Escucha la entrevista con José García Casanova, doctor en Biología
Es doctor en Ciencias Biológicas y ejerció como técnico superior en la Viceconsejería de Medioambiente del Gobierno de Canarias. Hablamos en La Trapera con José García Casanova, para comentar el papel de las instituciones a la hora de proteger la biodiversidad y la respuesta de la sociedad canaria.
García Casanova, tanto por su carrera profesional como por su compromiso ciudadano, posee una especial sensibilidad ante los impactos medioambientales que ha generado y sigue causando el modelo de desarrollo propugnado desde las administraciones canarias. Siguen proliferando proyectos que provocan un deterioro importante de la biodiversidad en las Islas y la indignación de la comunidad científica se ha palpado en los últimos meses de forma significativa.
“Detrás de todos estos megaproyectos hay cosas oscuras”, considera José García. Recuerda el contexto que propició la construcción del Puerto de Granadilla, con informes ocultos y modificaciones que trataron de suavizar la repercusión sobre el medioambiente que tuvo esta obra. “Por desgracia, a pesar de que la ciudadanía estuvo en contra, el pulso lo ganaron quienes tenían el poder económico y político; hicieron esa barbaridad innecesaria, dañina e inútil”, recalca.
García Casanova se muestra indignado ante el hecho de que tenga que ser una asociación como Tegüico la que detecte yacimientos arqueológicos en el Puertito de Adeje que eran ignorados previamente desde las instituciones. Si bien agradece el esfuerzo que se está haciendo desde la sociedad civil organizada, reconoce que se están asumiendo tareas que corresponden a los gobiernos.
A pesar de la sanción económica de 600.000€ que está promoviendo la Dirección General de Patrimonio contra la promotora de Cuna del Alma, el biólogo advierte: “no podemos cambiar memoria por reparación económica y lo mismo sucede con la biodiversidad”.
Considera García Casanova que, ahora que se está tramitando la nueva ley de biodiversidad para Canarias, es el momento de hacer una serie de modificaciones que permitan dar un marco de protección más amplio al medioambiente en el Archipiélago. A este respecto, destaca dos ámbitos fundamentales de actuación.
El primero pasa por solucionar lo que considera una “perversión” del espíritu de la ley, cuando se exige a las empresas promotoras de macroproyectos como el de Cuna del Alma que sean ellas queines aporten los informes de impacto ecológico. Ante la sensación generalizada de que de esta manera las constructoras contratan a supuestos expertos que les hacen informes ad hoc para proseguir con las obras, José García manifiesta con rotundidad: “los estudios de impacto ambiental no pueden ser aportados por el promotor”.
En segundo lugar, el biólogo también opina que se hace necesario especificar que ningún estudio de impacto ambiental puede ser realizado en un periodo inferior a un año. Cita ejemplos como el de aves migratorias que solo habitan determinada zona en un periodo estacional o el de la flora que solo aparece íntegramente después de que se produzcan lluvias. En este sentido, García Casanova aboga por que se complete, como mínimo, ese ciclo de cuatro estaciones para poder validar un estudio de consecuencias ecológicas con rigurosidad: “los estudios de impacto ambiental tienen que ser como mínimo anuales, si no es un paripé”, asegura.