“Las ideas salen del inconsciente y de repente surgen como un volcán”
Diario de Avisos/Textos: Yurena Díaz
María Teresa de Vega intervendrá en “El Universo Literario de La Laguna”, que tendrá lugar la próxima semana en el Teatro Leal y en el que participarán otras destacadas personalidades de la literatura canaria: Fernando Garciarramos, Miguel Martinón, Elfidio Alonso, Rafael Fernández, José Ramos Arteaga, Óscar Bacallado, María José Alemán, Sergio Barreto y Tomás Redondo Velo.
María Teresa de Vega nació en La Laguna donde vivió y estudió en su Universidad la carrera de Filología Románica e inició estudios de Bellas Artes, para luego trasladarse a Madrid donde vivió durante 30 años. En esa primera etapa de su vida se centra intensamente en la docencia, como profesora de lengua y literatura, y no fue hasta el año 2000 cuando empieza a dedicar más tiempo a escribir – su gran vocación- y cuando desarrolla su carrera como escritora.
Es hija del insigne escritor Isaac de Vega, en quien se reconoce literariamente, de manera especial en cierto sustrato surrealista que impregna la obra de ambos.
Marcada por una infancia vinculada a La Laguna y a Santa Cruz, y a muchos paisajes cercanos al mar y a la montes de Anaga, reconoce que esos lugares y esa vida vinculada a la naturaleza, en particular a Igueste de San Andrés, donde vivían sus abuelos, han permanecido e influido en su obra.
Tuvo un abuelo que fue muy importante en su formación y que marcó su personalidad: “Mis abuelos solo tuvieron hijos varones y cuando llegamos sus nietas se volcaron en nosotras. Tuve la suerte de tener un abuelo maravilloso. El tenía una atención esmeradísima con nosotras, nos llevaba de excursión por muchos sitios de la isla, nos leía libros y se inventaba cuentos para nosotras”.
Ha publicado una decena de libros, fundamentalmente de poesía. Pero también ha incursionado en la narrativa con varias publicaciones de novelas y relatos. Ha publicado los poemarios Perdonen que hoy no esté jovial (2001), Cerca de lo Lejano (2006), Mar cifrado (2009) y Necesidad de Orfeo (2015), así como los libros de relatos Perdidos en las redes (2000) y Sociedad Sapiens (2005), y las novelas Niebla solar (2009), Merodeadores de orilla (2012), Divisa de las hojas (2014) y El Doble oscuro (2018).
Háblenos de su vocación por la escritura y por qué empieza a publicar relativamente tarde en su vida.
“He tenido la suerte de que en mi casa siempre hubiera libros. Tuve al oportunidad de leer de lo mejor. En la biblioteca siempre estaban los mejores autores canarios y universales… Aunque yo lo que quería de joven era – bromea – ser famosa . Me gustaba pintar y estudié dos años en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, pero pronto comprendí que no era lo mío. Y entonces me volqué en otra de mis grandes pasiones: la escritura. Es cierto que empecé tarde a escribir y sobre todo a publicar, porque he dedicado muchos años de mi vida a la enseñanza y eso me ocupó casi todo el tiempo. Cuando pude separarme de esa labor educativa, me centré en la escritura”.
Usted vivió un tiempo en París ¿eso influyó en su vocación?
Fue en mi juventud. Ciertamente vivir en París, en la cuna del arte, me permitió imbuirme de toda esa actividad y efervescencia. Fue un etapa maravillosa vivir en La Ciudad de la Luz, donde me volqué sobre todo en mi interés por la pintura, y acudía a todas las exposiciones que podía.
¿Cómo recuerda su etapa como profesora?
Fue una etapa muy intensa. La dedicación a la enseñanza no me dejaba casi hueco para los deseos de escribir.
Trabajar con adolescentes es complejo. Ellos expresan sus angustias y sus incertidumbres con los que tienen a su alrededor. Pero he tenido también experiencias muy bonitas. He dado clases en Madrid, tuve contacto con alumnos hijos de migrantes, especialmente rumanos, una experiencia que luego quedó plasmada en la novela “Merodeadores de orilla”. También me dediqué a la enseñanza de adultos, menos conflictiva y que dejaba más espacio para la reflexión.
¿Cómo es su proceso creativo?
Reconozco una gran autoexigencia a la hora de escribir. Cuando uno empieza, quizás es más probable que la escritura surja de una manera más espontánea e inmadura, y a lo mejor no sientas ese afán de corrección. Pero cuando tienes más edad, ya sientes un compromiso y autoexigencia a la hora de publicar una obra.
¿30 años en Madrid no le supusieron un distanciamiento de la isla?
En absoluto. Ni en mis recuerdos de infancia y juventud, ni en mi acento canario, que siempre conservé con naturalidad. Pienso que el acento canario no se pierde por muy lejos que te vayas, si uno no quiere.
Desde que pude volví a la isla, sentía esa necesidad de volver a mi tierra y estar cerca de mi familia.
¿Este espacio vital le ha servido de inspiración?
Si, cuando regresé a la isla quise estar cerca de la naturaleza. Allí en mi casa, en mi biblioteca, en el alfeizar de la ventana que mira a un pequeño jardín – como si fuera un atril- observando las plantas y escuchando el canto de los mirlos, escribo – a mano primero, siempre – y ahí surgen los poemas, los relatos y las novelas. Ese espacio vital sirvió de inspiración del poemario “Necesidad de Orfeo”.
¿Cómo ha sido la influencia de su padre Isaac de Vega en su obra? ¿Quizás cierto sustrato surrealista?
Sí, siempre he pensado que ese sustrato es más que heredado, como si se hubiera dado al mismo tiempo en los dos. Yo no me siento una gran escritora, pero intento dar lo mejor de mí y entiendo que hay entre ambos una cierta comunidad de intereses por lo surreal. Yo no soy una escritora realista.
¿Cuál es su proceso subjetivo de creación?
Eso es difícil de explicar. Yo creo que las cosas salen del inconsciente. De repente surge una idea como un volcán, pero también la inspiración puede surgir de las cosas que vemos por la calle, de repente algo que te llama la atención, algo que lees y que luego desarrollas… Todo eso forma un mundo del que nace un poema, un relato o una novela. Por supuesto que a eso se añade todo el imaginario. En especial en la poesía sucede que ese pozo cultural que cada uno tiene, permite que de repente salga Morfeo. Luego, por supuesto, la idea se va macerando y modelando.
¿Cuántas obras tiene en preparación?
Ahora mismo hay dos novelas en el armario… Las hago, las pongo a dormir, las corrijo y así…