Este año 2020, donde el tema del Día Mundial de la Salud que conmemora cada siete de abril el nacimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hubiésemos apostado por rendir homenaje al personal sanitario.
Al no ser así por los acontecimientos, el tema de actualidad nos obliga a hacer mención a la pandemia del coronavirus, y con ello, a replantearnos algo que ya sabíamos, tanto desde el punto de vista sanitario como socioeconómico: el modelo socioeconómico y la obligatoriedad de garantizar, globalmente, la cobertura universal de salud y sanidad pública, lo que incluye medidas de protección para los profesionales.
Respecto a la pandemia de Covid-19, en el mundo se barajan diferentes escenarios con un denominador común, manejar el grave riesgo que el número de contagiados supere la capacidad de los servicios de salud. No disponer de recursos humanos ni técnicos suficientes, resultado de las sucesivas oleadas de recortes y no proteger a esos recursos humanos dotándolos de los equipos de protección necesarios para protegerse. En otra vertiente, dado que no existe tratamiento ni vacuna, siendo el aislamiento el único tratamiento actual para controlar la pandemia, la esfera económica. En un escenario de modelo económico capitalista, la crisis arrastrará gravemente a los sectores más desfavorecidos en cada una de las naciones.
La realidad canaria previa en materia de salud, a diferencia de otros países, no viene marcada por estar en vías de desarrollo o por haber sufrido conflictos bélicos recientes; vienedeterminada por años de pésima gestión de los recursos públicos y por el permanente intento de desmantelamiento a favor del negocio privado de la sanidad auspiciado por los diferentes gobiernos de Canarias. Hay que sumar, además, las embestidas de recortes presupuestarios que, a partir del año 2010, se tradujeron en una sangría de recursos humanos y materiales auspiciados por la supuesta crisis económica. El resultado es, que Canarias continúe siendo la población más enferma del conjunto del estado español, principalmente de aquellas patologías consideradas prevenibles con adecuadas políticas de educación sanitaria y que guardan relación con el alto porcentaje (más de un 30% de la población) de pobreza. Es precisamente la falta de recursos suficientes lo que condiciona los hábitos alimenticios a los que se puede acceder, producto todo ello de una situación socioeconómica de bajos salarios, bajas pensiones y altísimos niveles de precariedad laboral y desempleo, y un modelo de desarrollo basado en el monocultivo turístico, ahora en quiebra técnica con todas sus derivaciones, acompañado del desmantelamiento del sector primario y cualquier otro tipo de tejido productivo, añadiendo además, la cesta de la compra de alimentos saludables más costosa dentro del actual marco europeo. Los últimos datos sobre el coronavirus en Canarias, cuya incidencia parece tender a estabilizarse, son nebulosos. La crisis se inició con una carga poblacional de 6,7 millones de turistas en el mes de febrero, además de los 2,2 millones de habitantes. El número de test de diagnóstico realizado hasta el momento, no alcanza al 1% de la población. La dinámica en los hospitales de tercer nivel ha sido la escases de equipos de protección, el incumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y la falta de test masivos para los profesionales lo que lleva a Canarias a las tasas más elevadas de contagio entre los trabajadores.
Desde Intersindical Canaria, añadimos que, en el contexto de la crisis económica que se avecina indudablemente, un pilar fundamental, una vez estabilizada la pandemia, sería la existencia de unos servicios públicos de salud equilibradores, accesibles, bien financiados y dotados de recursos humanos y materiales. Se hace estrictamente necesario para atender a la salud en sus vertientes biológicas, psicológicas y sociales, además de la mejora de las condiciones socioeconómicas, potenciar todos los niveles de atención, desde la Primaria hasta la rehabilitación y la atención a la dependencia. Además de ello, repensar el modelo económico, recuperar el tejido productivo y el sector primario.
Además, desde Intersindical Canaria, nos sumamos a la campaña por la defensa de la Sanidad Pública. Por ello pedimos a la población que el día 7 de abril, cuelgue telas blancas en sus ventanas y balcones, en contra de las privatizaciones y exigiendo recursos para la sanidad pública. Al tiempo recordamos a la población la necesidad de respetar el confinamiento.
Catalina Darias Delgado
Coordinadora de la Federación de Salud
INTERSINDICAL CANARIA