EL BAR DE PEPE
La Excelentísima señora, Doña Ada Colau, alcaldesa de la muy noble y leal ciudad de Barcelona, también llamada Ciudad Condal, está pasando por su periplo municipal más grave y preocupante de su breve historial político.
Ada Colau, es el perfecto ejemplo del “trepador político”, que es aquella persona que no necesita experiencia previa, ni estudios académicos o alguna mínima pizca de inteligencia, para asumir
Solo debe ser hipócrita, mentiroso y lucir una atractiva sonrisa en todo momento.
Sabe muy bien que usar “el doble discurso”, es un recurso válido de todo político que se precie, para esconder sus verdaderas intenciones.
El caso es que por aquellas cosas del “destino” y el apoyo de los de siempre, Ada se columpió hasta que pudo, en la poltrona del segundo municipio de España, el primero de Catalunya y de los más importantes de Europa y el mundo entero.
Si echamos una mirada al pasado de la Ada madrina, sin h, de los barceloneses, nos podemos encontrar con una mujer ambiciosa, sus estudios, más allá de dejar sin terminar la carrera de Filosofía en la Universidad de Barcelona, son escasos y su ambición desmedida.
Ada Colau, una de las fundadoras de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, empezó allá por los años 90 de activista en la Guerra del Golfo, movimiento okupa, etc. etc. Tenía muy claro, desde jovencita, que lo suyo era la trepa manía, o sea encaramarse si o si al carro de la política a sabiendas que se aseguraba el presente y el futuro.
A esta señora, aunque nacida en Barcelona en el año 1974, parece más bien nacida en Lugo en cuanto a su ambigüedad se refiera. Como buen trepa nunca sabes cuáles son sus intenciones. Ella quiere estar con todos, es independentista y, al mismo tiempo, denuncia a los independentistas. Se declara constitucionalista y, al mismo tiempo, critica la Constitución española.
El 15-M fue su movida ideal, tanto es así como se auto proclama abogada de los oprimidos, para oprimir a los mismos que defiende.
Ha pasado de ser defensora del movimiento “Okupa” para ser la primera en desalojarlos de los pisos y locales “okupados”, siempre ha maquillado la realidad según su conveniencia esta es su táctica preferida. Ada Colau tiene, políticamente hablando, los días contados, ella sabe muy bien que no es fácil alejarse del poder y de las ovaciones y aplausos, pero esas son las reglas del juego. Es mejor alejarse de las cámaras y los fogonazos de los fotógrafos. El silencio es lo más aconsejable, para volver intentarlo, aunque se debajo de otro paragua o paraguas.
La verdad es que los partidos políticos son un lugar perfecto para que se refugie la gente mediocre y haga una buena carrera y sin tener los méritos necesarios e incluso ganando más dinero que quien ha sudado toda su vida trabajando como un cabrón.