A mitad de mayo pasado, la Comisión Europea y 14 países miembro firmaron en Valetta, Malta, una declaración oficial de apoyo a las energías renovables en las 2.700 islas de la comunidad europea.
En el manifiesto “Energía Limpia para las Islas” hacen especial hincapié en señalar que su especial situación geográfica las hace idóneas para soluciones innovadoras y atractivas para la producción de energía endógena, respetuosa con el medio y sostenible; que reúnen las mejores condiciones para ser arquitectas de su propia transición energética; que la insularidad las hace casi absolutamente dependiente de los combustibles fósiles; que el turismo, clave para muchas de sus economías, ejerce por su fuerte demanda de energía, una presión sobre los recursos naturales y sus infraestructuras; que hay que tener muy en cuenta su vulnerabilidad frente al cambio climático… Y declaran la determinación conjunta de promover y apoyar más las transiciones de energía limpia a medida para las islas y actuar sobre el terreno para aunar esfuerzos públicos y privados y esforzarse para acelerar la transición a la energía limpia.
No es la primera vez que se establecen marcos para la promoción de las energías limpias en los territorios insulares. Me he hecho eco de ello en algunas ocasiones y ya he contado que en 2014 la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), organización intergubernamental que tiene como cometido principal colaborar con los países para facilitar la penetración de las energías no fósiles, y la Organización Mundial del Turismo, expresaron su voluntad de sumar voluntades para incitar al uso de las energías renovable en las islas. En una declaración conjunta, que fue hecha pública en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) y que titularon como “Las energías renovables y el turismo en las islas”, las dos organizaciones se comprometen a fomentar las inversiones en soluciones rentables de eficiencia energética y renovables para reducir su dependencia de los combustibles fósiles y sus emisiones de carbono a la atmósfera.
El manifiesto de IRENA y la OMT apunta que las islas soportan un gran costo energético debido a su dependencia de un gasóleo costosamente importado y causante del calentamiento global. A pesar de sus esfuerzos por mejorar la eficiencia energética, más del 90% del consumo energético de los PEID corresponde a importaciones de petróleo, lo que representa hasta el 20% de sus importaciones anuales. Puesto que el turismo es un pilar económico de muchas de esas islas, la inversión de los hoteles en ese tipo de opciones es clave para alcanzar estos objetivos. Las energías renovables utilizadas para calentar el agua, alimentar el aire acondicionado y generar electricidad pueden reducir los gastos de explotación de los hoteles, mejorar su sostenibilidad y a la vez hacerlos más atractivos para los turistas. Y recuerda que una mayor inversión en eficiencia energética y energías renovables es fundamental para construir un sector turístico más sostenible, competitivo y resistente en todo el mundo, y en particular en las islas.
Según elEconomista.es, tras la firma de la Declaración, el director general de IRENA, Adnan Z. Amin, y el secretario general de la OMT, Taleb Rifai, apostaron por la cooperación con los hoteles y las autoridades turísticas en la persecución de estos objetivos. Los dos incidieron en que, «la inversión de los hoteles insulares es vital para demostrar las ventajas empresariales de las energías renovables y hacer frente a la carga impuesta por los costosos combustibles fósiles que inhibe el desarrollo económico y social de las islas» y que «el turismo es un sector económico primordial para muchos PEID y un vector fundamental para el crecimiento socioeconómico inclusivo. Sin embargo, el desarrollo del turismo sostenible en las islas sigue afrontando numerosos desafíos, entre los que destaca el de su elevada dependencia de los combustibles fósiles. La sinergia del turismo y las energías renovables representa una poderosa fuerza que allanará el camino hacia soluciones en las que todos ganen, con el fin de llevar adelante la agenda de sostenibilidad en las islas».
La UE también coincide con este planteamiento y por eso ya en 2013 puso en marcha la iniciativa neZEH (nearly Zero Energy Hotels), que pretende convertir los hoteles existentes en edificios de consumo casi nulo. Se persigue reducir la dependencia energética y sobre todo las emisiones de gases de efecto invernadero en este sector, dado que actualmente los edificios consumen casi el 40% de toda la energía en Europa y emiten el 36 % de los gases de efecto invernadero. Un grupo de expertos reunidos el pasado mes de marzo en el Centro Demostrador TIC para la Innovación Turística del Cabildo en la jornada de Arquitectura Sostenible del Cabildo de Gran Canaria coincidieron en que Gran Canaria reúne las condiciones no solo necesarias, sino idóneas, para construir casas y hoteles de consumo casi nulo, una apuesta totalmente alineada con el proyecto de ecoisla de la institución en la que tienen una gran responsabilidad arquitectos, ingenieros y aparejadores.
Para el Parlamento Europeo, las fuentes renovables de energía —eólica, solar, hidroeléctrica, oceánica, geotérmica, de la biomasa y de los biocarburantes— constituyen alternativas a los combustibles fósiles que contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, diversificar el suministro energético y disminuir la dependencia respecto de los mercados —volátiles y poco fiables— de combustibles fósiles (en particular, el petróleo y el gas). La legislación europea relativa a la promoción de las energías renovables ha evolucionado notablemente en los últimos años. El futuro marco de actuación para el periodo posterior a 2020 está en proceso de debate. La Unión ya ha comenzado a prepararse para el periodo posterior a 2020, con vistas a ofrecer a los inversores una visión clara y temprana del régimen aplicable en dicho periodo. La energía renovable desempeña un papel fundamental en la estrategia de la Comisión a largo plazo esbozada en su «Hoja de Ruta de la Energía para 2050». Las hipótesis de descarbonización propuestas en dicha Hoja de Ruta para el sector de la energía apuntan a una cuota de energías renovables de, al menos, el 30 % para 2030.
El pasado 6 de julio, la CEOE de Tenerife publicó un comunicado llamando a la urgente necesidad de apostar por las energías renovables –más baratas, dicen- para disminuir la preocupante dependencia energética y tratar de nivelar la balanza comercial. Y demandan una regulación específica para Canarias. Ya no son solo los ilusos ecologistas los que defienden su necesidad.
No hay otro camino y además no es compatible con el gas que nos quieren imponer siguiendo distintos intereses, algunos con un buen componente torticero. A modo de referencia y aunque ya he hecho alusión a este tema en otras ocasiones, el diario digital El Independiente ha puesto el dedo en la llaga el pasado día 10 de julio. Para este medio de comunicación los hogares españoles pagan en el recibo de la luz 700 millones por centrales que no se usan. Y relata que en 2001 el Gobierno temió que se produjeran apagones dada la alta demanda de energía y porque desde 1987 no se habían ejecutado nuevas infraestructuras. Propiciado por el Gobierno de Aznar se produce entonces un boom de construcciones de nuevas plantas de ciclo combinado, que utilizan el gas para generar electricidad. Sin apenas informes rigurosos se alentó a que se construyeran alrededor de setentas nuevas centrales de gas con una potencia de 25.000 nuevos megavatios y con una inversión de más 13.000 millones de euros. Se hicieron y resultó un fiasco. La crisis y el auge de las renovables las ha dejado casi sin uso (la de El Musel en Gijón ni siquiera ha entrado en funcionamiento). No les salía a cuenta y el Gobierno de turno les creó ad hoc un incentivo que les sirviera de compensación y se les empezó a pagar para que estuvieran siempre disponibles para atender los picos de demanda. Como dice el diario un “por si acaso” que ya va por 700 millones de euros. Las eléctricas han intentado cerrar algunas centrales de gas por ruinosas pero el Gobierno no lo admite y ya Iberdrola y Gas Natural andan pidiendo indemnizaciones por más de mil millones de euros. Mientras la UE ha abierto una investigación por si se tratara de ayudas del Estado encubiertas a las eléctricas.
Un caos, un pufo y una irresponsabilidad que quieren repetir ahora en Canarias. En vez de acelerar las renovables sin condiciones y seguir los postulados europeos de descarbonización sustituyendo los fósiles por renovables, se retrasa una y otra vez la transición con excusas pueriles. Morgan Stanley acaba de aportar un informe en el que dice que las renovables se van a convertir en 2020 en las energías más baratas del mundo. Seb Henbest, autor principal del informe Bloomberg New Energy Finance, ha declarado recientemente que duda que el gas pueda jugar el papel de energía de transición ya que “las energías eólica y solar se están volviendo demasiado baratas demasiado rápido”. En el diario elEconomista.es, el consejero delegado y director general de la energética italiana Enel, Francesco Starace, ha afirmado que el grupo prevé cerrar todas sus instalaciones termoeléctricas en menos de 20 años, en torno a 2035. Starace reconoce que el objetivo de cerrar el parque termoeléctrico del grupo responde a motivos medioambientales pero también económicos: “Está empezando a ser más conveniente construir nuevas instalaciones que utilicen energías renovables que mantener en activo plantas termoeléctricas cuya inversión ya ha sido amortizada”. El directivo considera que el mundo globalizado camina hacia “un horizonte de sustitución de la energía convencional por la renovable”, un escenario positivo que permitirá “reducir las emisiones” contaminantes a la atmósfera. Ámsterdam prescindirá del gas natural desde ya escalonadamente para combatir el cambio climático. Noruega ha decidido prohibir usar el gas natural para calefacción a partir de 2020…y nosotros remando contracorriente. Y por aquí ahora andan intentando introducir el gas propanado, ruinoso si se destina solo para las industrias. El objetivo es abrir las puertas al gas ciudad. Otra trampa. Y Fernando Clavijo se extraña de que Greenpeace lo señale como “villano del clima”.