EL BAR DE PEPE
Aquí, en las islas Canarias, no pasa nunca nada, y si pasa algo tampoco pasa nada. Este es el lema, la horrible solución de los imbéciles, de los idiotas, de los pollabobas que nos administran, porque gobernar, lo que se dice gobernar, gobiernan menos que usted, querido lector, y yo en nuestra casa.
Yo creo que estos personajillos viven en un mundo irreal, en el mundo de Pocoyo, en el país de las maravillas; mejor dicho, viven en el mundo de los privilegiados de los que ganan, de promedio, unos 5.000 euros mensuales.
Normalmente son arribistas, trepas que han buscado en la política un negocio para “subsistir” a cuenta del erario publico y, a poder ser, viajando con tarjeta visa oro, coche oficial con chofer y despacho con secretaria incluido. En la mayoría de los casos están adulando al secretario de organización del chiringuito político para aparecer entre los 15 primeros aspirantes a tomar asiento en la “casa de la villa”.
Esta gente es tan inútil, tan verdaderamente inútil que, en el mejor de los casos, son capaces de tirar por el fregadero, por el retrete, dinero público. Digo “en el mejor de los casos”, porque normalmente se dedican a la prevaricación, el cohecho, la malversación de fondos públicos, etc. etc. etc.
Por su dejadez, por su falta de interés por el pueblo que los ha votado, pierden la oportunidad de beneficiar a la gente que representa. Administran nuestro dinero, nuestro patrimonio, olvidándose que es propiedad de nosotros y que ellos solo están donde están para invertir ese dinero en obras que sean útiles para la sociedad, no para despilfarrarlo o para robarlo.
Existen numerosos ejemplos, por ejemplo: “El Gobierno de Canarias no se muestra capaz de explicar en qué se gastó 1,2 millones que el Gobierno central le ingresó en el año 2010 para que convocara las subvenciones para obras en municipios que tienen un parque nacional en su territorio. La Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, dirigida en 2010 por Domingo Berriel, recibió el dinero, convocó las ayudas, pero no las resolvió, así que no pudo justificar el uso de ese dinero y perdió la subvención correspondiente a 2011, que ascendía a 1,3 millones”.
Si el asunto compete a la Consejería de Sanidad y por no realizar la inversión en tiempo y forma mueren unos miles de canarios, pues más de los mismo, se aplica el reglamento: “ojos que no ven, corazón que no padece”, y sigue en su poltrona el excelente o ilustrísimo inútil.
Si el mogollón de pasta gansa proviene del Cabildo Insular, y el concejal de Oscar García (PP), pierde una subvención de 75.000 euros destinados al Instituto Municipal de Acción Social (IMAS) por no entregar en plazo la documentación necesaria para la tramitación de la citada subvención, pues aplicamos el reglamento; “aquí no pasa nada, y si pasa algo tampoco pasa nada”.
El problema es más grave de lo que parece, no solamente por la perdida de recursos, también los hay que, en lugar de mostrar su estupidez, su idiotez y su patosería, su irresponsabilidad, adoptan el rol de salva vidas y aprovechan su situación privilegiada para dar un puesto de trabajo a cambio de favores sexuales de las empleadas.
¿La culpa de toda esta mierda, de todo este fango lleno de porquería, de quien es?
¿Es de lo votantes, del pueblo que elige unas listas cerradas con nombres y apellidos de esta clase de crápula político?
Así no podemos continuar, la ley electoral necesita, urgentemente, un cambio radical. No valen excusas, debemos exigir listas abiertas y acabar con el “político profesional” con el “mercenario” empesebrado.
La abstención se hace cada vez más necesaria, será la única forma de demostrar el rechazo de la sociedad a este “monopolio político y mafioso” que nos domina.
Menuda mierda Sr. Bermudez…