Entrevista en Radio San Borondón a Marifé Navarro Idoy, miembro del colectivo “Somos Red”, en la que denuncia la muerte reciente de un joven en una playa de El Confital, en la capital grancanaria, por el abandono y maltrato institucional.
Idoia lamenta que esto siga ocurriendo, asegura que esta muerte se pudo evitar y es la consecuencia de la carencia de políticas migratorias y la crueldad resultante. Por otra parte señala también el silencio de los medios de comunicación ante este caso sangrante.
Barray llevaba un año en el Centro de Menores de Puerto Bello, cerrado por abusos sexuales y supuesta explotación sexual, por los que aún nadie ha sido juzgado. Posteriormente fue reenviado a otro Centro en unas condiciones muy duras y finalmente acabó en situación de calle. “Por eso murió, -afirma Marifé – vino persiguiendo el sueño de ayudar a su madre enferma, aquí conoció que su padre había muerto y quiso volver. Desde “Somos Red” se le quiso ayudar, pero Barray no tenía documentación y Marruecos no le concedió la repatriación. Sin embargo ahora sí van a repatriar su cadáver”.
Marifé Navarro denuncia que los macro centros de acogida a migrantes son estructuras inhumanas, con personal que en ocasiones es racista y no está preparado. Advierte de que los menores tutelados deberían estar recibiendo escolarización y cuidados, pero esta atención no se les está proporcionando y recuerda que el Estado debe hacerse responsable y vigilar a los organismos encargados de sostener la vida de estas personas.
El fallecimiento de Barray coincide con el hallazgo en alta mar de una patera en la que se encontraron 8 personas fallecidas, cuyas vidas truncadas suman al que ya es el año más mortífero en la ruta canaria de migración desde el continente africano.
Comunicado de “Somos Red” ante el fallecimiento de Barray en una playa de Gran Canaria
Barray era un joven de 19 años que partió de Dakhla para perseguir un sueño: llegar a España por la “ruta canaria” y ayudar a sus padres a salir adelante. Tras meses de sobrevivir a la violencia de un centro de menores y a la dureza de las calles de la capital de
Gran Canaria, ha fallecido en una playa por causas desconocidas. Su muerte señala las insuficiencias de la política migratoria, especialmente en relación con la situación de abandono de las personas menores no acompañadas que alcanzan la mayoría de edad.
Después de sobrevivir a la travesía en patera, Barray fue internado en el centro de menores de Portobello. Poco después, salieron a la luz pública las denuncias acerca de malos tratos y presuntas agresiones sexuales que estarían teniendo lugar en dichas instalaciones. El centro fue cerrado sin que se llevaran a cabo las investigaciones pertinentes para identificar responsables, ni sobre la responsabilidad de la entidad gestora y autoridades competentes.
A Barray le trasladaron al centro Valle Tabares, y luego de cumplir la mayoría de edad, terminó en situación de calle, siendo víctima de agresiones y robos en varias ocasiones.
Activistas de Somos Red que tuvieron contacto con él recuerdan que tras averiguar que su padre había fallecido, solicitó insistentemente volver a ingresar a un centro. En varias ocasiones intentó ser repatriado por el consulado de Marruecos o ser acogido por el programa de retorno voluntario de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), pero no se atendió a sus necesidades por carecer de papeles que le identificaran.
Luego de esperar infructuosamente el apoyo de la sociedad que le lanzó a la marginalidad, Barray murió en la madrugada del 14 de noviembre en la capital grancanaria. Su cuerpo será repatriado por las autoridades marroquíes, que ahora, ya muerto, le reconocen una identidad que le negaron hasta su muerte, lo que le impidió regresar con su familia. El pasado 2 de marzo también falleció en situación de calle Ahmed, otro joven marroquí que poco tiempo antes había sido expulsado sin recursos y que también transmitía a quien quisiera escucharle que ya no aguantaba más la dureza de su situación.
Desde Somos Red consideramos que estas dos trágicas experiencias evidencian las carencias en materia de derechos de las políticas migratorias de las autoridades municipales, insulares y autonómicas, que abocan a estos jóvenes a situaciones de total
precariedad una vez alcanzada la mayoría de edad. A su vez, sus tempranas muertes ponen en el tapete el fracaso de la sociedad canaria como una sociedad de derechos.
No podemos ni debemos normalizar la existencia de jóvenes y niños viviendo en situación de calle, sin que encuentren más apoyo que el de nuestra red ciudadana de esfuerzo voluntario. Son seres humanos, y como tales, suyos son también los derechos humanos: la sociedad donde se encuentran debe no sólo reconocerlos, sino que también debe hacerse responsable de su cumplimiento.
Por eso, desde Somos Red llamamos a las autoridades municipales, insulares y autonómicas a avanzar un proceso de reflexión y a identificar las carencias que reflejan el abandono de Barray y de Ahmed y el resto de niños y jóvenes que se encuentran en un
estado similar de desesperación. ¿Cómo querríamos que trataran a nuestros hijos si tuvieran que emigrar? ¿Cuántos jóvenes más deben fallecer y /o sufrir en las calles para que las autoridades asuman activamente una política basada en derechos humanos?
Como red ciudadana queremos enviar nuestras condolencias a la familia de Barray, al igual que hicimos hace tan sólo 8 meses con la familia de Ahmed, así como a las familias de las ocho personas fallecidas en alta mar. Sus muertes evitables se suman a las de más de 2.000 víctimas que se han producido sólo en el primer semestre en la ruta canaria, lo que la convierten en la ruta de migración global más mortífera.
Desde nuestras posibilidades y carencias, seguiremos avanzando esfuerzos voluntarios de apoyo a la dignidad de las personas en movimiento y denunciando las situaciones que evidencian las carencias de las medidas adoptadas por las autoridades para cumplir con sus responsabilidades.