EL RINCÓN DEL BONZO
Gesto de protesta convocado por las peñas del C.D. TENERIFE: Proposición de plante con gradas vacías en el Heliodoro el próximo partido del día 4, invitando a la NO asistencia de los aficionados.
Pudiera pecarse de ligereza por asignar una trascendencia exagerada al mundillo del fútbol por la poca importancia que aparenta. No obstante, desde el uso de razón, debemos ser conscientes de la realidad social, cultural, económica, incluso política, que significa para una capital de provincia disponer de un equipo en primera división, como escaparate y nombradía expandida a nivel mundial; sin llegar a extremismos del tipo “molt més que un club”, donde el fanatismo y la radicalidad parecen acomodarse en un lugar de sustitución visible para otras reivindicaciones menos nobles que las del mero espíritu deportivo. Pero cierto es que el resultado de algún partido suele cambiar la vida cotidiana de la mayoría de habitantes de una gran ciudad.
En Santa Cruz de Tenerife tenemos un equipo de fútbol, nuestro querido y moderadamente histórico C.D. Tenerife, en 2ª división; clasificado hoy en puestos de descenso a 2ªB que, si se culminase a final de temporada, podría significar la desaparición definitiva de la entidad en manos de una gestión deplorable, como consecuencia de un grave problema operativo y funcional creado por mezclar intereses empresariales y políticos, en el tratamiento específico de este determinado entorno que requiere cierta sensibilidad y conocimiento especial para su desarrollo y consecución del éxito. Si se le aplican criterios empresariales, ya fracasados en otras áreas, si además se está acostumbrado a abusar de las “debilidades” y favores de los amigos políticos, estamos perdidos. He aquí el resultado… Pero esto tiene arreglo… La salvación está en manos de la afición…
Como siempre: “Solo la sociedad civil está capacitada para resolver sus propios problemas”. Parece oportuna y conveniente una medida de presión como la apuntada en la entradilla, para intentar contrarrestar la aparente prepotencia de unos gestores incapaces de administrar con éxito un potencial que se está tirando por la borda.
La actitud despótica de los dirigentes–accionistas pudiera dimanar de la frustración por el fracaso, que suele derivar en agresividad que conviene reprimir para no caer en el ridículo. La “participación ciudadana” en este caso, por correlación con el papel mojado de la legislación al respecto, suele producir cierto rechazo porque saca los colores y pone en evidencia a los responsables de gestionar tal área, que no son capaces de apreciar el testimonio objetivo, a ras de suelo, que se les ofrece gratuita y desinteresadamente.
Así, triunfalismos recientes, como la ostentosa rehabilitación de la Ciudad Deportiva “Javier Pérez” bajo los generosos auspicios del Cabildo de Tenerife, pueden quedar en agua de borrajas. Adjudicada la obra a ACCIONA Construcciones S.A., para un plazo de 36 meses e iniciada oficialmente en febrero pasado, parece desarrollarse con demoras importantes en la culminación de la 1ª fase, con serios problemas de tipo judicial y otros de carácter operativo. No parece que pueda cumplirse el plazo contratado.
De cualquier modo, sería grotesco un equipo de 2ªB con unas instalaciones millonarias. Si bien podría aprovecharse la inversión como de utilidad pública, abierta al uso popular para disimular, o justificar, el despilfarro.
Como siempre: Planteado el problema, procede proponer soluciones. El origen del caos operativo parece estar en la estructura actual de la sociedad deportiva, cuya titularidad jerárquica depende del accionariado y del volumen económico que decide “quién manda aquí”. Obviamente, no significa que el más poderoso, en la cúspide del organigrama, sea el más preparado y mejor capacitado para dirigir el proyecto… A la vista está…
Su característica actual de “empresa privada” –generosamente subvencionada, además, con dinero público–, es difícil de compaginar con el componente social y factor emocional de una afición que solo vive pendiente de unos buenos resultados y la ilusión de una clasificación brillante; ajena a los movimientos administrativos que mucho tienen que ver con las finanzas pero poco, o nada, con las glorias deportivas de un pasado no demasiado lejano.
La presión popular, como el plante del día 4, debe inducir a la directiva a rectificar su errática singladura, en el sentido de abandonar la ofuscación por el concepto de “negocio” –a todas luces fallido– y dejar espacio de competencia especializada a quienes puedan, quieran y sepan manejar el timón hacia buen puerto.
Sin duda, el gesto inteligente de apartarse de pefil para dar sitio a la calidad técnica de una gestión adecuada, redundaría en cierta propensión hacia el éxito deportivo; y como consecuencia, también mejoraría la rentabilidad para los exclusivamente interesados en los dividendos.
Si esto no cambia, nos consolaremos a final de temporada con la celebración de habernos librado por los pelos del descenso a 2ªB, con un chapuzón en el sucedáneo de aquella famosa fuente de la Plaza de La Paz.
Por cierto, en nuestra amada capital, cuyo patrimonio urbano, histórico y cultural, anda tan deprimido como el propio TeTe, sería una decisión municipal brillante restaurar aquella magnifica fuente, desmantelada en su día para dar paso al tranvía, y reinstalarla en la Plaza de República Dominica, en el lugar de la escultura metálica de barras y esferas rojas (que podría desplazarse a sitio más adecuado). Rescataríamos así el punto tradicional de celebración cuando se produzca el deseado ascenso a 1ª.
Quizá sea este el detalle que falta para conseguirlo. Sería importante que también el Ayuntamiento se mojase en ese pilón. Entre todos, con buena fe y la ilusión de siempre, terminaremos por alcanzar de nuevo el esplendor de entonces.
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