Escucha la intervención completa de Lola, activista en la acampada para Salvar el Puertito.
La impotencia corrió por las venas de esta joven activista llamada Lola cuando el pasado martes el personal de seguridad de las obras de Cuna del Alma y los operarios de la misma la agredieron y destruyeron provocativamente una planta protegida frente a ella.
Los activistas de la acampada para Salvar El Puertito llevan una semana siguiendo los pasos de una arqueóloga contratada por la propia empresa constructora y denunciando su actuación sobre los yacimientos de manera incorrecta.
En respuesta a la vigilancia del colectivo, la empresa constructora decidió delimitar la zona. “Dentro de ese perímetro hay un montón de echium triste que es la planta protegida que nos ha permitido parar la obra en otras zonas y también hay yacimientos”, explica Lola.
Cuando los trabajadores empezaron a tirar material de obra sobre las plantas, rompiéndolas y pisándolas, Lola se acercó para tratar de proteger una especie que está esperando ser incluida definitivamente en el catálogo autonómico.
Lola relata la impotencia que sintió junto al resto de compañeras y compañeros allí presentes al ver cómo los operarios no solo actuaban en contra de la conservación del lugar sino además provocaban junto al personal de seguridad a los activistas.
Tras llamar repetidas veces a la policía y el Seprona, la protección a las especies del entorno sigue sin producirse. “Es una desfachatez el comportamiento de los obreros y los seguratas, pero es pésima la omisión de delito que está haciendo la Guardia Civil, que vienen y se siguen lavando las manos.”, declara Lola.
Aunque continúan resistiendo estoicamente, la activista reconoce que las fuerzas se debilitan tras ocho semanas de acampada. Lola invita a la población a dejar la comodidad y pide el apoyo presencial.
Finaliza haciendo un llamamiento contundente: “esto es responsabilidad de todos; se agradecen mucho los ánimos, la fuerza, los likes; pero la realidad aquí en el campamento es otra, somos personas que vamos a hacer aquí dos meses y también tenemos vida; tenemos que trabajar y ambiciones en nuestras vidas y el tiempo se está haciendo pesado, las energías se desgastan, y yo creo que si vinieran en una semana 50 personas parábamos esta obra”.