Nadie diría que el PP no tiene mayoría absoluta en el Congreso de los diputados. Al menos lo parece en medio de la manifiesta incapacidad de la oposición para torcer los planes del PP así como su división a la hora de encarar los graves problemas del estado.
Son las cosas que tiene practicar únicamente acción parlamentaria y el puro electoralismo. Pablo Iglesias, lo tuvo meridanamente claro cuando nunca renunció a herramientas de lucha de clases como el sindicalismo, el socialismo y las huelgas, además de las Casas del Pueblo como instrumentos de pedagogía obrera.
Nunca ha habido mayores tasas de desigualdad. La “superación” de la crisis capitalista en el reino de España producida mediante las rebajas salariales y la ausencia de derechos laborales y sindicales. Los salarios basura y un precariado que es la nueva esclavitud. La privatización de la sanidad, la educación, el atraco a la hucha de las pensiones o los repagos. Las rebajas en las becas y la disminución de las prestaciones de desempleo… Encima como prueba de poder y con dos narices y un tambor la aplicación del art. 155 y la cárcel por ideas y quimeras como se ha demostrado.
Y mientras la oposición institucional se conforma con estériles debates parlamentarios y con mociones y proposiciones de ley que derrotan al PP y a Rajoy, pero que el gobierno se pasa por el arco del triunfo sin que ocurra nada.
Nunca tanta injusticia acumulada, nunca tanto autoritarismo, nunca tanta gente viviendo cayada y sufriendo indignidad, trabajando para no llegar a fin de mes o buscando contratillos fraudulentos para sobrevivir. Nunca tanto poder para las grandes empresas y tanto robo y abuso por parte de las compañías eléctricas. Nunca tanto rebrote del patriarcado y del machismo criminal. Nunca tanta dureza con quienes huyen del hambre en sus continentes. Nunca desde 1978, tanta desfachatez de un partido derechista y heredero directo del franquismo en el poder. Y eso que está en minoría parlamentaria.
Bueno ya sabemos que tenemos un panorama oscuro y negro. Además un aviso para navegantes, cualquier represión, encarcelamiento o regreso al autoritarismo más descarado solo es la señal de que esto pueda ser extendido a todo lo que se reclame de izquierdas y aspire a cambiar algo. Ahora lo inconstitucional es el “procés” pero mañana será una huelga, una marcha obrera, una remunicipalización de un servicio o crear la banca pública. Ojo. Claro así también la reforma de la Constitución es inconstitucional y más inconstitucional será una constituyente tan necesaria. Creo. En el reino de España todo es inconstitucional menos la corrupción del Partido Popular y amigos.
¿Ahora qué hacemos? Si el parlamento está ralentizado y controlado, castrado por la mayoría derechista y neofranquista-joseantoniana, habrá que volver a expresar la protesta y las reivindicaciones sociales y sindicales con instrumentos democráticos como la huelga y la movilización. Habrá que volver a patear barrios y caminos. Habrá que volver a ganar la confianza de las clases populares y trabajadoras con una acción coherente. Habrá que volver a unir a la clase trabajadora con su única identidad real, que es la de ser trabajadora no importa su piel ni su pueblo y volver a tener claro que hace falta moverse.
A los sindicatos les pido, ya está bien de aguantar no se en virtud de qué. A las personas trabajadoras, que no basta con quejarse, ni como los socialistas clásicos sabían muy bien, no basta con votar. Además a las personas jóvenes hay que decirles alto y claro, hemos retrocedido décadas, muchas décadas y por tanto se les concita a plantar cara, que otros ya lo hicieron en condiciones más difíciles y si no, sus hijos ni ellos mismos, tendrán pensiones ni derecho a médicos y hospitales públicos tal y como Trump y el PP quieren.
El PP está urdiendo y llevando a la práctica la misma estrategia que Margaret Thatcher para destruir lo público y privatizarlo. Con una diferencia, al menos los británicos han sido capaces de reconstruir un laborismo de izquierdas y unirse en torno a él, al menos de forma defensiva, las personas jóvenes, la clase trabajadora, las diferentes corrientes de la izquierda ya moderada, pero consecuente, ya revolucionaria.