EL BAR DE PEPE (A PUERTA CERRADA)
Unidas Podemos lo llevaba en su programa a las elecciones del pasado año 2019. Era uno de los proyectos estrellas de Pablo Iglesias y millones de españoles votaron esa opción política que apostaba por mitigar el hambre de millones de familias españolas. Con ese propósito, entre otros de menor rango social, y como condición sine qua nom pactó Pablo Iglesias con Pedro Sánchez para un gobierno de coalición entre Unidas Podemos y Psoe.
En el fondo, se trata de dotar de unos pocos euros a los más necesitados nuestra sociedad, algo que nos permitirá “limpiar conciencias” con un coste ridículo, apenas el 0.06% de nuestro producto interior bruto, esa es la historia y no otra.
Los datos son estremecedores, la pandemia del Covid-19 nos dejará, además de la tragedia en decenas de miles de hogares españoles, una crisis mundial mayor incluso a la posterior a la segunda guerra mundial. La perdida de empresas, de pequeños y diminutos negocios que empleaban al 75% de la población activa de nuestro país, dará como resultado el peor de los escenarios laborales de nuestra historia, ni siquiera la crisis del 2008 puede equipararse a la que se prevé ocurra.
Un récord histórico en las colas de las oficinas de empleo, en los comedores sociales, en los bancos de alimentos, en Caritas y la hambruna generalizada con la violencia social añadida, es lo que nos auguran los economistas de reconocido prestigio.
El futuro de lo próximos meses, dependiendo de ala rapidez en erradicar la pandemia, podremos saber hasta que punto mata más el hambre que el coronavirus.
El Ingreso Mínimo Vital no es lo mismo que la Renta Básica Universal: el primero es un complemento en forma de subsidio para aquellas personas que previamente justifiquen que no alcanzan determinado nivel de ingresos o que pertenecen a un determinado colectivo, mientras que el segundo consiste en una suma de dinero que todo residente de un país recibe regularmente del gobierno sin condiciones, independientemente de que perciba cualquier otro ingreso, de su situación económica o de con quién conviva. Así pues, para recibir el primero hay que justificar “a priori” y para el segundo “a posteriori”, es decir se cobra y si no se cumplen los requisitos, se devuelve todo o la parte que corresponda.
Las diferencias son por tanto notables. España es el segundo país europeo, sólo por detrás esta Rumanía, con la tasa más alta de pobreza severa, esta tasa sitúa a nuestro país con un 7,6%, mientras que la media europea está en un 3,5%. Se entiende por pobreza severa la que afecta a las personas que tienen una renta un 30 por ciento por debajo de la media de ingresos disponibles del país, lo que en este caso equivale a 355 euros por persona o 746 por familia de 2 adultos y 2 niños.
Ahora es el momento de aplicar la solidaridad, aunque sea insuficiente ya que solo llegará a un millón de personas afectadas, es el inicio, y que nadie venga a decir chorradas como: “ ya sabemos donde se lo gastarán, seguro en vino y en porros”, o “estamos creando vagos” o bien, “con esos sueldos no querrán trabajar nunca”. Esa ayuda es revisable y sirve como lanzadera para conseguir un trabajo, a nadie le gusta vivir de las migajas que vomitan los otros.
Negar la realidad, volver al pasado de la política económica de Mpunto Rajoy de recortes no solo producirá más paro obrero (según los entendidos España puede llega a los 8 millones de parados si seguimos en inactividad obligada) por la perdida de miles de pequeñas y medianas empresas, además se producirá una violencia social inaudita hasta ahora.
Oponerse a esa medida económica y social va directamente contra el pueblo que más sufre, ahora tienen la oportunidad VOX, el PP y Ciudadanos de demostrarnos que el patriotismo no es solo tararear el himno de España o izar su bandera, cabalgar por los campos en un brioso corcel gritando ¡¡ soy español !! ahora puede demostrarlo votando si a la Ley sobre el ingreso mínimo vital.