ENTREVISTA A MARIBEL LACAVE. Poeta, narradora y ensayista canaria
Diario de Avisos. Textos: Yurena Díaz .- Nacida en Las Palmas de Gran Canaria, pasó gran parte de su infancia en el desierto del Sáhara y desde 1998 reside en el archipiélago de Chiloé, en el sur de Chile. Tres lugares, tres continentes que han marcado su vida y su obra. Maribel Lacave está entre las grandes escritoras canarias. Singular y lúcida, su poesía – y en general toda su obra – es el espejo en el que se ha reflejado su espíritu libre y solidario que la ha llevado a comprometerse con múltiples causas justas, como la lucha del pueblo saharaui y chileno. Tierna, vital, comprometida, apasionada, honda e insular… son algunos de las calificativos que nos inspira su obra. “Más que escribir, esculpes a golpes de esperanza”, escribió sobre ella Pedro Lezcano.
Muchos de sus poemas han sido musicalizados y traducidos al portugués, italiano, inglés, árabe y mapuzungun, y ha recibido numerosos reconocimientos y premios, tanto literarios como de defensa de los derechos humanos, en Chile y en Canarias.
A su primer poemario, Con toda la mar en los bolsillos, publicado en 1984 por el Centro de la Cultura Popular Canaria (CCPC), le siguieron otros muchos, y la Antología Sin Fronteras, también editada por el CCPC, recoge buena parte de su obra poética. Ha publicado también literatura infantil, ensayos y algunos cuentos en coautoría con Constantino Contreras.
Desde Chile sigue colaborando con diversas publicaciones latinoamericanas, saharauis y españolas. Es miembro del Comité Editorial de la revista “Cuaderna Vía”, de la organización del Encuentro “La luna con gatillo” y Coordinadora del Día de la Insurgencia Cultural”, de los Encuentros de Poetisas de Chiloé y de los Encuentros Internacionales de Escritores y Escritoras de Chiloé. En 2016 fue nombrada Embajadora Universal de la Cultura por el Estado Boliviano.
¿Qué recuerdos conserva de la Canarias de su infancia, juventud y etapa adulta hasta que decide trasladarse a Chile?
Mi infancia está ligada, por una parte al Sáhara, sobre todo a Dajla, con recuerdos de libertad al aire libre y de mucha felicidad… y, por otra parte, a Gran Canaria. Quizá mis mejores recuerdos tengan que ver con la playa de las Alcaravaneras, que era casi como el patio de nuestra casa y con La Culata de Tejeda, muy cerca del Roque Nublo, donde pasábamos largas temporadas. Más tarde, los recuerdos se entremezclan entre la familia, los estudios, la lucha política y la poesía. Añoro el olor de las islas.
¿Cómo vivió la lucha antifranquista en las islas?
Pues la viví como sólo se puede vivir en una dictadura, con militancia y compromiso con las libertades. No hacerlo así nos convertiría en cómplices de todas las atrocidades y frustraciones que el franquismo supuso. Fue una etapa dura, pero de mucha solidaridad y enseñanzas.
¿Qué circunstancias e influencias la acercaron al mundo de la Cultura?
Una de mis grandes pasiones, desde niña, fue la lectura. Leía todo lo que caía en mis manos, sin mucho orden. Mezclar la lectura con la escritura fue un camino inevitable. Escribí mi primer cuento apenas con seis años de edad y no he parado de escribir desde entonces.
De su etapa canaria, háblenos de su actividad cultural y creativa en general
Empecé publicando mis primeros poemas en algunos periódicos y revistas de Las Palmas y luego en otras españolas. Eso me llevó a encontrarme con escritores y gestores culturales que fueron un gran estímulo para seguir en esa senda. Y, desde luego, mi incorporación al Centro de la Cultura Popular Canaria fue fundamental en mi vida y en mi obra. Con ellos publiqué mis primeros libros y realicé mis primeros recitales por muchos pueblos; con ellos también hice durante bastante tiempo el programa “San Borondón” en Radio Cadena Española y muchas otras actividades y tareas. Creo que esa fue una de mis etapas más creativas.
¿Cuándo asumió que se iba a dedicar su vida a la cultura y al activismo?
No sé si lo decidí yo. Desde muy pronto me vi inmersa en el mundo cultural y político de las islas y creo que nunca me pude imaginar a mí misma en otro campo. Digamos que fueron la cultura y el activismo los que me asumieron a mí.
Su vida – y buena parte de su obra literaria- ha estado vinculada al pueblo saharaui y a su lucha
El Sahara ha estado presente siempre, no sólo en mi obra, sino en mi vida. De allí son mis primeras vivencias y mucho del equipaje con que camino por la vida tiene su origen en ese maravilloso país: mi amor a la libertad, mi nomadismo, mi solidaridad, son valores que se forjaron en sus arenas. Cuando el pueblo saharaui fue traicionado y vendido por España, me puse a su total disposición, tanto en lo personal como en lo literario, y seguiré alzando mi voz, una y otra vez, hasta ver un Sahara libre y soberano. Es tanto lo que yo le debo al pueblo saharaui y son tantos los amigos y hermanos que dieron su vida en ese empeño, que para mí sería imposible renunciar a esa lucha.
¿Qué supuso para su formación y a nivel humano, la vinculación en sus inicios, con algunos de los máximos representantes de la cultura canaria: Agustín Millares Sall, Pedro Lezcano, Francisco Tarajano, Francisco Viña…?
Yo fui una adolescente privilegiada, porque por diversas carambolas del destino, me vi a corta edad inmersa en un círculo de amigos maravillosos, todos grandes escritores consagrados que me trataban como una igual, cuando no era nada más que una chiquilla ávida de aprender. Fueron muy generosos conmigo y me enseñaron muchísimo. Hablo, efectivamente, de Agustín Millares, Pedro Lezcano y Francisco Tarajano, pero también de otros igualmente decisivos en mi vida, como Isidro Miranda, José Quintana, Juan Jiménez o Manuel González Barrera. Más tarde, conté con la amistad y el cariño de Francisco Viña, Pepa Aurora y otros. Yo tengo que estar muy agradecida a la vida, pues siempre ha puesto en mi camino gente maravillosa y especial.
¿Como surgió la experiencia de escribir poemas a dos manos, que compartió con Agustín Millares, uno de estos gigantes de la poesía?
En realidad, esa era una actividad que Agustín Millares practicaba con otros poetas, incluso lo hacía por carta con poetas lejanos geográficamente. Agustín vivía muy cerca de mi casa y yo pasaba tardes enteras con él. Comenzamos como un juego y terminamos escribiendo muchos poemas a dúo. Él comenzaba con un verso, yo escribía el siguiente y así nos íbamos intercalando hasta acabar el poema. Creo que esa fue mi mejor escuela literaria y ha tenido gran influencia en mí, pues llevamos publicados ya tres libros de narrativa escritos a dos manos con mi compañero, Constantino Contreras.
¿Qué le llevó a trasladarse a vivir a Chile y cómo ha sido su experiencia en contacto con la comunidad indígena Mapuche?
Chile siempre fue un referente para mí. Repasando mis viejos poemas, siempre hay en ellos alguna referencia a este país, al que amé antes de conocerlo. Yo vine a Chile por unos pocos días, pero el amor se cruzó en mi camino y aquí me quedé. Uno de los grandes aportes que me ha hecho este país ha sido la posibilidad de conocer profundamente al pueblo Mapuche y aprender tantas cosas de él, su sabiduría ancestral, su dignidad, su cosmovisión y lo justo de su lucha por el reconocimiento de su identidad y la recuperación de sus tierras. Era del todo inevitable que yo me implicara en su causa.
Háblenos de su actividad cultural y activismo social en Chile en estos años
Llegué a Chile a finales de 1998, justo en la semana en que detuvieron a Pinochet en Londres, y otra vez fui a caer en un entorno cultural y político privilegiado. En La Araucanía, donde viví los primeros cinco años, me incorporé al taller literario de quien luego se convertiría en uno de mis mejores amigos, el gran escritor Guido Eytel, recientemente fallecido. Con él y otros escritores organizamos numerosas actividades culturales y políticas. Luego me trasladé a la isla de Quinchao, en el archipiélago de Chiloé, al sur del mundo, donde vivo desde entonces. Aquí me he integrado a la vida de estas islas de forma plena, tanto en lo personal, como en lo cultural y lo político.
¿Cómo vive la situación sociopolítica de Chile hoy?
Chile es un país que aun no salió del todo de la dictadura, se mantiene la Constitución de Pinochet y muchísimas otras leyes que impiden un funcionamiento democrático de la sociedad. Además, el gran objetivo del golpe de estado, que era instaurar un férreo sistema neoliberal, se consiguió plenamente y eso se ha traducido en que en estos momentos sea el país con más desigualdad social del continente. Eso, unido a que los golpistas siguen siendo la élite política y a la enorme represión hacia el mundo indígena, ha dado como resultado un gran descontento popular que estalló en octubre pasado y que, a pesar de las restricciones impuestas por la pandemia, sigue latente en el pueblo chileno.
Háblenos de su visión de la Latinoamérica actual a nivel social, económico, cultural…
Aunque América Latina no es la zona más pobre del mundo, sí es la más desigual. Históricamente, una pequeña élite, muy reaccionaria, ha controlado la mayor parte de las riquezas, apoyada siempre por Estados Unidos que ha intervenido en el curso político de casi todos los países de la región, unas veces de forma cruenta con golpes de estado, asesinato de líderes o invasiones, y otras veces de forma indirecta manejando los hilos económicos y políticos. Eso ha sido así históricamente y lo sigue siendo hoy. A pesar de ello son muchos los países que se han zafado de esa dinámica y muchos otros los que caminan hacia el sueño de la Patria Grande Latinoamericana.
¿Cómo está viviendo la actual crisis sanitaria y sus consecuencias?
Hemos tenido la desgracia de llegar a esta pandemia con un gobierno de ultraderecha, bastante ineficaz, que sólo adopta medidas de protección a las grandes empresas, para el cual lo importante no es la vida de los chilenos, sino la estabilidad de los mercados y el mantener su sistema económico. Así que esta crisis sanitaria la estoy viviendo con mucha tristeza, pero también con mucho compromiso con quienes ahora son mi gente. Y en lo más personal, el confinamiento en el que aun estamos no ha sido difícil, pues vivo en un pequeño bosque en una playa bastante solitaria, con lo que dispongo de bastante libertad de movimiento, pero sí lo vivo con mucha preocupación por la lejanía de mi familia en Canarias.
¿Cómo ve la evolución de la Cultura a nivel mundial y su futuro?
Si algo ha quedado claro en esta crisis que no es sólo sanitaria, sino también social, es la importancia de la Cultura en nuestras vidas. La música, la poesía, el cine…, han recuperado en estos días la importancia que nunca debieron dejar de tener. Nos hemos llenado de esperanza gracias a la oleada de arte y cultura que ha inundado las redes sociales. Ojalá no lo olvidemos cuando salgamos de esta situación y emprendamos un nuevo camino.
¿Cómo se vive en Latinoamérica el cierre de Librerías? En el Estado español cierran dos cada día
En Latinoamérica se nos viene una crisis económica de gran magnitud, ya al día de hoy la gente está saliendo a las calles, a pesar de las cuarentenas, a reclamar alimentos. Las grandes empresas tienen todo el apoyo del Estado, pero no así los pequeños empresarios que han empezado también a quebrar y cerrar sus puertas. Son millones los que han perdido sus puestos de trabajo y la crisis sanitaria ha sacado a flote una realidad de pobreza y miseria que ya existía, aunque estaba solapada por las grandes cifras macroeconómicas de los gobiernos. Los próximos años van a ser de grandes estallidos sociales en casi todos los países de la región.
¿Como es su experiencia en relación con el libro tradicional en papel y la irrupción de la lectura en digital?
Convivo perfectamente con ambos. Los libros digitales me permiten tener acceso a la literatura que se está escribiendo lejos de mi entorno y a la que no podría tener acceso desde aquí. Gracias a ellos estoy al día de lo que se escribe en Canarias en estos momentos. Pero sigo prefiriendo los libros editados en papel, a los que pueda acariciar y oler.
¿Cómo lograr un mundo más culto, ecologista, implicado en la lucha para frenar el cambio climático…?
Yo creo que esta crisis es el inicio de un sistema nuevo, o así quiero creerlo. Este parón del mundo debería hacernos reflexionar acerca del tipo de sociedad que hemos construido y de la necesidad de cambiar nuestra escala de valores occidental. En eso los pueblos indígenas nos llevan la delantera. Tendríamos mucho que aprender de ellos y de su vinculación con la naturaleza.
¿Qué proyectos centran su atención en la actualidad?
En lo literario en breve verá la luz un nuevo libro con el Centro de la Cultura Popular Canaria. También tengo un libro infantil ya en imprenta con una editorial chilena y un poemario también para niños, que está pendiente de publicación. Y en estos momentos estoy metida de lleno terminando el segundo libro de mis antologías de “Mujerío Poético”, esta vez con una selección de 200 autoras latinoamericanas que van desde la época precolombina hasta mediados del siglo XX.
Además estoy organizando con los compañeros argentinos de la Agrupación “Voces del Viento” la segunda convocatoria del “18 de agosto, Día de la Insurgencia Cultural” que el año pasado unió a escritores, músicos y pintores de más de treinta países, en numerosas actividades alrededor del planeta. Y, por supuesto, seguir en la lucha diaria por un mundo mejor, más igualitario y más justo.