Se avecina tormenta en la política del Archipiélago. Con la precampaña en marcha, todas las organizaciones comienzan ya a preparar sus aparatos y engrasar la máquina electoral para los próximos comicios de mayo de 2019.
El Parlamento de Canarias aún no ha resuelto la más que esperada reforma del SEC, pactada entre todos los partidos con representación en la Cámara. Con la excepción por supuesto de Coalición Canaria, quien se resiste a cambiar un sistema electoral que ha exprimido al máximo y con el que tan buenos resultados ha cosechado, demasiado como para ponerlo en riesgo. Más aún cuando las últimas encuestas publicadas hacen tambalear varios gobiernos nacionalistas, encendiendo todas las alarmas en la cúpula de CC.
Mientras tanto, Ciudadanos prepara su entrada por primera vez en el Parlamento (en 2015 se quedó fuera a pesar de sus casi 54.000 votos), entrando en la disputa directa por el voto más conservador con los actuales socios de gobierno, PP y CC. Sin olvidar el rol de Casimiro Curbelo al frente de ASG, que acudirá a esta confrontación como la aliada de ATI que ha demostrado ser durante esta legislatura, la batalla electoral en la derecha canaria tendrá esta vez tres actores relevantes. Lo cual posiblemente obligará a CC a optar por un discurso alejado del nacionalismo para seducir a ese grupo de votantes que no quiere escuchar nada que le recuerde a lo ocurrido en Catalunya.
De igual forma, Nueva Canarias probablemente optará por no ir más allá de una actitud regionalista, admitiendo este giro en el eje de conflicto de las próximas elecciones desde el nacionalismo-centralismo hacia el cleavage izquierda-derecha. Sin embargo, tendrá que encontrar una forma adecuada de posicionarse para competir con PSOE y Podemos en el tablero izquierdo que compense su apoyo en el Congreso de los Diputados a los presupuestos de M. Rajoy, al tiempo que busca una implantación en la provincia occidental que no acaba de producirse.
Por su parte, el secretario general de los socialistas canarios, Ángel Víctor Torres, no ha conseguido aún labrarse el liderazgo suficiente siquiera en su propio partido (por no hablar del grupo parlamentario que preside sin ser diputado) como para que se produjera un cierre de filas en torno a él que le permitiese aspirar a la Presidencia del Gobierno de Canarias al frente de un partido cohesionado. Las heridas abiertas dentro de la organización desde la celebración de las primarias que desbancaron a Patricia Hernández como cabeza del PSOE canario, unido al desastre de La Laguna con una “no moción” cada día más difícil de justificar, lastran al partido que según las encuestas estaría actualmente mejor posicionado para liderar un bloque de izquierdas en el Parlamento de Canarias.
Entretanto, una Noemí Santana más autónoma y curtida que en 2015 deberá enfrentarse al reto de la ampliación de su base electoral, una vez zanjadas las tensiones internas entre las diferentes corrientes de Podemos Canarias, el desafío estará en la consolidación de una fuerza de izquierdas transformadora que sea capaz de aglutinar a las formaciones políticas canarias que aspiran a desalojar a CC del Ejecutivo. Los resultados para las fuerzas del cambio en el Archipiélago dependerán en gran medida de la capacidad que exista para articular una candidatura en la que confluyan junto con Podemos Canarias otras fuerzas potencialmente afines como Izquierda Unida, Equo o Sí Se Puede. En este sentido, serán cruciales las alianzas y acuerdos que pudieran producirse a nivel local e insular con pequeñas y medianas organizaciones, cuya suma de fuerzas sería clave en pro la consecución de un grupo parlamentario suficientemente numeroso para desbloquear la posibilidad de un pacto de izquierdas en el Gobierno de Canarias.
Así las cosas, la izquierda en Canarias puede (y debe) aprovechar la brecha que se abre en el campo de la derecha para caminar hacia un nuevo escenario donde pueda contemplarse la posibilidad de un Gobierno sin CC que revierta la situación de empobrecimiento y precariedad. Además, el abandono del discurso nacionalista deja huérfano a una parte del electorado, lo cual abre las puertas a la izquierda y le brinda la oportunidad de acercarse al votante mediante una reivindicación de la canariedad no experimentada hasta el momento. Arranca una carrera de fondo con distintos objetivos y retos para cada partido y un interrogante implícito: ¿podrá CC revalidar al frente del Gobierno o perderá la presidencia del Ejecutivo después de más de dos décadas a su cargo? La última palabra la tendrán las canarias y los canarios.