EL BAR DE PEPE
De asco, y vergüenza ajena, de podredumbre, de falta de dignidad, de mediocridad y pasteleo, de repúblicas bananeras, se puede considerar la situación de la política y los políticos en las islas Canarias y que sufrimos todos los canarios.
Las patéticas imágenes de los pasillos de urgencias del Hospital Negrín, colapsados por las camillas de los enfermos no es ninguna novedad. La sanidad publica en Canarias es una verdadera porquería.
A las pruebas me remito:
Consulta oftalmología, 18 meses de espera.
Consulta dermatología, 20 meses de espera.
Consulta nefrología, 14 meses de espera.
Consulta psiquiatría, de 6 meses a 1 año de espera.
Y así sucesivamente, las esperas para intervenciones quirúrgicas se hacen eternas, la mortalidad crece en las islas y nadie, excepto aquellos que pueden pagar la sanidad privada, está a salvo de la “eutanasia económica” propiciada por el gobierno de Fernando Clavijo y su mariachi.
Aun con todo esto, lo peor es que la sanidad privada en las islas está peor dotada en tecnología que la pública. O sea que aquí te mueres si o si, pagando o gratuitamente, la sanidad canaria está tocando fondo. Aun llega a sorprenderte que el mismo especialista que en la publica te diagnosticaba la enfermedad, te lo encuentres en la privada en el quirófano, el negocio es el negocio.
El 65% del presupuesto destinado a la salud de los canarios va destinado a las empresas del sector.
Con este panorama no es descabellado el resultado del ranking de la Sanidad en España, donde Canarias se sitúa en el último lugar.
Pero ¿es tan mala la sanidad pública en las islas? Si nos llevamos por datos objetivos, por la calidad de los profesionales y la tecnología que disponemos para atender a 2.2 millones de habitantes de población censada y para recibir los 14 millones de turistas que nos visitan cada año, podríamos decir que es más que aceptable. Los Hospitales públicos (no los privados) de las islas capitalinas disponen de la tecnología puntera que necesitan para realizar diagnósticos y tratamientos al mejor nivel, pero si el 65% del presupuesto se desvía a la sanidad privada, con otro gallo hemos cantado.
La falta de hospitales en el Sur y Norte de la isla de Tenerife, hospitales presupuestados desde hace más de 20 años, masifica a los dos grandes Hospitales en la capital de Tenerife, o sea el hospital universitario Residencia Virgen de Candelaria y el llamado Hospital General de la Cuesta.
Es lógico que las clínicas privadas, empresas que se dedican a concertar servicios sanitarios con la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, lo que menos le interesa es que se acaben con las listas de espera; tener una sanidad pública eficaz sería la ruina para estos comerciantes de la salud, eliminar las listas de espera quirúrgicas, o las de consultas con especialistas le supondría una pérdida de ingresos superior al 50% y algunas de ellas tendrían que cerrar. La picaresca está servida, sólo hace falta comprar “voluntades”.
Lo curioso es que, siguiendo ejemplos, en el país vasco, con los mismos habitantes que las islas Canarias, la espera en intervenciones quirúrgicas oftalmológicas no pasan de los 25 días, ¿por qué será? La mafia blanca se ha instalado en las islas, solo nos queda servir de cobayas para experimentos farmacéuticos ¿alguien lo pone en duda?
Por otro lado, la juventud emigra, se va de las islas, en los últimos años casi 80 mil canarios se han marchado, han emigrado a Londres, París, Berlín, Ginebra. Otra vez la diáspora canaria se reparte por Europa. Ya no es la maleta grande, la que sus abuelos llevaron a la Habana, a Venezuela, ahora es una mochila llena de ropa de abrigo, acaso un queso y un par de kilos de gofio y muchas lagrimas y el corazón comprimido de sus padres y familiares.
Se van aburridos de la mediocridad de sus profesores, de la educación que reciben, de lo obsoleto del sistema educativo, se van hastiados de las universidades canarias, de las tasas, de las matriculas, del imbécil profesor o catedrático que mientras su oronda barriga esté bien llena, no hace otra cosa que mirarse su apestoso ombligo.
El paro obrero, lacra, epidemia de los canarios, una comunidad que sigue de farolillo rojo del Estado español y de la Unión Europea, con casi 16 millones de turistas y unos ingresos superiores a los 14 mil millones de euros anuales por este concepto, con un PIB que duplica el nacional, seguimos siendo la región con más paro y miseria.
La falta de vivienda pública, lo altos precios de la vivienda, los alquileres, la falta de recursos, hoy en día son pobres hasta los que disponen de un trabajo.
Las estadísticas nos dicen que, de seguir así los datos migratorios de jóvenes canarios, unido al descenso de registro de matrimonios y parejas de hecho y la baja natalidad, todo apunta que para el año 2025, o sea en 10 años más o menos, la población canaria entre 16 a 30 años descienda un 45%. Por otro lado, el crecimiento de la población de personas con edades comprendidas entre los 60 a 85 años crecerá a niveles increíbles, para esa fecha y de seguir la tendencia antes citada de cada 10 canarios 6 serán viejos. Un futuro prometedor nos espera, siempre podremos desviar el turismo de sol y playa por otro de destinos geriátricos ideal para un país de viejos.
Mientras esto sucede, la cena de los idiotas está servida. Seguimos maniatados por los mismos que nos han puteado durante los últimos 40 años, por los descendientes de los que nos putearon con la dictadura, y seguimos aguantando y aguantando y aguantando, ¿hasta cuándo? Tenemos los que nos merecemos, a pasotas no nos gana nadie y así nos va, de pena. La indignidad de esta gente está bien blindada por la mayoría de los medios de comunicación canarios, la omertá, la ley del silencio está bien pagada.