Hablar del aniversario de Global nos hace recordar experiencias imborrables que conformaron nuestra forma de ser durante los últimos años, cambiando la relación que teníamos con nuestro territorio, con nuestros vecinos y con nuestro trabajo.
La manera de transitar por nuestras carreteras, de cruzar los barrancos, de llegar a la cumbre, de alcanzar las playas es una forma singular de enamorarnos de un paisaje único de una isla que se llama Gran Canaria y de identificarnos con ella. Y hoy tenemos la suerte de poder sintetizar las vivencias de miles de paisanos durante cuarenta y cinco años y de profesionales que nos condujeron durante un tiempo precioso, para comprobar lo que hemos evolucionado y la importancia del transporte colectivo en nuestras vidas.
Hace 45 años se produjo uno de los más importantes acontecimientos económicos en la reciente historia de la Humanidad. La llamada ‘crisis del 73’, cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo acordó el aumento del precio de los combustibles, duplicándolo en cuestión de días. Aquella situación afectó nuestras condiciones de vida insulares. La crisis se extendió de inmediato a todo el planeta. En España vivíamos los últimos momentos de la dictadura, aislados de la Unión Europea. Las carencias de infraestructuras y de servicios elementales mostraban un país empobrecido.
En Gran Canaria, el mejor ejemplo de la situación general fue la crítica situación del servicio de transporte interurbano, con la existencia de una caótica e incontrolable actividad de operadores, siendo más sorprendente la existencia de dos modelos de negocio que se enfrentaban a diario por llevarse los clientes y usuarios que en nuestra isla utilizaban el transporte público. Un enfrentamiento que duraba ya treinta años, desde 1940 a 1970.
En la capital se encontraban las Jardineras Guaguas, mientras en el resto de la isla luchaban por sobrevivir los vehículos de Autobuses Interurbanos Canarios SA (Aicasa) y los ‘piratas’. El origen de Global Salcai Utinsa se sitúa en los inicios del transporte terrestre de viajeros con vehículos a motor en Gran Canaria.
La Compañía de Automóviles de Santa Brígida creada en 1920 era reconocible por el amarillo de sus vehículos, el correo y sus rigurosos horarios de salida, por lo que fueron llamados ‘coches de hora’. Seis años después pasó a ser de Melián y Compañía y unos años más tarde prestaba sus servicios por toda la isla, pero no pudo resistir la competencia de los fotingos o piratas y poco a poco caminó hacia la desintegración. Fue adquirida por Aicasa pero, nuevamente, los problemas económicos la llevaron a un conflicto laboral con sus trabajadores, que tuvo una importante repercusión social por el daño causado y por la parálisis en el conjunto de la isla. Este conflicto se produce en los años setenta y se vive un hecho infrecuente, que avisaba de los tiempos de la transición política: fueron protegidos en sus demandas por el Obispo de Canarias José Antonio Infantes Florido.
Ambos modelos planteaban sus proyectos de empresa y de negocio en el sector del transporte insular: uno individual y otro colectivo, uno que buscaba el mayor beneficio mientras el otro quería lograr la rentabilidad sostenible. Incluso hubo un tiempo en el que ambos modelos convivieron en la isla, dividida en dos de forma salomónica como respuesta institucional al enfrentamiento entre ambos sectores. Así, se repartieron por un lado el centro/norte y por el otro el sur/sureste. Fue en octubre de 1973 cuando la isla fue repartida. En una mitad, los ‘piratas’ se constituyeron como operador único bajo la marca Utinsa, mientras la otra mitad sería el laboratorio para crear la mayor sociedad laboral dedicada al transporte público de España, con el nombre de Salcai. Una iniciativa que conllevaba el liderazgo del tercer sector en Canarias. Un papel que hemos de agradecer siempre a sus creadores y a quienes han continuado la labor de apoyo al cooperativismo en todo el Archipiélago.
En el mapa, la división ofrecía una realidad ilusoria. Estábamos ante un fin de ciclo que iba a variar rápidamente las tornas para ambas empresas. El norte agrícola estaba más poblado. El sur se debatía entre la aparcería y el turismo. La isla estaba cambiando y el transporte público sería uno de sus efectos. Utinsa ocupaba un territorio montañoso, con carreteras complicadas y antiguas. La rentabilidad era escasa. Y permítanme que recuerde en este punto que ¡por fin! la carretera de Teror dejará el diseño de carruaje para convertirse en una vía interurbana moderna gracias a una inversión que acomete el Cabildo de Gran Canaria. Por su parte, la organización colectiva de Salcai supo gestionar el rápido desarrollo en todo el territorio asignado y aprovechar el crecimiento de la demanda turística.
El siglo XXI comenzó con un resultado anunciado, se fusionaron las dos empresas y se unificó el transporte interurbano de viajeros en Gran Canaria, pasando a denominarse la nueva marca: Global Salcai-Utinsa. Queda al margen el transporte en la capital grancanaria que permanece en manos de Guaguas Municipales.
En resumen, Global SU parte de las iniciativas de emprendedores con mentalidad laboral y cooperativa que vieron la oportunidad de negocio mejorando las comunicaciones en la isla. Ese espíritu se ha mantenido hasta hoy con importantes hitos que han hecho trascender a esta empresa como una de las más veteranas y destacadas en el desarrollo de la economía social y se ha significado en la implantación de estrategias de desarrollo de tecnologías en el transporte. Su éxito la ha llevado a expandir su negocio a otras regiones y otros países.
El transporte público fue un salto fundamental en el desarrollo de la isla. En sus comienzos el viaje no era fácil. En realidad era un sacrificio. Malas carreteras y vehículos con asientos de madera y muy incómodos, pero aun así la gente ya disponía de un medio de transporte regular, dirigido por el conductor y el cobrador, al grito de “¡Pare!”, “¡Siga!” para hacer posible las necesidades de los viajeros que eran contados y casi una familia, hasta el punto de que cuando faltaba alguien los guagüeros se interesaban por su estado de salud. Estos trabajadores eran y hacían de todo: por ejemplo, de ingenieros capaces de sustituir la tapa del radiador con un higo para intentar llegar a la parada final donde reparar el motor. También eran quienes velaban por la seguridad del pasaje, tanto por los riesgos de la carretera como por la convivencia durante el trayecto. Eran maestros de civismo y urbanidad, recaderos, carteros, celestinos y, sobre todo, personas de confianza, amigos.
Imponía ver a aquellos conductores con volantes gigantescos que tenían que mover con todo el cuerpo para recorrer las numerosas curvas de las pistas. Personas que ejercían la autoridad desde su puesto, aunque apenas tenían que intervenir porque se vivía la experiencia del viaje de forma tranquila, serena y sana, a pesar de que entonces se fumaban puros y virginios en los grandes vehículos, así como se transportaban cochinos, gallinas, cajas con quesos o alimentos, medicinas, el correo o los regalos para los familiares. Orígenes de una actividad que fue aventurera y atrevida para unos pocos pero que hoy en día mueve a decenas de millones de personas cada año.
En la actualidad Global SU es una empresa competitiva que no ha olvidado sus raíces cooperativistas y la participación. En estos momentos, la empresa de transporte cuenta con casi 800 trabajadores y trabajadoras, una flota de más de 300 vehículos y unas 120 líneas que cubren todo el territorio insular, transportando a más de 25 millones de viajeros anualmente. Además dispone de centro de mantenimiento y de suministro y cocheras.
Hoy, el transporte interurbano de viajeros en Gran Canaria tiene un nivel de excelencia propio de una sociedad avanzada como la nuestra, convertido en una forma segura, cómoda y eficaz para conectar la Isla, a sus habitantes y a sus visitantes. Una empresa preocupada por un transporte accesible, sostenible y que no dañe el medio ambiente, por lo que podemos reconocer con orgullo el papel fundamental de Global SU en el desarrollo del transporte como elemento cohesionador de la sociedad grancanaria, de la unión de sus habitantes y visitantes.
Pero somos conscientes de que queda mucho por hacer. En los próximos años tenemos que avanzar en la apuesta por un transporte colectivo que permita una mayor movilidad eficiente en la isla y que equilibre el uso del transporte privado y público para que disminuya la emisión de gases de efecto invernadero con un cambio de modelo y de eficiencia en los motores, para que se incremente el uso de vehículos eléctricos y para que se reduzca la dependencia del petróleo. Estamos tomando decisiones de cambio que merecen ser comentadas en este aniversario. Es un avance el Bono Joven, con una tarifa plana de 28 euros sin límite de viajes, para jóvenes de hasta 28 años en toda la isla. Estamos también en el proceso de puesta en marcha del bono regular para residentes a 35 o 40 euros. La imagen que los turistas perciben al llegar al aeropuerto mejora con el servicio Airport Express, con 6 nuevos vehículos financiados por el Cabildo de Gran Canaria. En pocos años renovaremos más del 40% de la flota de Global. Y próximamente entrará en funcionamiento el nuevo sistema de información al viajero en las paradas de Gran Canaria.
Por eso, en estos días de celebración, de agradecimiento y felicitaciones, me cabe el honor de renovar públicamente la apuesta del Cabildo de Gran Canaria por el transporte público de viajeros. Hemos avanzado gracias al compromiso de trabajadores y trabajadoras de las distintas empresas -que han confluido en Global como expresión de modernidad y servicio público- y por la continuidad de una política defendida por el Cabildo que considera la movilidad como un servicio esencial. Tenemos motivos para sentirnos orgullosos de la isla que estamos transformando entre todos y todas. Aspiramos a un futuro de progreso porque tenemos una historia de trabajo compartido. Gracias a quienes lo han hecho posible.