EL BAR DE PEPE
El 24%, solo ese porcentaje de escaños en la Cámara de los Diputados, es el que dispone nuestro nuevo presidente del Gobierno de España, Excmo. Sr. D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
84 señorías es el ejército con el que se dispone a librar la batalla en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo, nada más.
Metidos en faena, hay que reconocer que la aprobación de los presupuestos generales del Estado, unos días antes de la presentación de la moción de censura, le ha venido como anillo al dedo al nuevo inquilino de la Moncloa.
¿Estaba esperando el Psoe, pese a su enmienda a la totalidad y su no es no a los presupuestos presentados por Rajoy, la aprobación de los mismos para presentar la moción de censura, o fue la sentencia del Tribunal Supremo sobre el caso Gürtel y la condena al Partido Popular, como afirma el propio Sánchez, el detonante para intentar desalojar a Mariano Rajoy y su sequito de la Moncloa?
Sea como sea, ha sabido aprovechar los tiempos y mover ficha adecuadamente.
Echar de la mesa del Consejo de Ministros a tanto mediocre e incompetente, se hacía justo y necesario, era nuestro deber para salvarnos del precipicio al que nos llevaba la política económica de lo absurdo. Ya no se trata de parchear con el Ibex 35 los contratos laborales estercoleros, los salarios de esclavos, la pobreza endémica, con el INE y los datos sobre la bajada del paro, siempre manipulados y con datos poco fiables.
Ardua la empresa que tiene por delante el espartano Sánchez y sus 84 guerreros, rodeado de falsos aliados y enemigos disfrazados de amigos fraternales.
El Partido Popular y su fiel escudero Ciudadanos, están velando las armas para presentarle batalla. En esta “guerra intestina”, lo que menos le importa a Mariano Rajoy y a Albert Rivera es España y los españoles, lo verdaderamente importante es la poltrona, el poder, seguir gobernando esta arrugada y puteada piel de toro para beneficio de los de siempre, de la oligarquía del capital carroñero, de los fondos buitre, de los “consejos” del Bundestag y Angela Merkel.
El fin de la era Rajoy ha terminado, y por poco termina él con nosotros.
Mariano Rajoy Brey, será recordado, por los trabajadores españoles, como el carnicero de la Moncloa. Nunca, jamás ningún presidente del gobierno del Estado español fue tan insensible a los problemas de los trabajadores.
Se da el caso que al mismo tiempo que promulgaba una “amnistía fiscal” para que las grandes fortunas, como el caso de la familia Botín, legalizasen el dinero oculto en paraísos fiscales, decretaba la reforma de la ley laboral con la que terminaba con los pocos derechos laborales y fundamentales, conseguidos por la masa obrera española a través de años de lucha y esfuerzo.
Millones de españoles engrosaron las colas de las agencias de empleo. Abarataron al máximo la indemnización por despido, se multiplicaron las modalidades de contratación laboral, llegando a ser el primer país de la Unión Europea con más precariedad laboral. Sueldos miserables y empresarios que basaban el valor añadido de sus negocios en la trata de esclavos, jóvenes que han visto truncado su futuro en España y con la maleta acuestas, imitando a sus abuelos en los años 60, están trabajando en Inglaterra, Alemania, Francia, etc., juventud muy preparada, la mejor que hemos tenido jamás ahora se encuentra regada por medio mundo buscando la oportunidad que Rajoy les negó.
Será recordado como el hombre que fue culpable de incitación al suicidio de miles de españoles desahuciados por las mismas entidades bancarias a las que rescató con más de 70.000 millones de euros, nadie pudo creer lo que estaba sucediendo en la España de la UE del siglo XXI, ¿cómo es posible que este hombre (Mariano Rajoy) endeude a todos los españoles, con una deuda multimillonaria, para salvar a la misma banca que es la que desahucia y endeuda de por vida a todos los que no pueden pagar una hipoteca? ¿cómo es posible que no sirva la propia vivienda como dación en pago de la deuda? Son las preguntas que se hacían en la mayor parte del mundo, incluso los tribunales de justicia internacionales no daban crédito a lo que estaba sucediendo en España.
Los 6 años de gobierno de Rajoy han dejado muchas heridas que aun no han cicatrizado, muchos muertos en el camino, quizás tampoco le temblaba la mano al firmar, cada viernes negro, en los consejos de ministros tanto decreto miserable.
Ahora los 84 espartanos, ese 24% que gobierna este país aun llamado España, tendrán que anular las leyes mordazas, no solamente la que nos limita nuestra libertad de opinión y expresión, todas las mordazas que nos impuso otro que se creyó el padre de la patria, el iluminado salvador de los poderosos.
Que tenga presente, el Sr. Ex presidente del Gobierno de España, que los españoles ni perdonamos ni olvidamos.