EL BAR DE PEPE
¿Eres transversal?
Esa pregunta en medio de un “fregao tertuliano”, de mil pares de huevos de codorniz malaya, casi me deja fuera de combate.
La moda del tonteo politiquero es ser “transversal” como si eso fuera lo bueno del demócrata, literalmente quiere decir; “que estás atravesado de una parte a otra de una cosa de manera perpendicular a su dimensión longitudinal”.
¡¡Pues manda narices!! Me dije, al comprobar en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua la definición.
“Vamos ha realizar una política transversal, con cada uno de los partidos políticos de escenario español” Iglesias: «Necesitamos un Podemos transversal que se parezca a las gentes de nuestro país»
La pregunta del millón es: ¿necesitamos “una cosa que se cruza en dirección perpendicular con la cosa de que se trata”?
Claro que, si de lo que se trata y quiere decirnos, el ilustre Profesor de la Universidad Complutense madrileña y Excmo. Sr. Diputado del Parlamento español, es hablarnos de la transversalidad o el transversalismo que no es otra cosa que “una corriente ideológica que defiende la renuncia a identificar sus ideas con el espectro político clásico basado en la distinción izquierda-derecha”. Si de lo que se trata, es que el transversalismo puede aplicarse a posicionamientos que declaren obsoletos otros clivajes políticos diferentes, eso es otra cosa.
Por lo visto lo que propone, el jefe de Podemos, no es que, visto lo visto en Cataluña la bajada de pantalones y de diputados en el parlament catalán, con más miedo que vergüenza, y con las elecciones generales a dos años vista y el cataclismo que se le viene encima ( según todas las encuestas, perdida de un 50% de los escaños) busca, desesperadamente, volver al lenguaje popular del 15-M.
De ahí surge el nuevo Podemos “Transversal”. Volverán hablarnos de la “casta”, de los privilegios de los diputados y senadores, de la Casa Real y sus inquilinos, de la necesidad de obtener nuestra confianza porque ellos somos todos, o nosotros somos ellos, gente llana y sencilla, de a pie, nada de gilipolladas, ni chorradas de luchas internas por la poltrona, ellos, los “nuestros”, son los únicos que realmente son “transversales” porque nacen con la “transversalidad “del pueblo.
Y volveremos a oír a Monedero decirnos: «Haremos todo lo posible para no convertirnos en una casta». Dicho de otra manera, pero al igual que en los cuarteles de la guardia civil, la consigna que tendrá el partido de la izquierda populista en España, en lugar de “Todo por la Patria”, será “Todo por el Pueblo”.
El discurso de los partidos progresistas, no solo Podemos, intentarán la “transversalidad”. En Cataluña la “transversalidad” será algo imprescindible para gobernar, no puede funcionar bien un partido no “transversal”, de hecho, Inés Arrimadas, brillante triunfador de las elecciones del 21-D, ha dicho a todo el mundo que su política será transversal y se ha quedado como si tal cosa.
Mientras estas chorradas provocan el descojone del personal de “a pie”, nos comen el cerebelo contándonos milongas como, por ejemplo, el aumento del salario mínimo interprofesional en un 4% anual, o sea que el currante cobrará la misma miseria y estará igual de puteado y con la espada del despido como chantaje sobe su cabeza. Al mismo tiempo las subidas de la electricidad y el gas dejan sin efecto ridículo aumento salarial.
La transversalidad está servida: “Aquí la única transversalidad que existe es la que deciden mis cojones…” ha comentado un famoso empresario, del sector de la alimentación, entre sus amigos.
Nos hacen idiotizar, acabamos idiotizados, y acabaremos como zombis deambulando en busca de algún político que llevarnos a la boca.