EL BAR DE PEPE
Verde que te quiero verde, Federico García Lorca quería a su Andalucía verde, Federico quería la Andalucía que tantos andaluces se merecen y que tanto sueñan con alcanzar.
Porque más de la mitad de los españoles descendemos de andaluces, de Andalucía, porque muchos de nosotros hemos vivido en la pandereta andaluza, en la miseria de un pueblo dominado y masacrado por una oligarquía de señoritos, de cortijos y caballos de tronío, de buen vino y buenos jamones.
El andaluz se ha conformado soñando en ese verde que te quiero verde de Lorca, que parece nunca poder alcanzar.
Si tenemos en cuenta que un individuo es pobre o no en función del nivel de prosperidad de la comunidad en la que vive y que el umbral de la pobreza depende de la distribución de las rentas de los individuos con los que conviven, los ciudadanos de Andalucía tienen un 42% de personas en pobreza, y más del 15% en pobreza extrema o indigencia. Un dato significativo es el paro obrero que sigue siendo, junto con Extremadura y Canarias, la comunidad con más desempleo del conjunto del Estado español.
En la tierra de Maimónides, la miseria lleva marca de la casa.
La desigualdad social es increíble, el 10% de la población dispone del 90% de la riqueza, y el 90% restante el 10%. El “señorico y la señorica” siguen existiendo en la Andalucía profunda.
¿Que han hecho los políticos para remediar la tragedia andaluza?
La experiencia del partido socialista, que gobierna desde el año 1.978 ininterrumpidamente, 40 años como amo y señor del destino de los andaluces, ha sido, más que funesta, una verdadera pesadilla. La corrupción ha campeado a sus anchas desde Huelva a Almería, desde el caso Juan Guerra, hermanisimo de Alfonso, hasta el tristemente famoso ERE, donde se ven involucrados dos presidentes históricos, Chavez y Griñan y que salpica gravemente a la actual presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.
Con ese bagaje de mierda y abandonada por Albert Rivera, Susana se prepara para convocar nuevas elecciones.
El miedo escénico se vuelca sobre Susana que, de perder el feudo histórico socialista habrá dado un paso atrás a las pretensiones de su compañero Pedro Sánchez.
El tema es el siguiente; Ciudadanos le ha cerrado el grifo, no se fía de los andares de la Sultana del Psoe, no le interesa acudir a las elecciones del 2.019 siendo el “protector” del partido del ERE. Albert Rivera quiere desmarcarse y lo quiere hacer ya.
Por otro lado la entrada en escena de Podemos con Teresa Rodríguez, flamante ganadora con el 75% de los votos frente al 22% de Isabel Franco, candidata “pablista”, pone de relieve y le envía un ordago a los demás partidos, diciéndoles que ella está ahí para ganar y llevar una profunda renovación a la política andaluza, desde luego que ganas tiene y da la impresión que lo que dice lo quiere cumplir.
Susana tiene a su favor decenas de miles de familias andaluzas donde algún familiar ha sido enchufado en las instituciones de la Junta, ayuntamientos y diputaciones, a todas esa gente se dirigirá la dama de hierro del barrio sevillano de Triana, para pedirles el voto del pánico, aquí no importa el discurso, las promesas, el programa, el proyecto de futuro de los andaluces y andaluzas, aquí no vale nada más y nada meno que tu hija, tu padre, madre, hermana, etc, siga currando en el chiringuito andaluz, ese chiringuito montado ex profeso para mantener el voto cautivo de los estómagos agradecidos.
Depurar, fumigar, exterminar los corruptos, lo reyes del mambo de 40 años de gobierno del socialismo andaluz es prácticamente imposible. Sólo la entrada de Podemos es posible que sirva para depurar, sin exterminar, la podredumbre enquistada en las paredes del Palacio de San Telmo en Sevilla, ya lo cantan los del Rio, “Sevilla tiene un color especial…” yo le añadiría, “y olor especial”.