Pero, dónde demonios está el problema.
Nos toman el pelo o qué. Con 3.015.686 personas paradas en el mes de junio de 2019, con 10.059.000 en riesgo de pobreza relativa, con casi uno de cada tres niños y niñas, más de 2,6 millones, en riesgo de pobreza y/o exclusión social, con 593.500 hogares sin ingresos, con 1,6 millones de personas en situación de paro de larga duración, de las cuales más de 1,1 millones llevan más de dos años desempleadas – cuarto país de la UE con más desigualdad- con una tasa de temporalidad que alcanza el 22,6% esto es un total de 4.419.500 personas asalariadas, con un 14,1% de trabajadores pobres (un total 2.654.297 personas), con … Ya tendría que estar el programa hecho, ya tendría que haber gobierno comprometido con ese programa y ya tendrían -gobierno, sindicatos, partidos – que estar poniendo en marcha medidas para solucionar esta calamidad y esta injusticia.
Que el PSOE no quiere soltar ni un sillón, pues que se los quede, pero que firme y se comprometa públicamente -en el Parlamento, en la tele, en los periódicos, con los sindicatos, con los partidos, con la calle, con sus votantes y con los de Unidas Podemos, con el país- a llevar adelante medidas concretas que saquen a la clase trabajadora de la miseria y el paro. Medidas que comiencen a cambiar la estructura económica, social y política del país, que redistribuyan la riqueza y nos alejen de la desigualdad.
Que no cumple o se sale por la tangente porque sucumbe o está preso de los encantos del IBEX35 o del FMI o del BCE, pues movilización y a la calle hasta que rectifique y cumpla lo pactado, hasta que cumpla el programa.
No hay otra, porque la otra sería tirarse por la borda, volver a convocar elecciones, y dar la oportunidad a la derecha para que retome el poder y entonces más paro, más precariedad, más recortes, más privatizaciones y más miseria acumulada a la que ya padecemos. Ya lo expresó, con total claridad, el diputado de ERC Gabriel Rufián, poco sospechoso de simpatías con el PSOE, “están jugando a la ruleta rusa dando una segunda oportunidad a Casado, Rivera y Abascal para llegar a la Moncloa”
Alberto Garzón, «desde Unidas Podemos seguimos firmes en nuestra voluntad de alcanzar un acuerdo sobre la base de un programa de izquierdas vinculado también a tener garantías de que el mismo vaya a cumplirse” …
Muy razonable. Garantías. Pero, ¿realmente estar en el gobierno es la única garantía posible? o, dicho de otra manera, ¿es exclusivamente desde las instituciones desde donde único se puede garantizar el cumplimiento de un programa progresista? Es de esperar y desear, para bien de propios y extraños, que los/as representantes de la izquierda no hayan olvidado, total y definitivamente, la razón y motivo de su presencia en las instituciones.
Nadie, casi nadie, discute que estar en las instituciones, burguesas, es importante, pero estar para utilizarlas en beneficio de la mayoría social, para utilizarlas en beneficio de la clase trabajadora.
Lo contrario es ser abducido, dejarse camelar, por la institución y pasar a formar parte del sistema, convertirse en “casta”, en “clase política” al servicio del capital.
Estar, para utilizar las instituciones, para convertirlas en la tribuna que los medios nos niegan.
En el recurso que nos permite convocar y movilizar a la clase trabajadora. En el medio que facilita la
organización de la sociedad civil. En la palanca que remueve las conciencias y levanta la protesta.
Dar por hecho que, si no estamos en el gobierno, carecemos de instrumentos para obligar a
cumplir lo acordado, es admitir que renunciamos, de facto, al instrumento de presión y de cambio
que la izquierda, que la clase trabajadora, tiene en sus manos: la movilización popular y la huelga.
Es admitir que la herramienta utilizada, para recuperar y ganar derechos, para denunciar injusticias
y corrupción, la movilización popular, la organización de la sociedad civil, no vale. Es lanzarles a la
cara a las 235.687 trabajadores/as que fueron a la huelga en 2017, a los millones de ciudadanos/as
que se movilizaron en 2017 y 2018 que su esfuerzo y su compromiso ha sido inútil y no es así, la
movilización y la huelga han conseguido doblegar al capital y recuperar derechos.
HUELGAS MANIFESTACIONES
Programa, programa, programa y no va ser gratis, no va ser un camino de rosas, no va
consistir en sentarse y ver como se cumple. Habrá que presionar, habrá que movilizar desde las
instituciones, desde las organizaciones sociales, partidos y sindicatos.
Aprovechar la oportunidad de aprobar un programa de izquierdas, la oportunidad de
organizar a la sociedad civil detrás de una serie de objetivos, redistribuir la riqueza, avanzar hacia la
igualdad, acabar con los privilegios y la injusticia es una obligación que no admite más discusión ni
plazos, es ya.
Sin razones y motivos, excepto el ego de algún iluminado, que justifiquen una decisión que
lleve a la repetición de elecciones, a la posibilidad de volver a políticas netamente neoliberales y
lesivas para la mayoría social, la izquierda está obligada a entenderse con el PSOE.
El seguir dilatando esta agonía, primero hasta hoy jueves, o, en el peor de los casos, no quiero
ni pensarlo, hasta septiembre, no hará sino desgastar la credibilidad y la percepción de utilidad de
izquierda y, lo que es infinitamente peor y muy probable, la clase trabajadora y los sectores
populares, la mayoría social del país, sentirán que su voto no vale nada y en consecuencia, probable
y desgraciadamente, en noviembre se quede en casa, dando a la derecha la posibilidad de volver a
hacerse con el poder para continuar masacrando a la mayoría del país.
José Molina Ramírez. Secretario Político Insular del PCC-PCE