff), con todas las de perder.
En este punto de mi análisis y llegando ya casi al final, solo cabe una salida: o las izquierdas alternativas se refundan o se acabó. ¿Por dónde podría pasar esa refundación? Por la unidad, por supuesto, esta lamentable división no puede volver a repetirse, ya está bien de egos, de chiringuitos y de grupos chachis. Por un programa claramente anticapitalista, valiente y dispuesto a jugar en otro marco, con otras reglas, con otros lenguajes. También pasa por romper las dinámicas verticales, mentirosas, apoltronadas y asqueantes de los partidos políticos que tanto desprecia buena parte de la ciudadanía, esto es: buscando otra forma de hacer política, desde la base, más participativa, más honesta, más veraz, contando con los de abajo, y estando también con los de abajo, con las luchas, con los colectivos, con la gente que sufre, no dejando a nadie atrás. Y por supuesto, especialmente en lugares como Canarias, con un programa claramente canario, sin tutelas ni sucursalismos, que luche por más cotas de soberanismo y autonomía, o lo que es lo mismo: libertad de los canarios para decidir sobre los problemas que nos afectan en Canarias. Y hasta aquí esta mínima reflexión de un activista de izquierdas, mil veces atacado, cuestionado o condenado al ostracismo por ser y pensar diferente. No me hagan caso si no quieren, pero creo que no hay muchos más caminos.
Eloy Cuadra, escritor y activista social.