Me siento en el deber de hablar de un personaje del nacionalismo canario importantísimo de nuestra historia reciente. Quizás porque he notado en ciertos sectores historiográficos una extraña relación de consanguineidad o afinidad política con otros personajes, menos positivos en la construcción nacional, a los que se le da amplio margen para reescribir esa historia.
Por suerte, Carlos Suárez escribió un libro en 2006, titulado “Mañana será mejor”, en el que pudo exponer y aclarar cuestiones de su vida social y política, tratadas en otras publicaciones que carecían de total veracidad o con verdades a medias. Con respecto a este libro, -que a mi parecer a día de hoy está secuestrado-, no sé qué tirada tuvo, pero lo cierto es que está agotado desde hace mucho tiempo y no se ha vuelto a reeditar. No porque el autor no quiera, y eso me consta, sino porque la editorial, por el motivo que sea, no ha dado carta de libertad a su reimpresión.
Carlos Suárez, considerado como un abogado de la clase obrera, comunista e independentista. Constituye el primer despacho independiente para tal fin en 1961, en Las Palmas de Gran Canaria, para ello contó con la ayuda inestimable de tres componentes del Canarias Libre; Arturo Cantero, Luis Alsó y Armando León Herrera (éste último, es otro personaje nacionalista muy importante por su activismo de organización y combate y al que creo que no se le ha dado el protagonismo histórico que se merece), donde aportaban sus contactos con la clase trabajadora.
En esos momentos de lucha y trabajo por la construcción nacional, -y después de más de siete años de clandestinidad y exilio-, al margen de dogmas impuestos por el comunismo español imperante, alterna su trabajo de abogado con la constitución del Partido Comunista Canario y sus organizaciones de masas, Pueblo Canario Unido y el Sindicato Obrero Canario, donde el propio Carlos valora de fundamental, el trabajo de Ana Doreste en el aspecto organizativo, infraestructura, reclutamiento y formación.
Me resulta curioso que un compendio de personas que crean estás organizaciones en la clandestinidad, jugándose sus trabajos y sacrificando sus vidas tuvieran detractores que los tachaban de “pequeños burgueses” “que hacen el trabajo a la burguesía local”. Mientras tanto su consigna era: “¡Nada de etiquetas!” “…Nos empiezan -a tocar a la puerta-, entran troskistas, prosoviéticos, prochinos, cristianos. Analizábamos, discutíamos, concluíamos y a trabajar…”. “Nos habíamos ganado el podernos autodenominar el Partido Comunista (p), de provisional…”. “…Para colmo, estaba desde Argel, la radio de Cubillo que con su peculiar estilo y contenido llegaba a todos los rincones, exaltando y entusiasmando los sentimientos nacionalistas de las más variadas gentes en nuestras islas. Era el desborde”.
El propio Carlos reconoce que al igual que cuando la batalla en el PCC, “tiró la toalla”, aburrido, por los diferentes intentos infructuosos de crear posteriormente algo sólido. También añade en su libro que se considera: “Un idealista ingenuo, bien intencionado que, condicionado por el medio en que vivió, aprovechó sus condiciones para, viviendo el día a día, poder dormir cada noche con la conciencia tranquila; pero que debió equivocarse y se quedó solo. Pensando que mañana será mejor.”
Aconsejo leer este libro para entender el declive de tantas traiciones y rupturas, el tema es bien interesante, pero no puedo estar más de acuerdo con las palabras que me dijo en persona el propio Carlos Suárez, al que sabe que respeto y admiro; “Si algo te puedo transmitir Brissón, es que el cansancio no es una justificación”, “Hay que continuar en la lucha, y a día de hoy, sí que me arrepiento de haber permitido que nos ganaran la partida y haberme marchado por el cansancio a tantas traiciones”.
Y continuando con sus propias palabras, y para finalizar; quiero lanzar una pregunta que ya dejó publicada en “El Diario de Las Palmas” entre los días 9 y 12 de marzo de 1992, con el título de “Envido” y que sigue estando de actualidad: ¿Qué debemos hacer los que nos consideramos nacionalistas consecuentes, los que queremos la transformación radical de nuestra realidad colonial?