EL BAR DE PEPE
Desplazar a Francia como país hegemónico en la economía de Marruecos no es nada fácil.
La situación de crisis galopante, la timidez en las inversiones de capital extranjero en nuestro país ayudado por el bajo consumo debido a la miseria que campea entre más del 47% de la población española, hace que nuestros empresarios más emblemáticos intenten salvar sus finanzas, y aprovechando subvenciones a la exportación y a la prestación de “tecnología española” a terceros países, intenten hacer su negocio en el país vecino y antiguo protectorado español.
Sabido es que Hassan II, padre del actual monarca alauita, en su especial mapa del continente africano situaba a las dos capitales autónomas de Ceuta y Melilla como parte integrante del reino de Marruecos, tanto es así que un informe de los servicios de inteligencia del ejército español, avalado por el Mosav (inteligencia israelí), avisan de la posibilidad de otra marcha, esta vez roja, para ocupar las plazas españolas en el continente africano por unos 600.000 marroquíes. O sea, el moro tiene varios planes de acción para anexionarse Ceuta y Melilla.
No cuestionamos la españolidad de Ceuta y Melilla y que no valoramos cuestiones sentimentales lógicas de las personas que hayan vivido años en estas ciudades. Simplemente es un análisis económico y militar de si merece la pena que España siga en Ceuta y Melilla o si desde el punto económico no sería mejor que nos retiremos de ellas.
Sin embargo, no podemos obviar el hecho de que cada vez tenemos más problemas en las ciudades africanas.
Ceuta y Melilla son dos ciudades españolas situadas en el norte de África. Ceuta tiene una población de 82.000 personas y una superficie de 19 Km2. Melilla tiene una población de 81.000 personas y superficie de 12,5 Km2.Por tanto entre las dos suman unos 163.000 habitantes y una superficie de menos de 32 Km2.
No tienen agricultura y su industria es muy escasa. Su economía se basa en el sector terciario, en parte gracias a el comercio con Marruecos.
La tasa de paro ronda el 25 % en Melilla y está en un estratosférico 28 % en Ceuta. A diciembre de 2019 entre las dos ciudades no sumaban ni 39.000 afiliados a la seguridad social y de ellos algo más de 6.500 son marroquís.
Afiliados marroquís a la Seguridad Social en Ceuta y Melilla. Ceuta y Melilla sólo suponen el 0,3 % del PIB de España. Lo que se deduce de todo lo anterior es que la importancia económica de Ceuta y Melilla es prácticamente nula para España.
Las únicas riquezas de Ceuta y Melilla son sus 32 Km2 de territorio, aunque útiles serán unos 20 Km2, sus 28 Km de costa de los cuales Ceuta tiene una docena de playas con una longitud total de 6 Km y Melilla tiene cuatro playas con una longitud de 2 Km. Y sus dos puertos. Además, en Melilla, y en menor medida en Ceuta, existen un importante número de edificios modernistas.
Con estos datos, que también tienen las autoridades del país “amigo” (no olvidemos que lanchas zodiac de la armada de Marruecos ametralló a un pesquero gallego en aguas del banco pesquero canario sahariano causando un muerto y varios heridos) y que la pesca en aguas internacionales, no determinadas si son Españolas y Canarias o de los Saharauis, es la causa de negociar cada año con las “autoridades” chantajistas de Marruecos, los millones de euros que tenemos que pagar por pescar en nuestras aguas.
El Rey Felipe VI y un sequito de “empresarios españoles” se trasladaron, en febrero de 2019, a Rabat para cerrar el trato, el acuerdo, de las inversiones españolas para los próximos 20 años.
Los contratos están encima de la mesa del déspota Rey Mohamed VI, pero al mismo tiempo del abrazo del hijo del hermano de su padre, o sea su “tío” Juan Carlos I, rey emérito de España, Mohamed VI le recordó la promesa que hizo Juan Carlos I a Hassan II de la salida “airosa” de las ciudades marroquíes de Ceuta y Melilla sin necesidad de disparar un “tiro al agua”. Otra cosa es el coste de este pacto y la cuenta donde se debería ingresar la comisión.
Ceuta y Melilla con una mínima inversión, menos que el trazado del AVE desde Villaconejos de arriba a Villaconejos de abajo, tienen una posibilidad turística maravillosa y de grandes perspectivas económicas tanto para España como para Marruecos. Una inversión mínima serviría para dotar de infraestructuras necesarias. Sin necesidad de “marchas rojas o verdes” sin necesidad de pegar un tiro ni siquiera al aire.
Las zonas limítrofes de las ciudades de Ceuta y Melilla pasarían de ser una frontera llena de problemas y de trapicheo de mercancías a una zona turística de primer orden.
Turismo de toda temporada, turismo de playa y sol, de historia y cultura, de acercamiento a Europa del país magrebí y con las máximas aspiraciones a pertenecer a la nueva Europa con el sentido mundialista de la conexión y coacción de los pueblos del mundo. Es más, Marruecos debe ser el exponente del Continente Africano del modernismo y el progreso, de avances tecnológicos y liderar la próxima e irreversible Unión de Países Africanos contra la explotación y manipulación de Occidente.
Antes que nada, deberá reconocer al pueblo que lidera el Frente Polisario, convivir con la autonomía y autodeterminación de ese pueblo ocupado y maltratado. Mohamed VI es joven, ha estudiado en las mejores universidades del mundo, tiene poder y dinero, es el Dios divino de los millones de pobres que lidera, pero en el fondo ¿qué es? ¿Que será para la historia de su país? ¿Un tirano déspota que sigue la misma estupidez histórica que sus antecesores? ¿No hay nada ni nadie que pueda dejar de hacerle ver el árbol y que dirija su vista al bosque?
‘ahlaan bialmaghrib (أهلا بالمغرب)