CUADERNO DE BITÁCORA
El presidente de México vuelve de nuevo arremeter contra España y los españoles, su eterna reivindicación del daño sufrido por los mayas, aztecas, incas etc.…, culpando a la corona de España de algo que sucedió hace más de 500 años, es patético y parece más una pataleta de un viejo enchochado que algo importante y que pueda mejorar al pueblo mexicano.
López Obrador ataca de nuevo y esta vez, con voz de Manzanero, nos habla de que nuestro noviazgo hay que «pausarlo» porque las relaciones comerciales entre uno y otro país no son buenas para México. El presidente mexicano está acostumbrado a desviar la atención, tirando globos sonda al aire, del verdadero drama de los chamacos del lindo y querido México.
Porque es increíble lo que está ocurriendo en México, donde se organizan los ciudadanos en brigadas para intentar localizar a personas desaparecidas, ante la desidia de las fuerzas de seguridad y la justicia mexicana.
En un país que fue la segunda patria de miles de refugiados políticos, entre ellos cientos de españoles, han llegado a una pérdida total de los derechos humanos, un estado mafioso con una justicia vendida a los poderes fácticos, una oligarquía del poderoso que oprime a la población mexicana.
La juventud huye con el miedo en el cuerpo, jóvenes valores se reparten como una diáspora inacabable por todo el mundo pidiendo asilo político allá donde se lo den… Y los demás países del mundo, conocedores de esta terrible tragedia donde se cuentan por cientos de miles los mexicanos desaparecidos, miran para otro lado y mantienen las embajadas con uno los Estados más corruptos y genocidas del mundo.
En México la violencia en el país continua se sigue con torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, persiste la impunidad por violaciones de derechos humanos y crímenes de derecho internacional.
Amnistía Internacional, en su análisis anual de la situación de los Derechos Humanos en el mundo, dice que México y otros países de América son las regiones más violentas y desiguales del mundo.
El año 2021 se saldó con un total de 36.856 homicidios, un 10% más que en 2020. En respuesta a tanta violencia hubo manifestaciones de los movimientos docentes, se llevaron a cabo redadas policiales lo que provocó decenas de muertos y heridos.
Las ejecuciones extrajudiciales, cuyos autores gozan de impunidad debido a la falta de investigaciones. Por tercer año consecutivo no se publican datos de personas muertas o heridas en enfrentamientos con el ejército o la policía.
La impunidad por tortura y violencia de género sigue siendo absoluta. El Senado ante la protesta generalizada aprobó una iniciativa de ley contra la tortura. Mujeres que se someten a violencia sexual como forma de tortura, es común entre las mujeres mexicanas el “agradecimiento sexual” para conseguir un puesto de trabajo. En cuanto a las desapariciones forzosas, 29.917 personas desaparecidas (22.414 hombres y 7.503 mujeres)
Amenazas, hostigamientos e intimidaciones policiales a periodistas y defensores de los derechos humanos, con un balance de 28 asesinatos impunes.
Con este triste bagaje, no es de extrañar la actitud de los norteamericanos respecto a sus vecinos mexicanos. Las espaldas mojadas, los chicanos, los hambrientos, los corruptos.
Sería injusto por mi parte, en esta columna, no hablar del verdadero y maravilloso pueblo mexicano. Gente llena de ansias, que ven truncadas sus ilusiones por culpa de políticos y gobiernos corruptos. Los descendientes de Moctezuma el grande, los hijos de la cultura azteca, se ven impotentes ante tanta mafia institucionalizada.
Jueces y fiscales corruptos vendidos a los traficantes de la droga y a los poderes fáticos. Ejercito sin control del Estado y merced a los jefes de los carteles de Tijuana, Nogales, Cabo San Lucas, Puerto Vallarta, Guadalajara, Acapulco, Cancún y Ciudad de México.
Las decapitaciones, ejecuciones en masa, cuerpos colgados en público y la tortura… todo es parte de la guerra masiva de las drogas.
La guerra por las drogas en México ha cobrado más de 100.000 vidas entre 2006 y 2019, de acuerdo con un estudio estimado en el reporte de 2020 del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.
Las rivalidades feroces entre los cárteles de México han causado estragos en la vida de los civiles que no tienen nada que ver con el tráfico de drogas. Los transeúntes, personas que se han negado a unirse a los cárteles, migrantes, periodistas y funcionarios de gobierno han sido asesinados.
Un país con casi 124 millones de habitantes, que tiene y debe liderar el continente americano, que puede ser el ejemplo de la democracia en Sudamérica es inaudito como puede estar viviendo en ese mundo de injusticia total.
Son los propios mexicanos los que tienen que poner coto final a tanta barbarie, nunca tan pocos podrán contra la voluntad de tantos. Es el pueblo mexicano el que debe salir a la calle, con picos y palas, con todo lo que tenga a la mano para acabar con tanto hijo de la chingada, no pueden esperar a otro Pancho Villa, es hora de volver a recuperar la cordura, si es por fuerza de la violencia bienvenida sea.