EL BAR DE PEPE
Érase una vez una princesita de un país europeo cuna de la democracia y de la civilización occidental, que nació el 2 de noviembre del año 1938 en el palacio de Psychiko, muy cerca de Atenas. Su nombre Sofia Margarita Victoria Federica, es la hija primogénita de los príncipes de Grecia, Pablo y Federica.
Apenas a los 2 años y medio tuvo que abandonar su país natal, huyendo de las fuerzas del eje. La batalla de Grecia comenzó en octubre de 1940 y terminó, con el triunfo de las fuerzas italianas el 28 de abril de 1941.
El 1 de septiembre de 1946, Grecia decidió mediante plebiscito restaurar a su tío, el rey Jorge II en el trono. De esta manera Pablo (hermano del rey Jorge II e hijo del rey Constantino I) y Federica, padres de la reina Sofía, se convertían en príncipes herederos. Un año más tarde, el 1 de abril de 1947 moría su tío, el rey Jorge II, y ascendían al trono sus padres, los príncipes Pablo y Federica, como el rey Pablo I y la reina Federica de los Helenos.
Su encuentro en con Juan Carlos de Borbón se produce en New York, en la boda de los duques de Kent, Sofia de Grecia comienza su tragedia particular. El 14 de mayo de 1962 contraían matrimonio en la capital griega, a partir de ese momento la vida de la Reina Sofia de Grecia lejos de ser un cuento de hadas de príncipes y princesas y con la historia oficial que nos cuenta que Juan Carlos I y Sofia de Grecia que se conocieron, se enamoraron, se prometieron y se casaron y fueron felices comiendo perdices, Sofia de Grecia fue una más de las millones de historias de mujeres maltratadas y puteadas por sus maridos.
El rey emérito Juan Carlos siempre ha sido una persona muy polémica, sobre todo a raíz de su abdicación, que gracias a los medios de comunicación se han podido destapar algunas incógnitas sobre su vida. Sin lugar a duda los grandes escándalos que se han ido destapando sobre esta figura han contribuido a que su persona quede gravemente dañada en la sociedad, pues, lejos de acabar dicha avalancha informativa, parece ser que a medida que pasan los días los oscuros secretos de Juan Carlos se van revelando uno a uno.
Cuando se destapó su romance con Bárbara Rey muchos fueron los que se llevaron las manos a la cabeza. Barbara no era la primera y jamás fue la última.
“Me cuenta más cosas, las escenas tan horribles, yo no voy a contar ninguna intimidad, porque me contó cosas horribles de las relaciones entre el rey y la reina, no me prohibió que las contara, pero son tan duras, íntimas y violentas que yo mismo tengo el pudor de no decirlo. Después hubo una reconciliación, en años posteriores, pero en el momento en que le hizo esa faena, Sabino me contó todo”. ¿A quién le describió Sabino Fernández Campo esas cosas “íntimas y violentas” de la pareja regia? El jefe de la Casa Real fue despedido por Juan Carlos porque era el único alto funcionario que le afeaba sus irregulares conductas privadas y le advertía del peligro de que se aireasen sus continuos despropósitos, sobre todo sentimentales y económicos. Y ahora se sabe que también domésticos.
Sabino, cariacontecido, después de recoger sus enseres de la Zarzuela, visitó a dos de los más reconocidos críticos del monarca: el diputado del PNV, Iñaki Anasagasti y el pensador republicano, Antonio García Trevijano.
Sofia de Grecia estuvo a punto del divorcio, harta de las constantes infidelidades de Juan Carlos I, por aquel entonces la decoradora Marta Gayá era la preferida del harén real. Fue entonces cuando Sabino Fernández Campos dijo que; “había presenciado una terrible escena conyugal en Palacio: la agresión por parte de Juan Carlos a su esposa Sofía, un flagrante episodio de violencia doméstica que le había abochornado”.
En esa época en España era tanto el temor reverencial al rey, que ni siquiera las organizaciones feministas e institutos de la mujer (en España se cuentan por miles y todos ellos subvencionados con fondos públicos) han levantado la voz cuando el rey ha hecho valer un moderno “derecho de pernada”:
Hace 8 años fue denunciado por dos ciudadanos europeos que aseguran ser sus hijos, poseen testificales por parte de sus respectivas madres y piden una prueba de paternidad, algo que la ley española impide practicar al monarca.
“La decoradora balear”, “la vedette”, “la estrella del destape de impresionantes ojos verdes”, “las dos Palomas” o “las aristócratas” son algunas de las mujeres con las que, tal y como relata Pilar Eyre, el Rey habría sido infiel a su esposa, según su libro “La soledad de la reina”. La princesa Corina Sayn-Wittgenstein, María Gabriella de Saboya, exmujer de Robert de Balkany, la condesa Olginha Nicolis de Robilant, o incluso la propia Sara Montiel aparecen en el libro como apasionadas amantes de Su Majestad, quien, según Eyre, decidió dar rienda suelta al gen Borbón.
¿Deben importar los devaneos extramatrimoniales del rey a la sociedad española? “Si se producen con dinero público, sí. Y Juan Carlos no sólo ha usado a las fuerzas de seguridad del Estado que paga el erario para cubrir sus infidelidades, sino que, en un gesto sin parangón entre las monarquías cristianas o islámicas, le construyó a la última de sus amantes una casa aneja en el Pardo” afirma Jaime Peñafiel.
Sofia ha sido una madre ejemplar, es la que ha educado a su hijo como futuro rey de España, Felipe VI actúa con su padre no ya para salvar la corona, también es un escarnio a las cabronadas de un maltratador.
Nadie le echará de menos en la Zarzuela. Por lo visto el apodo “el campechano” le iba como anillo al dedo con sus amigotes de juergas y con los cuatro generales compañeros de academia, porque con el personal que le rodeaba siempre se mostró como un patrón cabrón, tanto es así que se dice llegó a pegar al chofer de su vehículo oficial, por no aparcar más cerca del lugar de destino.
“El Campechano” está en donde nunca debió salir, en el destierro.