Hace unos días, este pasado 18 de julio de 2022, decían ¡Arriba España! para celebrar un golpe de Estado criminal (1936) en el que los salvadores de la patria pusieron en marcha la vía fascista de exterminio del contrario inaugurada ya en otros países de Europa.
Esa historia hay que explicarla, con rigor, y no hacer apología de la violencia ni de los asesinatos del carnicero de Franco como va predicando el “condotiero” Abascal, el monaguillo del OPUS DEI que se desespera en pescar votos en ríos revueltos donde naufraga la miseria. Votar a VOX (“La Bestia”), es votar franquismo.
Santiago Abascal, de “oscuro pasado”, es un “mercenario” de la política. Primero estuvo en las juventudes del PP; luego, Esperanza Aguirre lo “enchufó“ como director de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid donde Abascal cobró entre 2011 y 2013 un sueldo público superior al del Presidente del Gobierno. Según ha reconocido la Comunidad de Madrid a distintos medios, el sueldo de Abascal en ese periodo fue de 82.491,84 euros al año con un complemento de productividad de 11.363,16 euros.
El ex militante ultraderechista del PP y actual líder de VOX (“La Bestia”) es un nazi y un fascista con colmillos de lobo. Pero va disfrazado de Robin Hood que actúa como un farsante que dice ser el “defensor de los pobres”…
Abascal, “el jefe”, es un vaticanista (“vaticanisti”.) No olvidemos que los vaticanistas son una secta. Este siniestro personaje es un simple vendedor de mentiras. Esa gente de VOX están anclados en el pasado. Son unos nostálgicos del franquismo más cruel. Por lo general son personas infelices, amargadas y nostálgicas del franquismo que tuvo secuestrados a los españoles durante cuarenta años en el infierno del terror. Ser de extrema derecha es una enfermedad.
Estamos comprobando que una parte de la sociedad española se está creando a la medida de esta nueva máquina de mentir. La marca de estos nuevos falangistas lleva el sello fascista de VOX (“La Bestia”), la nueva clase dominante integrada por “mercenarios” de la política. Sus objetivos, entre otras barbaridades producto de su esquizofrenia política, es crear una fábrica de analfabetos, potenciar la incultura y premiar con una paga extraordinaria a las clases más vulnerables y sin recursos para que no piensen.
España no puede estar en manos de una banda de aventureros y mercaderes de la mentira convertidos en auténticos fabricantes asalariados ultraderechistas de las fakes news. “Miente que algo queda”, decía Joseph Goebbels, ex ministro de Propaganda nazi del carnicero Adolf Hitler. Goebbels se suicidó en Berlín un día después de que lo hiciera Hitler para no ser apresado, condenado y fusilado. De momento, no sabemos cuál será el futuro De Santiago Abascal, el nuevo Goebbels español…
VOX (“La Bestia”), es un peligro público para la democracia. Sus principales dirigentes fascistas siguen apoyando en pleno siglo XXI la represión de la dictadura franquista.
Este partido nazi de la extrema derecha cavernícola tiene que ser ilegalizado por hacer apología del asesino de Franco y su dictadura criminal que mató a miles y miles de inocentes. Según escribe el periodista José Antequera en el Diario16 el pasado 21 de marzo de 2021, “a fecha de hoy, los expertos todavía no se han puesto de acuerdo en cuántos muertos costó la Guerra Civil Española y la posterior represión de la dictadura franquista”. Es decir, hasta el día de hoy parece que los historiadores no se ponen de acuerdo.
Algunos expertos hablan de 625.000 fallecidos, sin olvidar el recurrente “millón de muertos”, un dato sin duda aleatorio pero aceptado casi unánimemente por los más prestigiosos hispanistas”.
Estamos, pues, ante un enigma sin resolver sobre el número de muertos de la Guerra Civil Española. Sin embargo, otros analistas opinan que “el dictador Franco ordenó matar a más de dos millones de españoles que lucharon contra el franquismo y murieron defendiendo las libertades y la democracia”.
Efectivamente, recientes trabajos de Paul Preston (El holocausto español), Santos Julià (Víctimas de la guerra civil) y Francisco Espinosa (Violencia roja y azul. España, 1936-1959), acotan algo más las estimaciones.
Los macabros crímenes masivos ordenados por el carnicero y asesino Francisco Franco, son aplaudidos hoy por los fascistas de VOX cantando el Cara al Sol. Estos nostálgicos patriotas de los crímenes de Franco, sueñan con formar un Gobierno de coalición con el redentor del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, “el zorro”. La obsesión del adalid de Abascal es limitar las libertades en España. Es decir, retornar al pasado más oscuro y tenebroso secuestrándonos en el túnel de la involución.
Si se llegara a conformar ese supuesto y temeroso gobierno de coalición entre PP (OPUS DEI) y VOX(“La Bestia”), no es de extrañar que Santiago Abascal (“el caudillo vaticanisti”) se inspire en las leyes de Franco para reinstaurar la represión judicial, policial y militar, promulgando la Ley de Responsabilidades Políticas, una terrible y aplastante maquinaria de exterminio.
Entre la derecha opudeísta del PP (Núñez Feijóo) y la ultraderecha vaticanista de VOX (Abascal), todo es posible. La política hace extraños amigos de cama. “La Bestia” anda suelta. Santiago Abascal es la cara del fascismo. En el mismo Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional, siguen haciendo apología de los crímenes de Franco. Son terroristas y enemigos de la democracia. Sin embargo, el Gobierno, la Fiscalía, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional, callan. ¿Se imaginan que, en el mismo hemiciclo, donde se legislan las leyes, los diputados y diputadas de Euskal Herria Bildu, la principal fuerza política de la izquierda abertzale en España, hicieran apología de la banda terrorista ETA y de los presos etarras? Lo más seguro es que fueran detenidos en el mismo Congreso, condenados e ingresados en la cárcel.
El Gobierno de Pedro Sánchez, con la Constitución y el Código Penal vigentes, tiene la responsabilidad política de ilegalizar y meter en prisión a los dirigentes de VOX por enaltecimiento de la dictadura y los crímenes del dictador Franco.
Armando Marcos (Periodista)