Demócrata, según la Real Academia de La Lengua, es aquella persona partidaria de la democracia. Y democracia, en ese mismo diccionario, en una de sus acepciones, es definida como “la participación de todos los miembros de un grupo o de una asociación en la toma de decisiones”.
Con estas dos acepciones en la mano, en Podemos llegamos a la conclusión de que en Canarias tenemos unos demócratas y una democracia sui generis. Y más, cuando a la hora de elaborar un Pacto de Estado contra la Violencia de Género se crea un grupo de trabajo por parte del Gobierno regional al que nunca fuimos convocadas. Esto nos hace llegar a dos conclusiones, o nunca se celebró ninguna jornada o estos demócratas sui géneris entienden que crear un grupo de trabajo es reunirse una sola vez para hacerse la foto. Habrá que redefinir los conceptos.
Y esto en Canarias, pero a nivel estatal también este Pacto, de cara al futuro, sufrirá un serio déficit en cuanto a la participación porque no contempla el necesario reconocimiento de la sociedad civil en la Comisión de Seguimiento. No contempla la implicación de los movimientos feministas, las asociaciones, los observatorios independientes, lo que empobrece enormemente la idea de pacto social que debería contenerse en el mismo.
Con respecto al contenido del Pacto de Estado, pese a ser correcto y suponer avances importantes en algunas cuestiones concretas, hay otras en las que nos parece insuficiente y mejorable, entre ellas el capítulo del presupuesto. Porque sobre el papel figura un atractivo montante de mil millones de euros a ejecutar en 5 años, pero la realidad es que de momento solo está garantizado un incremento de 44 millones, con los que ni siquiera se recuperarían los niveles de gasto dedicados a la erradicación de las violencias machistas previos a 2011.
No existe además en el documento ningún compromiso referente a todas aquellas políticas y organismos cuyos nombres no hacen referencia directa a la Violencia de Género, pero que son imprescindibles para garantizar las medidas destinadas a la prevención, detección y tratamiento integral de todas las formas de violencia machista.
Sin compromisos económicos concretos en materia de Servicios Sociales, Igualdad, Sanidad, Educación, Interior o incluso Exteriores, en la medida que tienen que ver con la Igualdad, o que afectan de forma especial a las mujeres, este no será el pacto al que aspiramos.
La violencia contra las mujeres ha demostrado ser algo que va más allá de la cuestión de género, es una pirámide en cuya cumbre se encuentran las asesinadas, pero que en sus peldaños intermedios encontramos múltiples manifestaciones que también son terribles, con distintos niveles de sufrimiento, cuya base y origen es la desigualdad.
El Pacto de Estado contra la Violencia de Género que queremos debe blindar y garantizar las políticas de Igualdad de forma transversal en todas las áreas, como la mejor estrategia de erradicación de las violencias machistas.
Debe ser un acuerdo social, político e institucional contra el machismo en todas sus formas de expresión, impulsado desde la parte institucional que garantice la lucha contra todas las formas de esta violencia.
Y sin presupuestos ni participación, las violencias machistas no son una Cuestión de Estado.
María del Río, Presidenta del Grupo Parlamentario Podemos y Secretaria de Feminismos e Igualdad de Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos Canarias.