El pacto sobre el futuro PGO alcanzado entre las entidades y colectivos representativos de Valle de Guerra es un acontecimiento muy importante. Tanto que marca un camino a seguir.
Han firmado un acuerdo sobre un modelo de ordenación que permitirá armonizar desarrollo económico, respeto al suelo agrario y una forma de ser y de vivir, construida a lo largo de generaciones de valleros.
Este acuerdo ha requerido, en primer lugar, la buena disposición de todas las personas que han participado y han demostrado saber poner por encima de todo los intereses del pueblo, en un asunto de extraordinaria importancia.
Este acuerdo marca un modo participativo de hacer las cosas bien distinto de aquella llamada “participación ciudadana”, con la que Clavijo pretendió santiguar un PGO con previsiones urbanizadoras devastadoras para todo el municipio, también para la comarca costera.
Una “participación ciudadana” en la que votaron y decidieron votaciones, en Valle de Guerra y Tejina, por ejemplo, personas que no eran de la zona. Como se supo después, a través de la propia documentación oficial.
Una “participación ciudadana” en la que propuestas que contaron con apoyo muy mayoritario, por ejemplo la variante que permitiría desviar la carretera a Tacoronte del Centro Urbano de Valle de Guerra, no fue incluida en el PGO. Pero sí aparecieron otras infraestructuras y reclasificaciones de suelo, a saber en interés de quiénes. Bueno: en realidad en el Valle y en La Laguna todo se acaba sabiendo.
Siempre me pregunté por qué Clavijo y los suyos dieron marcha atrás en su obsesión especulativa en otras zonas de La Laguna, ante el rechazo de las plataformas ciudadanas y las gestiones de agricultores y ganaderos, pero no en el Valle. Y se mantuvieron completamente negados a retirar proyectos como el del Boulevar. Y me respondí a mi mismo: o porque van a beneficiar a algunos que mandan más que el propio Clavijo o porque llegaron a creerse que Valle de Guerra era su finca particular en la que, hicieran lo que hicieran, iban a continuar ganando las elecciones como desde 1987.
Sea como fuera, lo cierto es que perdieron las elecciones en Valle de Guerra en 2015. Y, probablemente, si las hubiera ganado Coalición Canaria, se habrían mantenido erre que erre empeñados en urbanizar a tope el Valle. Como hizo con Tejina Ana Oramas, desde que se sintió fuerte en la alcaldía, y promovió un crecimiento edificatorio y poblacional desproporcionado, cuyas consecuencias están a la vista.
Pero el pueblo de Valle de Guerra les retiró el apoyo mayoritario en las últimas elecciones municipales. Y esa circunstancia ha ayudado a crear un escenario en el que la negociación y el pacto vecinal sobre el futuro de Valle de Guerra ha sido posible.
Negociar era el momento de ceder, de parte y parte. Ahora nos toca a toda la ciudadanía vallera y a sus representantes en el Ayuntamiento defender el pacto en su integridad. Y ahí estaremos a pie firme. Con la representatividad que los valleros y valleros no dieron en las urnas en 2015.