Después de estar aguantando durante mucho (demasiado) tiempo una ley electoral muy injusta, que ha venido demostrando la continuidad y el predominio de las oligarquías isleñas, éstas en los últimos años empezaron a plantear y gestar en connivencia con los jerarcas de diversos partidos políticos, que más bien están para defender y mantener sus privilegios e intereses personales, “la panacea” de su reforma y no como debería ser, la redacción y aprobación con todas sus consecuencias de una nueva.
Aprobado el nuevo Estatuto de Autonomía de Canarias en octubre de 2018, dentro del mismo se tuvo en cuenta el blindaje del REF (Régimen Económico y Fiscal) y la mencionada reforma electoral, que como “gran novedad” contempla la erradicación de la nociva triple paridad, siendo su “formula mágica”: elevar de 60 a 70 el número de diputados con una circunscripción regional de 9, bajar los topes el insular del 30 al 15 por ciento y el regional del 6 al 4 y por descompensación poblacional asignarle un diputado más a Fuerteventura.
Esta formula «tan maravillosa” se puso en practica en las pasadas elecciones autonómícas y como era previsible, comprobado el resultado de las mismas y el panorama político resultante, tenemos que llegar a la conclusión de no haberse avanzado y por el contrario, viendo la composición del Parlamento Canario, nos hemos estancado y no ha tenido sentido ni eficacia su aplicación.
Es preocupante que una legislatura más el Gobierno de Canarias pueda pasar por Coalición Canaria, fuerza política nefasta que ha venido gobernando ininterrumpidamente desde hace 28 años y ostentando la Presidencia de forma continua y hasta la actualidad a partir de 1993. Durante éste tiempo teniendo Canarias las condiciones para estar a la cabeza de todo lo bueno, hemos venido estando pero en lo malo: máximo paro y trabajo en precario y de mala calidad, pobreza, exclusión social, absentismo y fracaso escolar, mayor tiempo y demora en las listas de espera sanitarias y de servicios sociales, embarazos de adolescentes no deseados, teniendo las mejores condiciones para su producción, escasez de energía alternativa, cesta de la compra de las más caras y mayoría de los productos que consumimos importados y de baja calidad, comparados con los que podríamos producir para nuestro autoabastecimiento, etc.
Se agrava, cuando comprobamos que nada de esto una vez más, no le ha pasado factura a Coalición Canaria y por el contrario, ni tan siquiera se les ha tenido en cuenta sus tantos y tan graves casos de corrupción, en los que muchos de sus dirigentes se han visto implicados y condenados.
Inconcebible que Canarias para ser debidamente gobernada tenga una vez más que depender del insularismo y más concretamente del gomero por mediación de su ASG (Agrupación Socialista Gomera), que está sobre representada en el Parlamento de Canarias con 3 diputados regionales, obtenidos con tan solo 7.732 votos de los 21.136 habitantes con los que cuenta la isla y sin embargo otras formaciones políticas como Nueva Canarias con 80.592 votos, Podemos 78.168 y Ciudadanos 65.830, comparativamente obtuvieron una representación mucho menor de 4, 3 y 2 parlamentarios regionales respectivamente. Esta organización política ASG pertenece a Casimiro Curbelo y depende de éste señor la gobernabilidad de nuestro archipiélago, tanto si lo hace dándole el apoyo a las fuerzas de izquierda y de progreso: PSOE, Nueva Canarias y Podemos, como si se inclina y le ofrece sus apoyos a Coalición Canaria, Partido Popular y Ciudadanos.
No es normal que en una sociedad en teoría democrática, una persona como Casimiro Curbelo debido al injusto sistema electoral que tenemos y padecemos, trascienda su caciquismo más haya de su isla poco poblada de La Gomera y lo haya extendido a toda Canarias, que cuenta con una población de 2.188.626 habitantes. Él tiene la llave de la gobernabilidad y encima inconcebiblemente compagina dos cargos institucionales: presidente del Cabildo y parlamentario autonómico. Va siendo hora de que mediante las leyes correspondientes: electorales y de partidos, se acabe con estas situaciones.
Hemos perdido un tiempo muy importante y seguiremos sufriendo las consecuencias. El colmo sería que como si no hubiera pasado nada una vez más, Coalición Canaria según ha venido ocurriendo, con el beneplácito y complicidad del PSOE o del PP nos siga gobernando.
A diferencia de los auténticos partidos políticos nacionalistas, fundamentalmente los vascos y catalanes, implantados en el conjunto de sus respectivas comunidades, con las mismas siglas y sin ningún tipo de sucedáneo, el esperpento seudonacionalista o bodrio “nacionalista” de Coalición Canaria, mantiene intacta mediante las AIC (Agrupaciones Independientes de Canarias) su estructura insularista y propias denominaciones.
Perdimos la gran oportunidad para dotarnos de una nueva ley electoral que con una sola circunscripción regional o de nacionalidad, nos posibilitara acabar con la muy grave y dañina lacra del insularismo que nos divide y enfrenta. No se trata de imponer restricciones, pero si reglamentar que se contemple el ámbito de los partidos políticos igual al del territorio a gobernar. Esa sigue siendo una asignatura pendiente y en la que por nuestra tierra y gente, sobre todo la más humilde y desfavorecida merece la pena luchar.
Antonio Aguado Suárez