Greenpeace pide presionar a las 12 entidades bancarias – como BBVA -, que financian el proyecto de oleoducto Trans Mountain Expansion Project , en la costa del océano Pacífico que acabará con los pocos ejemplares de orcas en la zona, además del riesgo de un accidente de consecuencias catastríficas.
Green Peace ha difundido el caso de la orca que lleva diez días empujando el cadáver de su críaa cría de orca, que era la primera en nacer en tres años en esta población de orcas residentes.
Pero murió en tan solo media hora. La madre se negó a dejar atrás a su cría y estuvo 10 días empujando sin parar el cuerpo sin vida hacia la superficie mientras se desplazaba con el resto del grupo de orcas. Es una situación realmente desgarradora y, lamentablemente, el futuro de la manada tampoco es bueno.
La organización ecologista informa que existen 75 ejemplares en el Mar de Salish, en la frontera entre Canadá y Estados Unidos, pero si siguen adelante los planes para construir un gigantesco oleoducto de 1.150 kilómetros, esta población de orcas podría extinguirse por completo. Necesitan ayuda urgente.
Una de las razones por las que estas orcas tienen tan difícil su supervivencia es porque el salmón real, del que dependen para alimentarse, está en rápido declive debido al cambio climático. Sin suficiente salmón, las orcas literalmente se mueren de hambre. Están tan demacradas que en algunas de ellas se pueden observar hasta las costillas.
Green Peace asegura que si el proyecto de oleoducto Trans Mountain Expansion Project sigue adelante, aumentaría 7 veces el tráfico de buques cisterna —que trasladan enormes tanques de petróleo— en la costa del océano Pacífico. Como consecuencia, las orcas quedarían expuestas a un mayor riesgo de colisión mortal con un buque cisterna y el ruido afectaría a su capacidad de encontrar la poca comida que les queda para comer. Si ocurre un accidente, las consecuencias del vertido de petróleo serían el último clavo en su ataúd.
Por ello hace un llamamiento a presionar a los 12 bancos internacionales vinculados a la financiación de este proyecto petrolífero —entre ellos el BBVA—, todavía estamos a tiempo de salvar a las orcas. Desde Greenpeace hemos pedido al BBVA que deje de destruir el planeta con más dinero para oleoductos peligrosos, llegando a colocar en la puerta de su sede una gran tubería simulando uno de esos oleoductos.