Escucha el relato de Pablo de Aguere, activista Stop Cuna del Alma.
Este jueves ha vuelto a aumentar la tensión en las obras del macroproyecto en El Puertito de Adeje. Por primera vez en tres meses, una pala mecánica se acercó al entorno de La Atalaya y uno de los acampados le interrumpió el paso para evitar su acceso a ese espacio de alto valor arqueológico.
El activista recordó al operario de la máquina la fragilidad de la zona a la que pretendía acceder con un vehículo que causaría graves daños, pero éste no detuvo la pala hasta topar con él, golpeándole. Posteriormente un miembro del personal de la seguridad de la promotora le propinó un cabezazo al activista y le rompió el teléfono móvil, según fuentes de la Acampada.
Se trata pues de una nueva agresión producida sobre quienes se encuentran defendiendo el entorno de El Puertito de Adeje de unas obras que, como recuerda Pablo de Aguere, “están destruyendo un patrimonio irrecuperable, nuestra historia y nuestra identidad”.
La zona a la que pretendieron acceder los promotores de Cuna del Alma es especialmente vulnerable. En ella se encuentra uno de los yacimientos aborígenes más importantes como el de la Atalaya guanche, de alto valor arqueológico, que además colinda con el Espacio Natural Protegido de La Caleta. “La máquina que estuvo circulando tenía a un lado un yacimiento guanche y al otro el sitio de interés científico la caleta Diego Hernández; no es aceptable a nivel medioambiental ni arqueológico”, subraya Pablo.
Esta última agresión volvió a ser notificada de inmediato a la Guardia Civil, que se desplazó al lugar de los hechos para indicar a los activistas que “la empresa tenía todos los permisos para trabajar allí”, según aclara la Acampada Stop Cuna del Alma en un comunicado. Añade Pablo que la respuesta de los agentes fue orientada a culpabilizar al propio agredido, insistiéndole en que él se habría expuesto voluntariamente delante de la máquina.
Con el fin de evitar nuevos intentos de avanzar con la pala hacia la zona protegida, varios activistas se encaramaron a la máquina logrando su paralización. Los manifestantes insistieron a la Guardia Civil en que acudiera el Seprona, cuestión rechazada por los agentes en primera instancia. La insistencia de los activistas logró que finalmente miembros del Seprona se personaran en el lugar para elaborar un informe completo que obligó a la promotora a retirar la máquina de la zona ante la sensibilidad de especies, como la viborina triste, de alto valor y vulnerabilidad. Esta decisión fue celebrada por integrantes de la Acampada pues supone un freno a las intenciones de la promotora, que se expondría a sanciones de mayor gravedad de continuar en la misma línea.
Tanto la de hoy, como las anteriores agresiones sufridas por los activistas, han sido denunciadas con sus correspondientes partes de lesiones y material audiovisual que demuestra la intensidad de la represión ejercida. Sin embargo, hasta el momento no han prosperado ni se ha procedido a la sanción de estas actuaciones o la compensación de los daños generados hacia las personas agredidas.
Aunque Pablo de Aguere lamenta estos acontecimientos afirmando que “simplemente se deja hacer a quienes tienen el poder y el dinero”, advierte para finalizar su intervención en Radio San Borondón relatando lo sucedido: “pase lo que pase, vamos a estar luchando”.